Ayer
cayó otro de los nuestros. Ese maldito chico, quién le mandaría
exponerse de esa manera. Todos llegan aquí con el mismo brillo en
los ojos y la insolencia grabada en su rostro, no importa cuántas
veces trates de explicarles cómo son las cosas, que esto no es un
juego, que la mejor manera de vencer es muchas veces pasar
inadvertido. Cuántos de ellos te miran como si no fueses más que un
viejo chiflado y lo peor es que quizá tengan razón.El
muy idiota se creía un héroe, habíamos salido de patrulla a plena
luz del día en contra de mi voluntad porque era necesario encontrar
víveres ya que los alimentos comenzaban a escasear de manera más
que alarmante. Entonces nos topamos con aquel control imprevisto que
nos cortaba el paso y el chico desobedeció mi orden de aguardar
escondidos hasta el anochecer. Cayeron sobre él de inmediato,
eliminándolo con una facilidad tan cruel como insultante. Pero lo
cierto es que su maniobra nos ayudó a escapar al resto, el chico del
demonio dio su vida por nosotros y yo no dejo de pensar que no era
necesario, que nadie se lo pidió.A
esos jóvenes no hay manera de meterles las cosas en la cabeza. Hay
que moverse con rapidez pero también con sigilo y agilidad, nunca
debemos ser descubiertos, siendo capaces de aguardar hasta el momento
oportuno. Ellos son mucho más fuertes, están mejor armados y jamás
hacen rehenes. Nuestra ventaja reside precisamente en la seguridad
que ellos tienen sobre la superioridad de su pueblo. Llevan siglos
dominando, masacrando y extinguiendo a lo que ellos consideran razas
inferiores. Cada vez inventan nuevas armas más mortales que las
anteriores, con nosotros antes utilizaban el cuerpo a cuerpo pero
ahora ni siquiera se dignan a ensuciarse las manos, usan armas
químicas sumamente letales con las que no es necesaria la batalla,
sólo tienen que esparcir el producto por el aire y esperar a que el
veneno haga su trabajo.Sin
embargo tengo la certeza de que la victoria final será nuestra, sé
que nuestros enemigos acabarán destruyéndose a sí mismos con su
propia ambición. Tan solo debemos ser capaces de resistir, nosotros
estábamos en este planeta desde mucho antes que ellos y hemos sido
capaces de adaptarnos y evolucionar en cualquier circunstancia, por
cada uno de nosotros que caiga surgirán miles, millones, más
preparados y mejorados genéticamente.Por
eso estoy seguro que cuando no quede rastro del paso del ser humano
por este planeta, nosotras, las cucarachas, conseguiremos nuestro
ansiado reinado.