Los restos de una comunidad indígena muy desarrollada, los Paracas, se resisten a desaparecer en una tierra arrasada por el sol y los vientos terrales. Gigantes representaciones como el Candelabro marcan lugares enigmáticos. Momias con cráneos ovalados parecen sacadas de películas de extraterrestres.
Aquí se grabaron los últimos minutos del Planeta de los Simios donde la Estatua de La Libertad aparecía semienterrada en una costa desértica. El hombre se había extinguido en la Tierra.
Pero no nos confundamos, aquí hay mucha vida. Las aves y los mamíferos marinos desde hace siglos han conquistado este mar gracias a uno de los bancos pesqueros más ricos del planeta. Me puedo imaginar cómo sería ese primer día sin seres humanos.