Ahora la editorial recopila esas más de cuatro decenas de ejemplares en un espléndido tomo integral lujosamente presentado ante el cual se plantean impresiones divergentes. Es improbable que quede algún aficionado al personaje no posea ya las aventuras que aquí se recogen, todas con guión de Roy Thomas, pero no todas dibujadas por Buscema y Chan, pues también metieron mano otros artistas como Howard Chaykin y Mike Ploog. Por otra parte, aunque esta es una excelente introducción para los neófitos, también es dudoso que una forma que resulta un tanto excesiva de iniciarse en él vaya a atraer a un público que no sepa ya con lo que se va a encontrar. Como objeto de culto fetichista, este tomo es realmente bonito y al seguidor más fervoroso le harán chirivitas los ojos sólo con la posibilidad de tener sus historias favoritas recogidas en un solo tocho tan molón, sopesarlo en la mano y contemplarlo en su estantería. El mayor problema es que esta misma época de la vida de Conan ya fue recogida en tres tomos por Planeta hace unos años, también en blanco y negro, y a mayor tamaño que el formato comic book que ofrece ahora. Más aún, todavía son fácilmente localizables los volúmenes de Las Crónicas de Conan que recogen estos episodios, además con un color muy lucido que mejora el conjunto de la obra. Y es que el blanco y negro es probable que a estas alturas sólo satisfaga a los nostálgicos que se iniciaron con la vieja edición de Vértice en los años setenta. Es cuestionable quién estará dispuesto a desembolsar 45 € por un material que ya posee en otros formatos.
En el lado positivo de la balanza cabe destacar que este tomo aporta la historia en cuatro partes en que Conan se cruza con otros dos personajes de Howard, el rey Kull y Red Sonja, incluido un comic de la colección correspondiente a la espadachina pelirroja dibujado por el gran Frank Thorne. Estos capítulos llevan largo tiempo siendo inencontrables pues no han aparecido en Las Crónicas de Conan porque Dark Horse no pudo solventar los problemas de derechos a tiempo. El recopilador tiene además el bonito detalle de acordarse de la única historia de esa etapa que apareció en otra publicación. A su regreso a Marvel en los noventa, Roy Thomas escribió una nueva aventura de Conan y Belit que tiene lugar justo antes de ese definitivo número 100 de Conan the Barbarian. En Estados Unidos se publicó repartido entre tres números de Conan the Savage y en nuestro país se vio en La Espada Salvaje de Conan Vol. 2, y ahora se puede localizar sin problemas en La Saga de Conan 8. Pero insertado en su orden cronológico y rodeado de todo el material que conforma la historia completa de Conan y Belit, sólo se puede conseguir en este enorme ladrillo de 800 páginas. Y eso es algo que únicamente se hace en España gracias a una ferviente base de seguidores. Con todas sus pegas, ya querrían en Estados Unidos echarle mano a un tomo así. No es cierto que este integral de Conan y Belit sea lo mejor del personaje, aunque en casi todos los episodios haya momentos memorables, también hay otros de vergüenza ajena. Pero una buena selección de lo que hay aquí comprendido, desbrozando el grano de la paja, sí que se encuentra entre los momentos cumbre del noveno arte o, por lo menos, del buen comic de evasión y fantasía.
Fran G. Lara