Título original: Seeking justice. Director: R. Donaldson. Guión: R. Tannen. Protagonistas: N. Cage y G. Pearce. Fotografía: R. Tattersall. Montaje: J. Cassidy. Música: J. P. Robinson. Productora: Endgame Entairtement. EE.UU. 2011.
Me extraña que todavía N. Cage siga trabajando. A estas alturas debería ser veneno para las taquillas porque, como de un tiempo a esta parte debe aceptar cualquier cosa por motivos económicos, todo lo que ha hecho ha sido basura. Todo potencial espectador debería saber ya que no hay que ver sus películas. Eso, por lo visto, no ha ocurrido todavía pero imagino que el último clavo del ataúd será El pacto.
Esa película es muy mala y, además, muy rancia. Su historia es un cliché forjado en los cada vez más lejanos 70. Cuando la policía de un EE.UU. debastado por la Crisis del Petróleo se vio superada por la criminalidad. En ese momento surgieron las películas de justicieros o vengadores (para los protestantes es más o menos lo mismo). Personas que con sus esfuerzos individuales e ilegales castigaban a los delincuentes, aparentemente complementando el sistema desbordado pero en verdad subvirtiéndolo. El pacto es una rama tardía de este tronco que en los 80 se convirtió en cine infantil y que a partir de los 90 se ha convertido en un subproducto.
La película es remala porque el guión, naturalmente, es un disparate, la producción es sobria y sus artífices son todos unos mediocres. Su única originalidad es presentar al justiciero como una persona pacífica. El típico ciudadano opulento, esta dispuesto a ordenar que maten pero no a mancharse las manos. Esto último, la baza del film, no da juego en una historia infantilmente polémica porque no hay tras ella ninguna neurona.
Así pues El pacto es una película que caducó hace 20 años en la que N. Cage sigue resistiéndose a ahogarse sin que parezca capaz de salvarse de su propia necedad. Lo triste es que un gran actor como es G. Pearce le siga por ese camino. Esta película está muy por debajo de su nivel.
Valoración: 2. Desastrosa.