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Reseñas 2x1: "LA LLUVIA DE IONAH" de Santiago Pajares y "CÓMO MATÉ A MI PADRE" de Sara Jaramillo

Publicado el 29 agosto 2021 por Marianleemaslibros

“—¿Por qué ya no llueve, madre? —Porque la lluvia indicaría que el desierto ha perdido, y el desierto nunca pierde. —Entonces, ¿nunca lloverá? —Sí lo hará. —¿Cuándo? —Cuando las cosas vuelvan a cambiar.
Eso es lo que hago. Imagino lluvia. Madre sí que vio lluvia muchas, muchas veces. Me decía que para ella era algo normal, que no le daba mayor importancia. Yo no podía imaginarme cómo podía ser así."
Ionah siempre ha vivido en el desierto, nunca ha visto a otro ser humano a excepción de su madre y no sabe lo que es la lluvia. Durante años su madre le ha enseñado a sobrevivir y, cuando ésta muere prematuramente, Ionah debe aprender a vivir en soledad. Cuando Ionah se hace adulto, tendrá que tomar una decisión: en el cobertizo tiene seguridad y, más allá de las dunas que lo rodean, le esperan incontables peligros aunque también compañía..



“Pero resignarse toma tiempo. A todos nos tomó. Luego nos fusionamos con esa masa silenciosa, nos dedicamos a tratar de vivir con el trasfondo de la ausencia, mientras la gente alrededor pensaba que ya se nos había olvidado, como si ese tipo de cosas pudieran ser removidas de la mente.
Pues no, ni un solo día se deja de pensar en ellas. Son como un pensamiento fijo, interrumpido de vez en cuando por esa sucesión de otras cosas a las que, en conjunto, llamamos vida”
Cuando tenía once años, un sicario mató a mi padre. Yo era una niña que no imaginaba que algo así pudiera pasar. Pero pasó. Todavía me cuesta creer que apenas treinta y cinco gramos de acero y un gramo de pólvora hayan podido acabar con una familia.
"LA LLUVIA DE IONAH"
La lluvia de Ionah es la segunda novela de Santiago Pajares y fue publicada en 2015, la cuarta de las cinco que tiene hasta ahora. No parece que sea un autor muy prolífico, no, y me parece extraño, más que nada porque descubrirlo ha sido toda una sorpresa para mi, y grata, muy grata. Su prosa de la buena, su estilo seco, preciso y una trama peculiar escrita con mucha dulzura aunque no exenta de cierta dureza, me ha cautivado, más bien me ha impactado.
Escrita como una especie de fábula, podría decirse que a modo de cuento, Pajares nos presenta la historia y la aventura personal de Ionah, un adolescente (ya casi un hombre) que nació y creció en el desierto, y que lo único que conoce es ese universo de arena, dunas, buitres y lagartos. “Madre”, su madre, le ha contado todo lo que había en el mundo de antes, de antes de que todo cambiara, de que el mundo tal y como lo conocemos hoy en día desapareciera. Le ha contado que a su padre lo mataron y ella tuvo que refugiarse, embarazada, en el desierto. Le ha hablado de como eran las personas, cómo eran las cosas que existían antes, cómo vivían, le ha hablado de los animales, de la lluvia que antes sí caía, y Ionah se esfuerza por imaginarlo todo, crearse sus propias imágenes mentales de todo eso que nunca ha visto con sus propios ojos. 
Ambos han sobrevivido en medio de la nada, abasteciéndose de un pequeño pozo, un huerto, y algunas trampas para poder comer lagartos como único aporte proteico al alcance de sus manos y cuando Madre fallece de forma inesperada para él, Ionah tendrá que tomar una decisión si quiere descubrir lo que hay más allá de las dunas, descubrir que fue lo que cambió el mundo. Una decisión difícil la de dejar atrás lo que ha sido su hogar, todo lo que ha conocido desde que nació, difícil lo de meter en una pequeña mochila sus pocas y preciadas pertenencias. Echar a andar, un paso, otro paso y otro paso. . . y empezar a afrontar él solito los incontables peligros que depara el desierto, porque el desierto no perdona, el desierto es solo para los valientes, para los que no se dejan amilanar. 
¿Sabéis de esas pequeñas joyitas literarias que a veces por casualidad descubres y ya se quedan contigo para siempre, que atesoras siempre? Eso es “La lluvia de Ionah”, una novela breve, pero que a mi me ha parecido grande, inmensa, una novela que encierra una historia de crecimiento personal, una exploración de los límites de la supervivencia donde se demuestra que la fuerza interior de un niño, acompañado por la fuerza que le da la voz de su madre muerta, puede llegar a ser más fuerte que las tormentas de arena, que las mordeduras de serpiente, que el hambre, la sed atroz y el sol abrasador. Una historia que no deja indiferente, en la que su trasfondo apocalíptico no tiene demasiado peso en sí mismo, no importa qué produjo el caos, aquí, lo que de verdad importa es sobrevivir, aprender, descubrir cosas nuevas, caer y volver a levantarse, caminar hacia adelante, siempre hacia adelante. No importa no ver nada más allá de la arena, de las dunas interminables del desierto, importa no perder nunca la esperanza para poder averiguar si el esfuerzo habrá merecido la pena.
Creo que lo peor es no saber cuándo acabará, hasta dónde me veré obligado a estirar las fuerzas que me quedan. Si supiera que atravesadas mil dunas llegaría a mi destino, tengo la sensación de que sería capaz de hacerlo, que podría contarlas una a una. Pero no lo sé, y que hoy me encuentre fuerte no quiere decir que mañana sea igual. Pero incluso las dunas se terminarán. Lo sé porque madre me lo contó. No sé que habrá después, y eso me asusta. Quizá no sea exactamente eso. Quizá lo que más me aterra es que mis fuerzas se acaben cuando me separen pocas dunas de mi destino. Porque si supiera que va a ser así, me tumbaría en la arena y usaría la última bala, la mía. Pero no lo sé, y por eso continúo caminando. Un pie detrás de otro. Duna tras duna, día tras día.
 ¿Sabéis de esos personajes que perduran siempre, que nunca olvidas por mas tiempo que pase? Ese es Ionah, un hombre-niño valiente que solo desea ver y sentir la lluvia por primera vez, huir de la soledad, poder hablar con alguien, descubrir ese fascinante mundo que solo conoce a través de su madre.
Tal vez el lugar al que debes regresar no sea siempre un lugar
Tener algo, perderlo, recuperarlo y volverlo a perder es mucho peor que no haberlo tenido nunca​.

