Reseñas flash de cine: Big hero 6, St Vincent y El séptimo hijo
Publicado el 12 enero 2015 por Bellhara
@LPDAC
Creo que no soy la única que quiere un Baymax en su vida, y es que este adorable robot nos ha robado el corazón a todos. La historia del valiente Hiro y nuestro inflable amigo me ha arrancado muchas carcajadas y, para qué negarlo, alguna lágrima. Y es que hay películas de animación que son para verlas con una caja de pañuelos al lado. Por suerte, además de alguna pérdida que humedecerá nuestros ojos, esta cinta habla de la amistad y el esfuerzo personal, así como del poder del grupo. Espero volver a ver a nuestros seis héroes en una secuela, pues verdaderamente se la merecen.
Si bien los secundarios no están del todo bien definidos, algo natural por el género al que pertenece esta película, los dos protagonistas están muy bien perfilados y nos hacen anhelar más aventuras de una pandilla tan heterogénea como compacta.
Como curiosidad diré que Honey Lemon me recordó a Rapunzel y Go Go a una versión oriental de Elsa de Frozen, pero es que repiten parte del equipo, de ahí las semejanzas en el diseño.
Lo mejor: Baymax y su relación con Hiro.
Lo peor: nada.
Es grosero, es gruñón, es Vincent. Bill Murray se mete a crítica y público en el bolsillo con una interpretación sobervia y un papel que nos evoca películas como Mejor imposible o Gran Torino. Y es que este es un personaje complicado, con matices, alguien al que vamos descubriendo a lo largo de una película con un ritmo maravilloso que combina escenas que nos hacen reír y otras en las que nos invade la tristeza. Si Bill Murray se merece elogios, sus compañeros de reparto no son para menos. Vemos a una Naomi Watts en un papel histriónico y decadente, como una prostituta embarazada de origen ruso que mantiene una relación comercial con nuestro protagonista, pero con el que crea unos vínculos afectivos. También nos encontramos con una Melissa McCarthy en el rol de una madre recién divorciada que se deja los cuernos trabajando en el hospital, viéndose obligada a dejar a su buen y educado hijo, Oliver, con el extraño vecino. Y Jaeden Liberher pone rostro al chico, que sufre una transición a lo largo de la cinta de la mano de su poco ortodoxo cuidador, que le enseñará cómo protegerse y con el que formará un extraño tándem.Esta es una película con fondo y con forma que sin duda recomiendo a los amantes del buen cine.Lo mejor: las interpretaciones.Lo peor: nada.
El séptimo hijo es lo que parece: una película de entretenimiento. No tiene pretensión alguna más allá de unos efectos especiales muy notables. Reconozco que de las últimas de fantasía que he visto ha sido la que más me ha gustado, pero también debo ser sincera: no aporta mucho en cuando a trama y guion se refiere. De hecho, este último se reduce a algunas frases clichés sobre creer en uno mismo y el poder interiou. Juliane Moore nos recuerda a Maléfica y a la bruja malvada de Stardust y toda la cinta me evoca la adaptación de Eragon. Como versión de la novela que traslada al cine, tiene importantes modificaciones, partiendo del hecho de que el protagonista lleva otro nombre y es mucho mayor, aunque eso no lo veo como un punto negativo, siempre es un placer ver al atractivo Ben Barnes en escena.Ahora vayamos con lo positivo: el despliegue de fantasía. El tramo final de la película se convierte en un abanico de seres la mar de interesantes: los terratenientes de Madre Malkin, y, además, hay un par de giros que me gustaron mucho.Reconozco que no puedo ser todo lo justa que debiera con esta película porque su visionado se vio ensombrecido por un percance (moví mal la pierna y mi rodilla se giró en un ángulo imposible, dejándome las casi dos horas de film llorando a lágrima viva, con posterior visita a urgencias). En definitiva, un estreno que recomiendo a los amantes del género.Lo mejor: los dragones.Lo peor: un guion con carencias.