Resiliencia es una palabra que empezó a ser utilizada en el campo de la Psicología allá por los años sesenta del pasado siglo. Su etimología es latina, y viene de la palabra resilio, cuyo significado es “volver atrás”, o “volver de un salto”.
Para nosotros, este término tan en boga viene a significar entereza, capacidad de resistencia, de salir indemnes —o casi— de situaciones harto difíciles.
En este mundo tan revuelto en el que vivimos, los problemas psicológicos se han vuelto mucho más comunes —mucho más visibles también— que antaño. Una vez superadas las fases históricas de lucha por la supervivencia, por alcanzar nivel de vida, nos encontramos con que es importante también la realización personal. Las necesidades básicas ya están cubiertas, ahora necesitamos la felicidad. Es por esto que palabras del mundo de la Psicología, como “resiliencia”, empiezan a invadir nuestras conversaciones, y nos preguntamos qué significan, para qué las necesitamos. En definitiva, ¿qué es tener resiliencia, y qué puede hacer ésta por nosotros?
Cuando buscamos la mencionada realización personal, a menudo nos encontramos piedras en el camino, obstáculos diversos que debemos superar en nuestro particular recorrido. Muchas personas se rompen, o se dañan, mientras lo recorren. Otras, salen fortalecidas, experimentadas, más maduras. Ésas son las resilientes.
Estas personas se caracterizan por conocer muy bien sus virtudes y sus defectos, sus potencialidades y sus límites. Han aprendido a confiar en sus capacidades, son capaces de ver las dificultades como oportunidades de aprendizaje, sin dejarse llevar por el miedo. Contemplan la vida tratando de tener objetividad, y procuran no dejarse vencer por el pesimismo. Han pasado por situaciones difíciles antes, saben que pueden sobrellevarlo. No intentan ejercer un férreo control, tratan de ser flexibles. Asimismo, son perseverantes cuando se trata de sus propósitos y metas, y procuran rodearse de personas optimistas, y que les ayuden a seguir creciendo.
El individuo resiliente no teme al cambio, sabe que es parte fundamental de esta aventura que es la vida, y nunca se toma las crisis que le sobrevienen como problemas irresolubles. Sabe que son parte de la existencia, y siempre se extrae conocimiento y experiencia de ellas.
Para adquirir esta cualidad es importante identificar las emociones que sientes en cada momento, así como los posibles síntomas físicos. Tratar de dar una respuesta mejorada a estas situaciones, poniendo siempre la vista en el largo plazo, focalizando cómo actuarías si no estuvieses padeciendo esa situación. Hay que elegir de manera consciente todas las decisiones y no dejar actuar a la impulsividad, que nos lleva a cometer errores. También debemos permitirnos el fallo, la equivocación. Somos humanos y nunca vamos a actuar perfecto. De estos errores nos vamos a permitir aprender y mejorar. También es importante cultivar la virtud de la tolerancia, hacia nosotros mismos, y hacia los demás.
La resiliencia está de moda, porque está de moda la conciencia plena, el no dejarse vencer, el tirar siempre hacia adelante. Es una gran característica que todos deberíamos adquirir, y esta adquisición tiene que comenzar en la infancia, educando a los niños a saber superar las dificultades, tener capacidad de sacrificio, saber encajar los golpes, y siempre extraer las lecciones pertinentes, y el lado bueno de los que nos pasa.
¿Y tú? ¿Sientes que ya la has desarrollado? ¿Te consideras una persona resiliente? ¿Consideras válida esta cualidad en tu vida? Recuerda que es un hábito que se adquiere, nadie nace siendo resiliente. Pero, si lo ya lo eres, habrás dado un gran paso.