Mi nota es la máxima:


"CÓMO MATÉ A MI PADRE"
Encaré esta novela atraída sobre todo por su bella cubierta y por ese título tan llamativo e impactante, si bien ahora sé que engañoso.La encaré sabiendo únicamente que la autora es colombiana (Medellín, 1979) y que, en este su primer libro, nos contaba una historia totalmente real, su historia real. Pero lo que no sabía en ese momento, por no haber leído la sinopsis, era que cuando tenía tan solo 11 años (en 1991), el padre de Sara Jaramillo fue asesinado a sangre fría por un sicario delante de la casa de su abuela. Tampoco sabía que la forma de escribir de esta autora me iba a gustar tanto, que la historia que se narra en “Cómo maté a mi padre” me iba a llegar tan hondo, ni que el final de la novela me iba a impactar cómo lo hizo.
Es fácil empatizar y meterse en la piel de esa familia destruida, pero sobre todo de esa niña que comprende, pero no comprende, una niña que era feliz hasta ese día de mayo en el que su padre se despidió de ella con una mueca, sin saber que sería el último, que ya no habrían más despedidas, ni más reencuentros. Ese día en el que una bala y un gramo de pólvora se llevó lejos esa felicidad y los sumió a su madre y a sus cuatro hermanos en un denso y perpetuo silencio, un silencio de por vida de esos que pretenden ocultar, acallar los pensamientos, la angustia, la rabia, la tristeza. Porque parece que, si no se habla de algo, es como si nunca hubiera ocurrido.
No volvimos a mencionar el nombre del papá. No hablamos de lo que le pasó. Cuando alguien tocaba el tema, desviábamos la conversación. Lo matamos con la fuerza de nuestro propio silencio. A veces, tenía que esforzarme en recordar su cara, sus muecas, la forma como su nombre reverberaba al salir de mi garganta.

