Reseñas cine: “Tímidos anónimos”

Publicado el 01 octubre 2011 por Juancarbar

Comentaba hace unos días, a cuento de la película “Larry Crowne, nunca es tarde”, que “se puede hacer un cine amable y buenrollista sin insultar al buen gusto o a la inteligencia del espectador”, y mencionaba el caso concreto de Jean-Pierre Jeunet (“Amélie”, “Largo domingo de noviazgo”, “Micmacs”), un tipo con una visión cándidamente positiva de la vida y un estilo visual perfectamente reconocible. Debido a su éxito internacional, el estilo postmoderno de Jeunet ha creado escuela, llegando su influencia hasta latitudes sudamericanas, como en el caso de la reciente y estimable “Un cuento chino” de Sebastián Borezstein.

Una de las últimas cintas en subirse a este carro es “Tímidos anónimos”, co-escrita y dirigida por un compatriota de Jeunet, Jean-Pierre Améris. El film presenta a una profesional de la repostería, Angélique Delange, creadora de una gama de bombones que ha maravillado a todos aquellos que han tenido el placer de catarla. Que han sido pocos, desafortunadamente, pues Angélique sufre una timidez enfermiza (motivo de recurrentes visitas a un grupo de terapia colectiva) que le impide mostrar sus resultados culinarios al público sin sufrir un colapso emocional. Suena raro, lo sé, pero ahí residen precisamente el quid y el encanto de la película.

Desempleada tras el fallecimiento del descubridor de su talento, el comprensivo maestro chocolatero Mercier, Angélique se presentará a una entrevista de trabajo en una modesta empresa dedicada a la producción de bombones donde conocerá a Jean-René, un jefe de apariencia estricta y carácter distante que esconde, sin embargo, a otro tímido patológico incapaz de establecer contacto con el género femenino. De las complicaciones en la relación entre estos dos personajes plagados de manías y complejos surgirá no sólo una predecible trama romántica (como mandan los cánones, vaya), sino también una serie de descacharrantes situaciones de humor blanco que moverán a más de uno a la carcajada.

La enorme empatía que el espectador genera hacia estos personajes nace de unas interpretaciones formidables por parte de la pareja protagonista. Si Isabelle Carré compone a la perfección una dulce Angélique, completamente indefensa ante los sinsabores de la vida cotidiana, Benoît Poelvoorde se luce como el entrañable neurasténico Jean-René. Sólo por descubrir cómo ambos actores defienden una escena tan disparatada (en el buen sentido) como la primera cita en el restaurante ya merece la pena echarle un ojo a esta “Tímidos anónimos”. Los secundarios, no obstante, parecen relegados al papel de meros comparsas sin apenas momentos especialmente destacables. Cumplen una función muy específica, casi anecdótica, dentro de la trama y en líneas generales se limitan a servir de atrezzo mientras los focos se centran en Angélique y Jean-René.

Pese a las buenas sensaciones generales que despierta “Tímidos anónimos”, el agrado que suscitan un argumento atractivo y una adorable pareja protagonista se debilita en los últimos compases de la cinta al caer ésta en los derroteros más manidos de la comedia romántica, siendo su último tercio un mero trámite que enlaza el divertido segmento central con los títulos de crédito.

Estableciendo una analogía con su argumento, podría decirse que “Tímidos anónimos” tiene el atractivo fílmico de un bombón de chocolate. Es pequeña, vistosa en su total falta de originalidad visual (la fotografía resalta el contraste entre rojos y verdes de un modo que remite directamente a la estética de la mentada “Amélie”), le proporciona a uno un breve momento de felicidad y luego le deja el estómago casi tan vacío como antes.

Un alegre pasatiempo, en resumen, a años luz en planteamiento y resultados de la insultante memez propuesta por Tom Hanks (por volver al inicio de esta reseña), pero que tampoco cambiará la vida de ningún espectador. Y aún así: como no todos los días tiene uno el cuerpo para densas reflexiones filosóficas (pienso en la metafísica y polémica “El árbol de la vida”), películas como esta intrascendente “Tímidos anónimos” suponen el contrapunto, en positivo, a ejercicios cinéfilos reservados para días más escogidos.

(“Tímidos anónimos” se estrena en los cines españoles el próximo 7 de octubre).