RESEÑA: Vestidas de azul. Análisis social y cinematográfico de la mujer transexual en los años de la Transición Española.

Publicado el 14 enero 2021 por Jimenada

 VESTIDAS DE AZUL

ANALISIS SOCIAL Y CINEMATOGRÁFICO DE LA MUJER TRANSEXUAL EN LOS AÑOS DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA


Título: Vestidas de azul. Análisis social y cinematográfico de la mujer transexual en los años de la Transición Española. 
Autora: Valeria Vegas (Valencia, 1985) es licenciada en Comunicación Audiovisual. Desde el año 2015 escribe en medios como Vanity Fair, Shangay, Lecturas y Jot Down, entre otros. Es autora de los libros Grandes actrices del cine español (2015) y Ni puta ni santa. Las memorias de la Veneno (2016), biografía de Cristina Ortiz, mujer transexual y controvertido personaje televisivo de los años 90. Ha dirigido Manolita, la Chen de Arcos, galardonado como mejor documental español en el festival LesGaiCineMad 2016 y que recoge el testimonio y vivencias de la primera madre transexual que logró adoptar en España. Vestidas de azul. Análisis social y cinematográfico de la mujer transexual en los años de la Transición Española (2019) y Libérate. La cultura LGTBQ que abrió camino en España (2020) son sus últimos ensayos publicados. 

Editorial: Dos Bigotes. 
Idioma: español.
Sinopsis: Vestida de azul de Antonio Giménez-Rico fue el primer documental español protagonizado por seis mujeres transexuales que se estrenó en salas comerciales. Hoy, 35 años después y con la perspectiva que da el paso del tiempo, la periodista Valeria Vegas analiza cómo los medios y el cine abordaban la transexualidad en una época verdaderamente hostil para un colectivo tan expuesto como minoritario. A través de las circunstancias que rodearon a Eva, Loren, Tamara, Josette, Nacha y Renée, la autora indaga en aspectos como la prostitución, el espectáculo, la exclusión social o las leyes opresoras. Sus vidas son también las de otras muchas mujeres para las que no siempre la democracia fue sinónimo de libertad. 
Su lectura me ha parecido: amena, interesante, exhaustivamente documentada, plagada de sororidad trans, minuciosa, cinematográfica, importante en cuanto a su valor testimonial, necesaria para estos tiempos y los venideros... Hace unas semanas tuve el privilegio de asistir a la exposición Des/orden Moral. Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras en el IVAM (Institut Valencià d´Art Modern). Un paseo a través de la pintura, el cine, la fotografía, el dibujo, la escultura, la literatura y demás soportes artísticos que sin duda quedará alojado para siempre en mi memoria. A lo largo de todo el recorrido entre paredes oscuras, proyecciones en penumbra y cortinas rojas - y siempre con un ojo puesto en las flechas del suelo, una consecuencia más de la pandemia de la Covid-19 - las imágenes saltaban del lienzo para colarse en un imaginario que, aunque existente, no siempre ha conseguido colarse en nuestra cultura popular. La prostitución desfigurada y grotesca a través de los ojos de Otto Dix - veterano de la Primera Guerra Mundial al que el Nazismo le colocó la etiqueta de "artista degenerado" - las revistas porno de los años 20 y 30 - la desnudez de los cuerpos, tanto el masculino como el femenino, aún me sigue sorprendiendo - fragmentos de una primera película de temática homosexual rodada en el Berlín de la crisis económica y los cabarets - cuyo director fue un defensor de los derechos de la comunidad LGTBI en un momento en el que la sororidad del colectivo se reducía al ostracismo de la clandestinidad - la transexualidad - con los retratos que la pintora Gerda Wegener le hizo a su marido Einar Wegener, posteriormente conocida como Lili Elbe, siendo la primera persona trans en someterse a una operación de cambio de sexo a principios de siglo XX - así como la presencia de textos y fotografías de algunos de los iconos más importantes de la comunidad - como Virginia Woolf, Federico Grcía Lorca, Josephine Baker u Oscar Wilde entre otros -. Por supuesto, la exposición también incluía un apartado dedicado a las ideologías totalitarias y a como éstas acabaron por socavar aún más la clandestinidad o tirar por tierra la ligera visibilidad que ésta tenía en tiempos anteriores a su llegada en los años 30. Allí no podían faltar ni un fragmento del documental El triunfo de la voluntad, algunas esculturas del busto de Mussolini, imágenes de los numerosos monumentos que se levantaron a lo largo y ancho de la Unión Soviética glorificando el cuerpo del trabajador y, por supuesto, instantáneas más patrias. Esas en las que asistimos a una clase de costura de la Sección Femenina, a una fiesta donde las mujeres alzan el brazo jubilosas sin importar sus connotaciones fascistas y a un fastuoso Domingo de Ramos. Cuesta creer que entre doctrina franquista y señoras de luto y mantilla pudieran existir otras realidades más diversas, plurales, libres. Alejadas de esa España blanco y negro que, además de pasar hambre, castigaba la disidencia a golpe de tortura, cárcel o muerte. Y sí, las hubo, al principio escondidas, por miedo a las represalias, pero poco a poco, a medida que menguaba la salud del dictador, las voces ocultas comenzaron a hablar, a hacerse notar, a protestar. Sin embargo, no fue hasta hace cuatro días cuando, por fin, podemos acceder al conocimiento de sus vidas y experiencias. A la realidad de las mujeres trans de hace treinta y siete años en un país donde, a pesar de que la democracia daba sus primeros pasos, todavía seguían sufriendo el desprecio institucional y social. Vestidas de azul: un testimonio de trascendencia intergeneracional.  

