Director: A. Jolie. Guión: A. Jolie. Protagonistas: G. Kostic y Z. Marjanovic. Fotografía: D. Semler. Montaje: P. Rommel. Música: G. Yared. Productora: GK Films. EE.UU. 2011.
El inicio de las películas es el termómetro de las mismas porque en sus primeros minutos se delatan. El comienzo de un film siempre te desvela como es. Esto es así porque es la escena más pensada de todas. Tanto el guionista como el productor y el director se la piensan mucho. No importa que la escena del principio no se ruede la primera, como es el comienzo recibe más atención tanto porque es la tarjeta de presentación como porque es la primera y, por tanto, la que más tiempo de concepción ha tenido. Esta es la regla de oro del cine. Por tanto, si el principio no te convence puedes dejar de ver la película porque la cosa no va a cambiar. A esta regla no escapa la opera prima de la Jolie. Comienza con un plano general de unas montañas donde se sobreimpone unas líneas donde se equipara a los croatas y serbios con los musulmanes. Toma ya. Se asimilan etnias con creencias. La Jolie tenía que haber comenzado con croatas, serios y bosnios o con católicos, ortodoxos y musulmanes. Por tanto no estamos ante una película seria y rigurosa. El hacer equivaler cosas distintas pone en evidencia que lo que vamos a ver es el típico espectáculo yanki falto de rigor y de profundidad. La Jolie no es una outsider como ella quiere sino otra paleta estadounidense más.
El resto de la película (126 minutos) está en consonancia con el principio. La regla se cumple. La Jolie muestra en En tierra de sangre y miel que ha aprendido muy bien las reglas del Hollywood Clásico: no te documentes demasiado, haz una trama sencilla, mete una historia de amor como sea y no trates de ser riguroso porque el espectador yanki no tiene ni idea de nada así que no va a detectar los errores. Las reglas para dirigir también las ha interiorizado bien. Así, la dirección de la Jolie es clásica. La mujer sólo muestra personalidad en las elipsis y en algún plano estético poco original, en lo demás su dirección es puramente funcional e industrial. No está mal que haya sido humilde en sus principios pero también estos reflejan que es una mediocre. Así, donde está la personalidad de la Jolie es en la elección de un tema poco hollado, en un final no exactamente jolibudiense y en un sesgo feminista que lo impregna todo que agua aún más sus pretensiones de ser rigurosa y denunciante. Al final la película resume la Guerra de Yugoslavia como un conflicto donde se vejaron a muchas mujeres. Eso es todo. En la Guerra de Yugoslavia sólo sufrieron las mujeres y todas las acciones de guerra fueron hechas por hombres y sólo consistieron en vejar mujeres. Esto no sólo es lo que dice el sesgado epílogo sino la propia película que cuenta la historia de una joven musulmana obligada a servir, en el amplio sentido de esa palabra, a los serbios que hasta hace poco eran sus “amables” vecinos. Por eso se critica a esta película. El tema no es que culpabilice de todo a los servobosnios, sino que es parcial y superficial. Aunque la Jolie al final de la peícula trata de ponerse cultureta se olvida de los más evidente, Yugoslavia es un invento de las naciones vencedoras de la Primera Guerra Mundial. Naciones que jamás habían convivido en un mismo país (los croatas siempre habían sido súbditos de los austriacos, los servios habían sido independientes y los bosnios siempre habían sido súbditos de los turcos) y que no tenían nada en común (los croatas son católicos y usan el alfabeto latino, los servios son ortodoxos y usan el alfabeto cirílico y los bosnios son musulmanes y usan el alfabeto árabe de modo que aunque todos hablan la misma lengua no pueden entenderse por escrito) salvo vivir en los Balcanes y ser eslavos fueron obligados a entenderse. El proyecto fue mal desde el principio de modo que sólo pudo mantenerse mediante una dictadura comunista heterodoxa donde el partido era lo único transversal. Está ahí y no en los odios heredados la razón de la Guerra de Yugoslavia. Un país que a juzgar por el film escrito y dirigido por la Jolie existe desde siempre y nunca tuvo un pasado comunista o dictatorial.
Por lo demás la película es correcta. Las reglas de Hollywood son tan buenas que siempre funcionan. No ofrecen nada pero son un antídoto contra el aburrimiento. Los actores están bien pero tampoco hacen nada especial. Es la típica película mediocre que busca solventar su fatuidad tratando un tema serio e intentando ser crítica, pero no nos la da con queso porque se delata en el primer minuto. Así, En tierra de sangre y miel se queda en la superficie (2 horas no dan para tratar un tema complejo de forma rigurosa) y la crítica a los agentes internacionales (los cuales, por otro lado, intenta hacer con los países lo mismo que nosotros con nuestros vecinos, dejarlos que vivan como les dé la gana) es una excusa para hacer una denuncia feminista, por tanto, sesgada e injusta por lo que no se puede tener en cuenta.
Así pues, la película de la Jolie es del montón porque se queda en los lugares comunes. Para lo único que sirve es para demostrar que si uno es lo suficientemente popular puede hacer muchas cosas que de otro modo no puede. En tierra de sangre y miel jamás se habría estrenado en España si no fuese de la Jolie. Es mediocre, es parcial y trata un tema que no interesa al público español. Puestos a denunciar Jolie, ¿por qué no has elegido un tema actual?
Valoración: 3,5. Parcial y tópica.