Revista Cine

Reseñas cine: “No tengas miedo a la oscuridad”

Publicado el 19 diciembre 2011 por Juancarbar

Llamarse Guillermo del Toro tiene, al parecer, sus ventajas. El orondo e irregular cineasta mexicano puede, por ejemplo, permitirse el capricho de escribir y producir el innecesario remake de un casposo telefilm de 1973, “Don’t be afraid of the dark” (traducido al castellano, vete tú a saber por qué, como “Frío en la noche”), y poner al frente del proyecto a un director novel al que poco antes descubrió gracias al interesante cortometraje “Latchkey’s lament” (que podéis ver, en calidad paupérrima, en este y este otro enlaces). El debutante, Troy Nixey, se come entonces el marrón de lidiar con el libreto escrito a cuatro manos por del Toro y Matthew Robbins y se esfuerza, a base de crear atmósfera y planificar de forma bastante competente la acción, en sacar a flote una película que huele a rancio desde sus primeros compases.

Reseñas cine: “No tengas miedo a la oscuridad”

El problema no es tanto el punto de partida como el consiguiente desarrollo. Estamos, es verdad, ante la enésima historia protagonizada por una niña que se siente atrapada en una casa encantada mientras sus padres (su padre y la novia de éste, en el caso que nos ocupa) hacen caso omiso de sus experiencias paranormales. Pero ese factor fantástico procede aquí de unos bichejos susurrantes que parecen una amalgama de los Borrowers de Mary Norton y el Hada del Diente que protagonizaba aquel lamentable film de terror titulado “En la oscuridad” (“Darkness Falls”). Y a mí, qué queréis que os digan, siempre me han gustado los bichejos. Me gustan los Gremlins, me gustan los Critters, me gusta el mono-rata de Sumatra que la liaba parda al principio de “Braindead”… Por gustarme, casi me gustan hasta los Pokémon, maldita sea.

Reseñas cine: “No tengas miedo a la oscuridad”

Pero el guión de “No tengas miedo a la oscuridad” es tan plano y predecible, está tan estirado, deletreado y plagado de clichés, que ni siquiera las repugnantes bestezuelas fotofóbicas que habitan el sótano del caserón maldito de turno consiguen reprimir mi tendencia inevitable al bostezo y la modorra.

Tampoco ayuda, claro, que ni Guy “Memento” Pierce (estupendo actor que se merece papeles mejores de los que suelen tocarle en la pedrea de Hollywood) ni Katie “me-casé-con-el-mesías-de-la-cienciología” Holmes (que vuelve a dibujar esa lastimera sonrisa de medio lado que tantos planos me arruinó en “Batman Begins”) pongan más empeño que el estrictamente necesario para que nos creamos unos personajes ya de por sí tópicos e irritantes. Concretamente, lo del padre de la niña (interpretado por Pierce) es de traca: como la pequeña está depre, me la traigo a una casa que parece un escenario de “Castlevania” y cuando (¡sorpresa!) empiezan a pasar cosas terribles (con gente brutalmente herida con objetos punzantes y tal) le busco un psiquiatra a la cría porque la pobre tiene demasiada imaginación.

Reseñas cine: “No tengas miedo a la oscuridad”

Bailee Madison, la niña actriz que sufre la amenaza de los pequeños monstruitos simiescos, sí pone todo de su parte para que el personaje funcione, pero el doblaje al castellano a cargo de una señora que imposta de forma descarada una voz infantil se carga totalmente la credibilidad de sus diálogos. De todos modos, como dudo bastante que la película vaya a hacerse un hueco en los cines en versión original, mi recomendación es que directamente paséis de verla y os gastéis los dineros en propuestas más disfrutables como “The Artist” o la inminente “El topo”. Que aún no las he visto, vale, pero que por fuerza no pueden ser peores que esta “No tengas miedo a la oscuridad”.

Reseñas cine: “No tengas miedo a la oscuridad”

Un último detalle (para redondear el despropósito): el epílogo de la película funciona como homenaje al olvidable telefilm original en el que se inspira pero, curiosamente, no tiene ningún sentido como giro al argumento de este remake. Sinceramente: ¿se podía hacer peor?

(“No tengas miedo a la oscuridad” se estrena en los cines españoles el próximo 23 de diciembre).


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