Reseñas flash: La Herencia del Coronel

Publicado el 03 agosto 2010 por Juancarbar

Sin caer en los tópicos de argentinos, trasladar a una muñeca (todo un símbolo de niñez y de inocencia) la carga de un pasado de tortura y represión, es todo un ejercicio de Psicología. Y Carlos Trillo exhibe el poderoso músculo de su imaginación en una obra en la que se navega entre el horror, la pena y el asco.

Horror porque nos habla del pasado. La dictadura argentina, al igual que la española, dejó una herida de asesinatos y torturas que solo el tiempo cicatriza. Trillo nos expone en dosis muy pequeñas pero impactantes a aquellos momentos. El padre de nuestro protagonista Elvio Guastavino era uno de los torturadores.

Pena porque el protagonista también es una víctima de aquellos momentos. Y su vida también está condicionada por lo que vivió. Aunque mas que pena, hablaríamos de lástima, por un tipo que se escuda en un pasado imaginario para no enfrentarse con su realidad y la que vivió.

Asco. Elvio no fue inocente y esconde un secreto.

La Herencia del Coronel seguramente no es una obra maestra. Aunque tenga un buen dibujo y el guión sea excelente, es incómodo. A base de mostrarnos una historia inicialmente alejada del pasado y que se encuentra en los recuerdos de Elvio. Podíamos decir que en el comienzo estamos ante un tipo bajito y reprimido, de porte tragicómico, un don nadie que causa rechazo y pena. Trillo parece querer arrancarnos una sonrisa con esas situaciones absurdas e irónicas que vive el protagonista, un protagonista que guarda un parecido físico casi estremecedor con Hitler.

A partir de la página veinte, se mezclan pasado y presente, realidad y ficción, recuerdos creados y reales, para ir tejiendo una oscura historia donde sigue primando la tragicomedia, una forma incómoda de plantearnos el desarrollo del argumento. Trillo maneja el tempo para llevarnos desde lo peor de la condición humana hasta situaciones mucho mas ligeras, lo que puede ser toda una reflexión de lo que puede ser un torturador, un tipo que pasa de violar, electrocutar y asesinar a una persona, a tomar un café o entablar una conversación como si nada de lo que ha hecho quedara en su conciencia.

Termina uno pensando que es necesario leer el álbum. Merece la pena cambiar de registro y echar un ojo a La Herencia del Coronel.