Durante el invierno de 1984 se proyectó en los cines españoles un documental que bajo el título Vestida de azul venía a contar la historia de seis mujeres transexuales para, en el fondo, retratar unas condiciones, una situación y una época en la que, a pesar de los avances políticos-sociales, todavía se seguía discriminando por el simple hecho de sentirte mujer aún habiendo nacido varón. Hecho al que, si añadimos la confusión de términos y la desinformación imperante - ante esa falta de visibilidad - hacía de la vida de Eva, Loren, Tamara, Josette, Nacha y Renée un camino plagado de obstáculos. Seguramente su director, Antonio Gómez-Rico, jamás imaginó que el que fuera su documental más polémico en su momento fuese objeto de estudio, análisis y crítica extra cinematográfica por parte de Valeria Vegas. Una de las periodistas más en alza en este país gracias, en parte, a la publicación de las memorias de La Veneno en el año 2006. Popularidad que explotaría en el pasado 2020 con la adaptación en forma de serie de dicho libro por parte de los directores Javier Ambrossi y Javier Calvo, así como la presencia, dentro de la ficción, de un personaje inspirado en la propia Valeria con el que, no sólo asistimos a su relación con Cristina Ortiz y al proceso de escritura del texto, sino que además somos testigos de su propio descubrimiento, autoconciencia y transición de hombre a mujer. Eventos seriéfilos a parte, lo cierto es que una accede a una lectura así con las expectativas por las nubes, y no solo por quien lo firma, también por la complejidad del tema que se aborda en última instancia. Y sí, las expectativas se cumplen, hasta rebasar incluso. Si la o el lector no conoce este documental en concreto, tiene poca idea de cine español - y mucho menos desde el plano de la no ficción - o desconoce gran parte de la historia de la cultura y la comunidad LGTBI en España no pasa absolutamente nada. El carácter divulgativo que Vegas imprime en cada uno de los capítulos, su adecuada ordenación (prestando mucha atención a los antecedentes, coqueteando de este modo con el ensayo histórico), su disertación puramente cinematográfica (desprendiéndose de tecnicismos propios para que la lectura no resulte un autentico peñazo), su basto conocimiento sobre el cine español, de la Transición Española y de la comunidad LGTBI en esos años, su propia experiencia como mujer trans, las entrevistas, así como la bibliografía que podemos encontrar al final de su lectura hacen de Vestidas de azul - entiéndase el pertinente cambio del título - un texto no sólo interesante a nivel intelectual, también único en su concepción. Porque si por algo destaca el presente ensayo es por su pretensión a la hora de traspasar la pantalla, de ir más allá, de crear un nuevo relato al rededor de estas mujeres trans otorgándoles una necesaria visibilidad anteriormente negada. Un ejercicio de documentación y de análisis exhaustivo para iniciar un recorrido, a través del cual, el lector comprenderá que derechos y representación no siempre van de la mano. Un camino en el que sí, hemos cambiado, hemos avanzado, pero en el que un peligro llamado extrema derecha pretende tornar a esas realidades agazapadas, atemorizadas. 

