Bulgaria, Corea del Sur, Cuba, Irán, la India, Italia, Japón, México, Portugal, Siria, Taiwán, Perú y por supuesto Argentina son los países con representación confirmada en la muestra que tendrá lugar entre el 21 y 28 de julio en el Domo Zitto Segovia y sus alrededores. Los trece escultores convocados participarán del concurso que consiste en esculpir a cielo abierto una obra original capaz de ilustrar la consigna “La profecía”.
Esta exposición al aire libre suele ser la actividad favorita del público, primero porque los interesados tienen oportunidad de asistir a la génesis de cada escultura (y por lo tanto a distintas interpretaciones de un mismo tema)*, segundo porque los trabajos se convierten en patrimonio municipal. No por casualidad la capital chaqueña se autodenomina “ciudad de las esculturas”; de hecho más de quinientas obras inéditas -entre ellas, muchas concebidas en ediciones anteriores de la bienal- engalanan calles y avenidas resistencianas.
Además del concurso internacional, la muestra incluye distintas exposiciones: la de siete escultores argentinos invitados (tema libre), la del escultor originario Pablo Leiva, y las series “En arena” y “Acuática”. El programa de actividades también ofrece conferencias, cursos, talleres, encuentros varios y la sección “Premio Desafío” (donde dieciséis escuelas de Bellas Artes de distintas provincias presentarán obras dedicadas a los animales de su región).
El primer antecedente de la Bienal Internacional de Escultura se remonta a 1988, cuando la plaza central (“25 de Mayo de 1810″) fue escenario del Primer Concurso de Escultura en Madera. Desde entonces, la Fundación Urunday y la Municipalidad de Resistencia trabajan en equipo para asegurar la reedición de una iniciativa que -atención- desde 1997 cuenta con el apoyo de la UNESCO, y que a partir de septiembre próximo lucirá un premio Konex.
—————————————————————————
* El artista plástico Fabriciano Gómez es el presidente de la Fundación Urunday y alma mater de la bienal. “Queremos que el público no sólo disfrute espiritualmente del hecho de ver nacer una obra de arte, sino que se dé cuenta de que el artista es un obrero más: como el albañil, el carpintero, el panadero, tiene que trabajar diez, doce, catorce horas diarias para llegar a su objetivo” dijo a Data Chaco semanas atrás, cuando llegaron los mármoles sobre los que trabajarán los escultores (dicho sea de paso, cada bloque pesa 1600 kilos y mide 1.60 metro de largo por 60 centímetros de ancho).