Otra película sobre la superación en el mundo del deporte. Eso podrían pensar los espectadores ante el último largometraje de Bennett Miller, ‘Moneyball: Rompiendo las reglas’. No obstante, el filme, que llega a nuestros cines el 3 de febrero, pretende ser algo más que la típica historia del equipo pequeño que logra grandes cosas.
Basada en una historia real, ‘Moneyball’ cuenta cómo Billy Beane, interpretado magistralmente por Brad Pitt, logra dirigir un equipo modesto hasta las cotas más altas del mundo del béisbol. Tras su fracaso como jugador profesional, Billy decide dedicarse a ese deporte desde los despachos ejerciendo de gerente general de los Oakland Athletics. Limitado por un más que modesto presupuesto y tras haber perdido a sus mejores jugadores a manos de los grandes equipos, Beane se ve obligado a desarrollar una nueva estrategia de fichaje, basándose en las teorías estadísticas de Bill James. Modelo de gestión deportiva que más tarde seguirían muchos otros equipos, llevando a alguno a ser campeón de la liga. Para ello contará con la ayuda de Peter Brand (Jonah Hill), un joven economista de Yale.
Cierto es que ‘Moneyball’ cuenta una trama mil veces repetida, que nos puede recordar a películas como ‘Invictus’ o ‘Un domingo cualquiera’. Sin embargo, el filme, nominado a seis Oscar, logra ir más allá del ámbito deportivo y transmitir un mensaje aplicable a otros campos. El largometraje llega a los cines en el momento perfecto: en tiempos de una fuerte crisis financiera en la que parece más necesario que nunca mantener la fe. De este modo, la película parece hecha a propósito, con el objetivo de transmitir un mensaje de superación, innovación y ruptura del statu quo.
El desarrollo de la película es correcto: con una utilización magistral de los silencios y con una actuación más que aceptable de los actores. Entre ellos cabe destacar el papel llevado a cabo por Brad Pitt, interpretando perfectamente a ese hombre mediocre que pese a no cumplir su sueño sigue luchando por adaptarse a las circunstancias. El pero del filme: demasiado vocabulario técnico, que puede provocar que el espectador inexperto se pierda entre tanto vocablo propio del béisbol. Pese a todo, una película digna de ver aunque solamente sea por mantener el ánimo en estos difíciles tiempos que corren. Y es que, ¿hemos de dejar de lado la innovación debido a los tiempos de austeridad? ‘Moneyball’ deja claro que no.