Todo en Vestidas de azul sorprende. Desde esa falta de sororidad en el colectivo - en esa época ni siquiera existía la idea de colectivo como tal - hasta la ostentación como respuesta a los comentarios denigrantes o como mecanismo para suplir las carencias emocionales, pasando por las historias personales de cada una de las protagonistas que Gómez-Rico filmó en su día a día y en un conversatorio en el Palacio de Cristal de Madrid. A través de la pluma de Valeria Vegas vamos conociendo poco a poco sus agitadas biografías. Como la de Loren, la más mayor, quien estuvo encarcelada en Carabanchel. O la de Renée, peluquera de profesión y cuya familia, en el momento en el que se estrenó el film, no sabía de su vida como mujer. O la de Tamara, la gitana, maltratada por su familia debido a su condición que, sin embargo, encontró la felicidad de la mano de la actuación imitando a Lola Flores o a Isabel Pantoja. O la de Eva, en su momento bailarina de striptease e imitadora de Lina Morgan. Pero, sin duda, y sin desmerecer al resto de historias, como lectora que acaba de descubrir la existencia de estas mujeres, me quedo con las de Nacha y Josette. Únicas supervivientes de las seis que protagonizaron el documental y que, en el caso de la segunda, sí accedió a hablar con Valeria Vegas durante el proceso de documentación. Como bien se desprende en la pertinente entrevista, la cual podemos encontrar en las últimas páginas del ensayo, Josette llegó a casarse aún sabiendo su verdadera identidad de género e identidad sexual. Algo que, como se ve en el film, su mujer le echa en cara. Su caso ejemplifica muy bien la confusión entorno a la palabra "travesti", la cual en su momento se usaba para hablar tanto de las mujeres transgénero así como de transformistas. Todo se metía en el mismo saco, fruto sin duda de la desinformación y el poco conocimiento respecto a su propia condición. Por su parte, Nacha - cuyo testimonio lo conocemos a través de su hermana - nos habla de una vida dedicada al ejercicio de la prostitución ante la falta de oportunidades laborales para las mujeres trans, una lacra que, por cierto, actualmente seguimos arrastrando. La película se estrenó, pasó por el Festival de San Sebastián, la sociedad de su tiempo le añadió la etiqueta "maldita" y poco a poco los nombres de Loren, Nacha, Josette, Tamara, Eva y Renée se fueron diluyendo en los márgenes de una historia que, todavía, no les había prestado la atención que merecían. Por eso libros como el de Valeria Vegas resultan de gran importancia ya que, como si de una operación de socorrismo se tratara, reaniman y devuelven a la vida a una serie de personajes anónimos que, tras un prolongado olvido, se alzan pletóricos, orgullosos de que su legado, por fin, inspire a las generaciones venideras. 
Vestidas de azul: una historia de lucha, reivindicación, ignorancia, discriminación, bajos fondos, visibilidad, representación, existencia, supervivencia... Un ensayo cuyos pasajes deberían estar presentes en más de un libro de historia. 
Frases o párrafos favoritos: 
"No cabe duda que, en estas últimas cuatro décadas, España ha avanzado legislativa, jurídica e incluso éticamente en lo que a medios de comunicación se refiere. Puede que haya sido una revolución lenta, que hizo que ni tan siquiera la pudiesen vislumbrar algunas de las protagonistas de Vestida de azul y sus compañeras de generación, pero que en definitiva ha supuesto una realidad frente a lo que parecía utopía."
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Dos Bigotes