Los extraterrestres vuelven a estar en la cresta de la ola, aunque he de decir que en mi barrio los alienígenas están de moda siempre, porque aquí hay cada uno con un pelaje que yo no digo “ná”. El caso es que últimamente han proliferado películas de esta temática tales como Skyline, la magnífica Distrito 9, la futura Cowboys & Aliens, el remake de la serie V o la reciente Falling Skies creada por Steven Spielberg. Y como un servidor es bastante dado a toda este temática de la ciencia-ficción con seres extraterrestres pululando de por medio, qué menos que jugársela con Invasión a la Tierra, dirigida por el sudafricano Jonathan Liebesman.
Por cierto, hay que comentar que aunque esto que voy a decir suene a paranoia, el film está inspirado en el suceso ocurrido la noche del 24 al 25 de febrero de 1942, del que existen informes reales de testigos asegurando la presencia de objetos desconocidos sobre Los Ángeles, que provocaron un ataque de artillería antiaérea sobre unos objetos plateados que se movían a velocidades increíbles en altitudes de entre 3.000 y 6.000 metros. Da que pensar, ¿eh?.
Entrando ya en el meollo del film, hay que decir que todo comienza con lo que a priori parecen unos simples meteoritos que van a caer en la tierra, pero que finalmente acaban resultando algo más chungo que eso. Son objetos que caen en el mar pero no a velocidad terminal, sino que frenan su velocidad antes de impactar, y ello escama a la NASA (porque al igual que los que compran en el Mediamarkt, ellos no son tontos).
Y es que Invasión a la tierra es otro de esos films que nos cuenta la repentina llegada de marcianitos que, de buenas a primeras y sin mediar ningún tipo de diálogo ni atisbo de contacto, comienzan una invasión en toda regla sembrando el caos, la destrucción, el pánico y arramplando a lo Arteche con todo lo que pillan. Han venido a por nuestros recursos y no se irán de aquí hasta que los consigan o hasta que nos conquisten. Pronto veremos que Los Ángeles es el último bastión ofensivo de toda la costa oeste y por eso la ciudad ha de resistir sea como sea. Será a partir de aquí cuando el protagonismo del film recae en la figura del sargento Michael Nantz (Aaron Eckhart) y su batallón de marines, quienes tendrán la misión de hacer frente a un enemigo realmente chungo de abatir mientras evacúan a un puñado de civiles de una de las zonas que va a ser bombardeada.
Ciertamente este film me ha recordado muy mucho a la película de Ridley Scott titulada Black Hawk derribado, sustituyendo a los somalíes por alienígenas con muy malas pulgas y que no dejan humano con cabeza. Y es que hay que reconocer que Invasión a la Tierra es una de esas pelis intensas en las que desde que empieza el meollo puro y duro eso es un no parar y un locurón de tiros, explosiones y acción con soldados haciendo lo posible por sobrevivir, marines que no abandonan ni dejan atrás a ningún compañero, soldados inexpertos que sienten en sus carnes el miedo de la batalla y mandos que se lamentan por decisiones tomadas que conllevan la pérdida de hombres. Tampoco faltarán las banderitas americanas metidas ahí de refilón, que para eso los yanquis son muy suyos.
Con todo esto lo que quiero decir es que si eres uno de esos a los que le enervan las pelis que sirven de exaltación de los marines, y nos hablan sobre lo unidos que están, lo majos y lo buenos que son y que al final acaban salvando la papeleta en plan heroicidad supina descubriendo el punto débil de los bichos esos y cambiando las tornas de la batalla devolviendo la esperanza humanidad, terminarás hasta el ojete de ver a tanto tío valiente luchando y peleando aunque todo parezca perdido, y contentos de dar su vida en combate muriendo como tiarrones. Pero si pasas por alto todas esas americanadas militaristas y patrióticas y te evades un poco de todo ese mensaje implícito, Invasión a la Tierra resulta un film de acción bastante entretenido con escenas ciertamente espectaculares y con ciertos momentos de tensión muy conseguidos.
Así que si eres uno de esos que no te llevas muy bien con las películas en las que los americanos son los grandes salvadores, no te recomiendo esta película porque acabarás más “quemao” que la moto de un hippie. Yo personalmente dejé un poco de lado todos esos clichés americanistas y he de decir que lo pasé bastante bien con su visionado, porque como film de tiroteos, explosiones y de acción esto es un no parar y un locurón hasta llegar al final. Así que tú decides si te la juegas o no, macho (avisado estás).
Por cierto, ¿nadie le ha dicho a Michelle Rodríguez que está ya muy encasillada en el papel de militar chunga con aires de tipa dura a la que no hay quien la tosa?. Pues ea, se lo digo yo ahora.
Sr. Grifter
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