Reseñas: Zombillenium

Publicado el 05 diciembre 2010 por Juancarbar

Domingo, 5 de diciembre de 2010

Que la crisis nos golpea duro, es algo que no hay que decirlo, que ya tenemos suficiente con las noticias. Pero que tu nuevo trabajo sea el de monstruo…es algo, cuando menos, sorprendente.

Dibbuks nos trae lo nuevo de Arthur de Pins (Pecados Veniales), Zombillenium, historia situada en el parque de atracciones del mismo nombre. Allí, los monstruos campan  a sus anchas, encontrando un puesto de trabajo de por vida, que no sabemos si a ellos les hace gracia su situación laboral, claro. La cuestión es que las cosas no pintan bien para el parque, al que los mortales ven como un parque mas, con monstruos de toda la vida que ya no asustan como antes. Arthur de Pins nos muestra a unos personajes que parecen mas ingénuos de lo que debieran, mas “humanos” de lo normal. Además, sitúa el parque en suelo francés, realizando esa mezcla entre realidad y ficción que tanto gusta si está bien hecha.

Tiene este primer tomo, titulado Gretchen, tiene una perfecta mezcla de humor, intriga y la sensación de estar ante unos monstruos, que tanto miedo nos daban de pequeños, con problemas mundanos, cansados de asustar posiblemente. Las tres primeras páginas son suficientes para engancharte. Diálogos rápidos e inteligentes, un trazo limpio, sencillo y resultón, hace que te apetezca seguir leyendo.

Aunque el tomo se titule Gretchen, el verdadero protagonista es Aurélien Zahner, un pobre hombre que descubre que su mujer le es infiel, lo que le lleva a terminar siendo un nuevo miembro del staff de Zombillenium. Aunque la historia es divertida, tiene un transfondo de misterio, en el que Gretchen tiene mucho que ver. Entre hombres-lobo, vampiros y demás fauna que puebla el parque, Aurélien deberá adaptarse a su nueva vida, a la vez que deberá lidiar con la antigua.

Una excelente compra para estas navidades este primer tomo. Muy divertido. Y cuidado con los zombies, que incluso son un poco intrigantes para los propios monstruos. No se puede fiar uno ni de los  muertos vivientes.