Reseñas cine: “Paul”

Publicado el 19 julio 2011 por Juancarbar

No creo que haga falta consultar el I-Ching para comprender que el género fantástico sobrevive en parte gracias al retorno cíclico de ideas clásicas adaptadas (mejor o peor) al sino de los tiempos. Si en los últimos años hemos visto realzarse de forma espectacular la popularidad de vampiros y zombis (los ejemplos son legión, pero la saga “Crepúsculo” y “Déjame entrar” por un lado y “28 días después” y “The walking dead” por el otro bien podrían ilustrar esta tendencia), parece que actualmente vivimos en plena hecatombe extraterrestre, comparable en cierto modo a la que tuvo lugar en la década de los 80, con “Alien” y “E.T.” posicionados como polos opuestos de un mismo fenómeno. Mientras la pequeña pantalla lleva ya unos meses allanando el terreno para la invasión alienígena con el remake de “V: los visitantes” y el pseudo-remake de (oh, vaya) “V: los visitantes” que supone “Falling skies”, su hermana mayor, la sala de cine, se frota las manos ante el inminente aterrizaje de la nostálgica “Super 8” de J.J. Abrams, la precuela (o reboot, o qué se yo) de “La cosa” de John Carpenter debida al debutante Matthis van Heijningen Jr. y la ¿precuela? (difícil decirlo, también) de “Alien, el 8º pasajero”, dirigida por el propio Ridley Scott y titulada “Prometheus”. Antes, por cierto, tuvimos las primeras pistas de esta nueva vorágine espacial con la estupenda “Distrito 9” y las más discretas “Invasión a la Tierra” (curiosa traducción de “Battle: Los Angeles”) y “Skyline”. Sin olvidarnos, por supuesto, de las insistentes aportaciones del tite Spielberg al sub-género, siendo las últimas la apreciable “La guerra de los mundos” y la discutible resolución de “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal”.

Como cualquier moda que se precie, también el revival alien cuenta con su coyuntural parodia en la década de 2010 (me pregunto si con el tiempo acabaremos llamándola “los años 10”). Se trata de “Paul”, una versión supuestamente gamberra de “E.T.” plagada de referencias a la cultura friki.

Dirigida por Greg Mottola, conocido principalmente por haber realizado los films “Supersalidos” y “Adventureland”, “Paul” es la primera comedia co-escrita por la pareja cómica formada por Nick Frost y Simon Pegg. Estos dos geeks británicos se hicieron internacionalmente famosos tras el éxito de los largometrajes que Edgar Wright rodó inmediatamente antes de dar el salto desde su Inglaterra natal hasta la soleada California: “Shaun of the dead” y “Hot fuzz”, lamentablemente renombradas en nuestro país como “Zombies party (una noche de… muerte)” y “Arma fatal”, respectivamente. Ambas eran cintas divertidas, marcadamente paródicas y plagadas de un sanísimo humor negro que, a la vista de los resultados obtenidos en “Paul”, posiblemente fuera patrimonio exclusivo de Wright (que posteriormente acertaría de pleno con la adaptación del tebeo “Scott Pilgrim” de Bryan Lee O’Malley) y no de su co-guionista Pegg. Y es que todo lo que en aquéllas resultaba fresco y descacharrante, en “Paul” queda relegado a la anécdota friki, el cameo obvio y la más absoluta previsibilidad argumental.

Los protagonistas de “Paul”, interpretados por los propios Pegg y Frost, son dos británicos obsesionados con la ciencia-ficción y la ufología que viajan a EE.UU. para cumplir el sueño de sus vidas: asistir a la Comic-Con de San Diego y acto seguido hacer una ruta en autocaravana visitando los más emblemáticos emplazamientos de avistamientos de ovnis. Su camino se cruzará una noche con el de un peculiar autoestopista fugado del Área 51: se trata de Paul, un extraterrestre malhablado, fumador y bebedor que ha servido como fuente de inspiración para toda la subcultura alien de los últimos 60 años. Perseguido por los hombres de negro y su enigmático líder, el Gran Jefe, Paul convencerá a los frikis de ultramar para que le acompañen en su viaje hacia la libertad.

A partir de aquí, el argumento se desarrolla de forma harto previsible y sólo consigue conectar con cierto tipo de público (el que maneje los mismos referentes cinéfilos y tebeísticos que Pegg y Frost) gracias a la catarata de menciones, a veces facilonas y en (pocas) ocasiones más inspiradas, a títulos como “Depredador”, “Encuentros en la tercera fase”, la saga “Alien”, “En busca del arca perdida”,”El señor de los anillos”, una importante cantidad de comics de Image como “Invencible”, “Brit” y “Spawn” o la omnipresente “Star Wars”, de la que abusan cosa mala (dicho sea de paso). Más allá, nos queda solamente ese pueril humor de caca-culo-pedo-pis que parece agradar una barbaridad al espectador medio estadounidense (si no, uno no entiende cómo este tipo de films siguen contando con el apoyo de productoras y distribuidores) y una dirección mediocre que agradece profundamente el digno trabajo realizado por los especialistas en animación computerizada: el personaje de Paul es CG de la cabeza a los pies, acompañado por la voz del cómico norteamericano Seth Rogen en su versión original y por la del humorista patrio Santi Millán en el doblaje al castellano.

Ya se sabe que el sentido del humor es algo personal e intransferible, y que quizás donde un servidor encontró tedio y apatía otro espectador puede hallar la excusa perfecta para pasarse una hora y media de risas de encefalograma plano al cobijo de una sala de proyecciones en una calurosa tarde de verano pero, en lo que a mí respecta, “Paul” se queda en una comedia de bajísimo perfil que no justifica ni por asomo el precio de la entrada.

(“Paul” se estrena en los cines de España el próximo viernes 22 de julio).