Juan Martorano.
Cuando los españoles llegaron lo llamaron frontera y nos dividieron, pero, todos, todos somos hijos de América. A ambos lados de este cauce, Venezuela y la Nueva Granada, no nos dejemos separar. Si un lado cae, el otro también caerá…” Edgar Ramírez interpretando a Simón Bolívar en la película “Libertador” de Alberto Lamata. Me siento motivado a escribir estas líneas, ya que la semana pasada se dio un evento de una profunda significación, y tal vez que no ha sido tomado muy en cuenta. Tiene que ver con la movilización de la comunidad colombiana que se encuentra en territorio venezolano, en la Patria de Bolívar y Chávez. El pasado sábado 30 de julio, muchos de nuestros hermanos colombianos y hermanas colombianas que tienen un hogar en Venezuela, llegaron a la ciudad capital, a manifestarle su respaldo al Presidente Nicolás Maduro y a recordar al Comandante Inmortal, Hugo Chávez. No podemos olvidar que en nuestro país viven no menos de cinco hermanos y hermanas colombianos y colombianas y que han sido beneficiados por muchos de los planes de nuestra Revolución. Y desde mi óptica, me parece significativo y muy importante su respaldo a nuestro proceso revolucionario. Una de las cosas que le recordamos a Hugo Chávez, en sus múltiples alocuciones y declaraciones públicas, fue aquella famosa sentencia de Juan Domingo Perón, mandatario argentino que alguna vez señaló: “El siglo 21 nos encontrará o unidos o dominados”. Y al iniciar esste siglo, nos encontró dominados. En estos momentos en que el imperialismo se encuentra en una ofensiva por reconquistar lo que ellos consideran su “patio trasero”, en términos militares se conoce como su “retaguardia estratégica”, plantear enfrentarse al país dominado por el complejo tecnológico militar industrial como lo señaló Dwight Eisenhower, además de inviable, sería un suicidio terrible. De allí la visión y la importancia del dominio geopolítico de Hugo Chávez, y que me parece un tanto pérdido en estos momentos cruciales y definitorios. Colombia y Venezuela son dos hermanas siamesas. Comparten una de las fronteras más extensas y vivas del mundo, con más de 2.220 kilómetros, unidos por un mismo Libertador, mismas tradiciones y una misma historia. Como el mismo Padre Libertador lo expresó: “Somos dos repúblicas, pero una sola Nación”. Saludo y aplaudo que los residentes colombianos y colombianas en nuestro país, que huyeron de los horrores de la guerra y el paramilitarismo, manifiesten su respaldo a las políticas y medidas que el Presidente Obrero y Chavista Nicolás Maduro, quien sigue la senda y el camino trazado por Hugo Chávez, y fundamentalmente en torno a los pasos fronterizos, que permanecen cerrados desde hace un año. Me parece muy importante y extraordinaria la oportunidad de la reunión de las cancilleres de nuestros países: María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez. Se demuestra, al igual que lo hizo Chávez, que la hermandad y unión de Colombia y Venezuela está muy por encima de las diferencias ideológicas de nuestros gobiernos. Además, que estamos obligados a convivir y a respetarnos en nuestras diferencias, en virtud del cúmulo de elementos geográficos, históricos y políticos que compartimos. La propuesta de una cédula fronteriza, con la intención de frenar el fenómeno del “bachaqueo” que perjudica a ambos países me parece muy loable e importante. Además, la posible reunión de los ministros de interior y defensa de nuestros países, puede ir generando las condiciones para un próximo encuentro de los Jefes de Estado, para ir a un proceso gradual y paulatino de apertura definitiva de las fronteras. Además de este tema, pienso que todo lo que se pueda hacer para tributar al encuentro de nuestros pueblos, no solo a los niveles de gobierno y dipolomáticos, sino de nuestros pueblos, con el encuentro cara a cara, corazón a corazón, y alma con alma, debe ser bienvenido y respaldado sin ningún tipo de complejos. Y aunque esto no implique el reconocimiento de realidades que ambos países vivimos, pero respetándonos cada uno en la soberanía que nos hemos dado. Cierro este artículo corto, pero sentido, con un fragmento de esa hermosa canción “La Guerra del Petróleo” de nuestro cantor del pueblo, Alí Primera, dedicada a Colombia y Venezuela, en esa estrofa que expresa lo siguiente: “El Orinoco y el Magdalena se abrazarán entre canciones de selvas y tus niños y mis niños le cantarán a la paz” ¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano