Titulo original: Man on a ledge. Dirección: A. Leth. Guión: P. F. Fenjves. Protagonistas: S. Worthington y E. Banks. Fotografía: P. Cameron. Montaje: K. Stitt. Música: H. Jackman. Productoras: Summit Entertainment y Di Boniventura Pictures. EE.UU. 2012.
Cuando ya empezaba a pensar que todo el cine industrial estadounidense actual era basura, me he encontrado con Al borde del abismo, una película que demuestra que aún hay artesanos en EE.UU. (aunque no estadounidenses) que saben cómo hay que hacer las cosas. Al borde del abismo es una película modesta y convencional. Previsible. Pero está hecha con cabeza y ganas de modo que entretiene mucho.
El guión cuenta la típica historia del héroe que representa al hombre común desacreditado injustamente por los poderosos que recupera su honor (y se gana una chica) por medios tan heterodoxos como espectaculares. Nada nuevo. Personajes cuestionados con ganas de revindicarse, ricos que lo son por ser malvados, secundarios graciosos, embrollos, suspense, disparates, dinamismo y lógica infantil. Un guión industrial perfecto por lo bien desarrollado que está. Sobre esta buena y firme base el resto de la plantilla hace un trabajo competente. En ella destaca por su belleza y entusiasmo G. Rodríguez. Le da el toque de alegría que toda película gris necesita.
Por debajo de la historia hay una simplista critica a los ideales estadounidenses que han llevado a la crisis de modo que Al borde del abismo es una parábola de como los ricos, a pesar de esta, siguen siendo ricos porque con su poder han logrado que la sufran los ciudadanos del montón. Pop estadounidense clásico en estado puro. Hay que aplaudir que un producto industrial quiera ser algo más que entretenimiento descerebrado. Sin embargo, el maniqueísmo (la codicia no es patrimonio de los ricos) y el aire de cuento que Al borde del abismo va tomando a medida que progresa dinamitan su crítica. Por ello, al final, se ha decidido presentarla como un thriller de timadores en la tradición de El golpe (G. Roy Hill 1973) y no como una película catártica donde el héroe del pueblo cinematográfico revindica a sus semejantes triunfando sobre los poderosos. El entretenimiento se sobrepone a la reflexión, era de esperar en un producto industrial. Quizás por eso el actorazo E. Harris está ridículo.
Valoración: 5,5. Entretenida.