Bien es cierto que siempre resulta difícil realizar un remake de cualquier película considerada como la mejor del género (pues la versión del año1985 para muchos ciertamente lo es). Sin embargo, desde hace varios años un servidor ha dejado de ser crítico con este tipo de cosas, y francamente no me hacía ilusiones de ver un largometraje que estuviera a la altura del original, sino que me conformaba con algo que al menos me hiciera pasar un rato ameno. Y verdaderamente creo que Day of the Dead cumple en la simple y llana función de tener al espectador entretenido durante los escasos 90 minutos que dura.
Al contrario que ocurre en muchas películas de este tipo que proliferan últimamente, en esta que nos ocupa sí vamos a encontrar un origen para esta plaga, que viene explicado como consecuencia de un experimento con unos agentes bioquímicos (por parte de los militares), con la intención de crear un virus usado para paralizar a las tropas enemigas por varias horas. Sin embargo, lo que empezó como un proyecto con el fin de salvar vidas acabó mutando a lo bestia, y por ironías del destino se ha convertido en algo totalmente opuesto. El escenario de la tragedia es un pequeño pueblecito de Colorado, donde poco a poco empieza a extenderse esa misteriosa infección que se transmite por el aire entre sus habitantes, con unos síntomas iniciales que recuerdan mucho a los de la gripe común (en este sentido toda esta parte me recordó bastante a lo que leí en su día en el cómic de Apocalipsis de Stephen King).
Como es de suponer, los infectados pronto empezarán a transformarse en zombies ávidos de carnaza humana, y una vez más se recurrirá al sempiterno cliché de grupo de supervivientes que las pasan canutas para poder sobrevivir a todo ese escenario dantesco. Cuando el film empezó a degenerar en este estereotipo, francamente me temía lo peor, pero hay que decir en su favor que todo transcurre a un buen ritmo, de forma que a pesar de caer en ese manido cliché la película está repleta de momentos de tensión con los que uno llega a pasarlo hasta un poco mal por las situaciones en la que se ven envueltos los protagonistas.
Además todo ello está aderazado por la moda imperante actualmente de retratar a estos seres putrefactos con esos rasgos de velocidad y agilidad supina en plan Jesse Owens “dopao”. Ello contribuye a ahondar en la idea de que en esta vida no hay nada que pueda dar más miedo que un ser que corre a toda hostia detrás de tí con intenciones aviesas de arrancarte la carne a bocados. Pero por si eso fuera poco, los zombies (o infectados) de este film saltan y trepan como los Hunters del Left 4 Dead, y eso sí que acongoja todavía más, por el hecho de que un zombie llegue a lugares practicamente inaccesibles en los que a priori uno cree estar salvo.
Como veis, el parecido con la original es pura coincidencia, ya que si el film del año 1985 se desarrolla casi enteramente en un cuartel militar con zombies lentos y torpes, en este remake de 2008 el hilo argumental transcurre en distintos lugares de ese pueblecito, quedando la parte que se desarrolla dentro del cuartel hacia final del film. Bien podría decirse que este remake únicamente se limita a tomar prestadas pequeñas ideas de aquella, como es por ejemplo el hecho de que los zombies conservan ciertos recuerdos de su vida pasada. ¡Ah!, y también toma los nombres de los protagonistas (Rhodes, Sarah, Salazar…), pues son los mismos que los de la original. Por lo demás es una adaptación bastante libre, aunque no por ello mala del todo. Es más, personalmente la recomiendo para pasar un rato ameno si eres mínimamente dado a este género.