Pero callar y dejarse todo dentro puede llegar a ser muy destructivo, por eso Sara, metafóricamente hablando, se desnuda por completo veinte años después en esta novela, consigue sacar, escupir, vomitar todos esos sentimientos oprimidos y silenciados durante tanto tiempo. En alguna entrevista suya que he leído, la autora explica que escribirlo todo de su puño y letra ha sido sanador, una auténtica liberación tanto para ella como para su familia, que reconocer lo sentido, lo vivido, lo no comprendido, ver su historia plasmada en un texto, ha sido un bálsamo curativo para todos ellos, una cicatrización definitiva para esa herida que todavía seguía abierta: “escribir hacía que me sintiera mal y también bien; comprendí que era mejor exteriorizarlo que tenerlo escondido. Pasó de ser algo de lo que no hablaba, a poder hacerlo sin atadura. Mi madre en su afán de hacerse la fuerte manejó mucho silencio, y vinimos a hablar ahora, tras la salida del libro. Al hacerlo sin temor, ni cosas malucas, eso deja de dominarte, tú pasas a tener el poder”.Porque si el asesinato del padre fue el principio del fin, fue empezar a andar por la cuerda floja para algunos de los miembros de su familia (como su hermano Pablo que cayó en la droga), el hecho de escribir y publicar esta novela, es lo que de verdad ha ayudado a Sara a “matar a su padre” de forma definitiva en su corazón y en su memoria. Mirad que párrafo tan tremendo y tan representativo de su prosa:
Muérete ya, de una buena vez. Deja que tu fosa sean las hojas de este libro y que, en vez de cubrirte de tierra, lo haga con todas esas palabras que callamos.Toma estas palabras, son como balas al aire. Sabes de sobra que una vez disparadas no pueden devolverse. Eres el blanco, deja que te impacten. No nos teñiremos de sangre sino de tinta. No habrá dolor sino liberación. Te mato con palabras porque son la única arma que poseo. Te mato porque estoy cansada de intentar mantenerte vivo en mi cabeza. Te mato para que puedas vivir en este libro. Tu ausencia es como un hueco que nunca se llena, un hueco vacío que no quiero seguir mirando porque eso es algo que he hecho hasta cansarme. Es hora de mirar hacia otra parte. No pongas a prueba mi puntería, no permitas que este sea otro intento fallido, necesito que te mueras de nuevo. Y asegúrate de que esta vez sea para siempre.

Me sorprende la cantidad de buenas escritoras sudamericanas que estoy descubriendo últimamente y me quedo con ganas de leer algo más de Sara Jaramillo, con mucha curiosidad de saber como sería su estilo en una verdadera obra de ficción, una obra totalmente inventada, de hecho, ya tengo en mi poder “Donde cantan las ballenas”, publicada en España en 2021. Sin duda una autora que voy a tener muy en cuenta de ahora en adelante, me ha encantado leerla.
Resumiendo: “Como mate a mi padre” es una historia autobiográfica, contada en primera persona por su protagonista cuyo padre fue asesinado en Medellín, en una de las épocas más violentas que ha sufrido la historia de Colombia. Una lectura valiente, dura, sincera, escrita desde el corazón de una niña que ahora es adulta, una niña marcada de por vida por el dolor que deja la ausencia.
El silencio es algo que se teje y se entreteje igual que una araña hace su red. Nadie sabe lo que pesa el silencio hasta que lo lleva por dentro. Nadie sabe el ruido que genera, lo que aturde, lo que remueve

La ausencia es un hueco sin final. Se olvida a ratos, pero no se supera.

Mi nota es la máxima:

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