Respetar a los hijos

Por Belen
Ileana puso esta frase recientemente en facebook: ‎"Cuando los demás esperan de nosotros que seamos como ellos quieren, nos obligan a destruir lo que realmente somos. Esa es una forma sutil de asesinato. La mayoría de los padres y familiares amorosos lo comete con una sonrisa en su rostro."(Jim Morrison)La frase puede parecer exagerada, seguro que a muchos les resulta inapropiada pero reflexionemos sobre ella. ¿Realmente está fuera de lugar?. Estamos todos cansados de escuchar contar a padres orgullosos cómo han conseguido que sus hijos "sean buenos", unos utilizan castigos, otros amenazas, otros diálogo, pero se va llevando a los niños a un terreno donde no se les permite ser,...., como ellos desean. Cuando mi hijo tenía dos años y pasamos aquella temporada tan dura pro-rabietas confieso que yo sufría mucho. Lloraba casi tanto como él, eran berrinches por todo, llegué a temer salir a la calle porque siempre acababa regresando con él arrastras, llorando a troche y moche y conmigo desconsolada y sin saber qué hacer. Me recuerdo a mi misma diciéndole cosas horribles: "pero por qué eres así, cuándo vas a cambiar, por qué no te portas como los demás niños". Ahora me doy cuenta de que eso es horrible. Bien es cierto que no estaba en mi mejor momento, que mi peque pasó una crisis bastante importante. Pero ahora me doy cuenta de los errores que cometí. Un día se me encendió una luz, encontré apoyo, me refugié en la red y obtuve la ayuda que necesitaba, que no era otra más que sentirme comprendida. Y fue entonces cuando entendí que mi hijo no tenía que cambiar. Él era así, y sigue siendo así,..., intenso. Tiene su peculiar y especial carácter. No es un niño "al uso", no es el niño afable al que cualquiera que llegue puede achuchar, pellizcar cachetes y besuquear. No es el niño que por ahí suele gustar. Y aunque yo sé de la nobleza de su corazón, de lo educadísimo que es, de lo cariñoso, maravilloso y ...... Todas esas virtudes no son las que exhibe en muchas ocasiones. No sé si por timidez o por vergüenza o por falta de ganas, ese peque estupendo no suele salir a la luz muchas veces en público. Pero he comprendido que mi misión como madre es aceptarle, comprenderle y respetarle. Me esfuerzo cada día por educarle, por sacar su mejor lado, su lado amable, cariñoso, afable, que es inmenso. Y lucho cada día con ese lado algo oscuro que a veces batalla con él. Pero obviamente no lo hago por los demás, lo hago por mi pequeño, para que sea más feliz, para que aprenda a vencer o a manejar esa intensidad de sentimientos que a veces le llena. Y algo que parece tan obvio, tan evidente, me costó trabajo. Dicen que es de sabios admitir o rectificar errores. Yo erré pero también rectifiqué. Y de eso aprendí muchísimo. Aprendí de mi hijo que como siempre digo ha sido y es mi mejor maestro. Curiosamente sus berrinches incontrolables se fueron reduciendo, mi ánimo cuándo estos se producían cambió mucho, mi actitud, mi comportamiento. Y nos fuimos retroalimentando el uno al otro. Papá sin complejos siempre me decía que mi estado de ánimo tenía mucho que ver. Yo me enfadaba muchísimo porque me fastidiaba que algo así fuera cierto, tanta responsabilidad sobre mis hombros. Pero era cierto y tenía mucha razón. Hoy acepto a mi hijo tal y como es, le respeto y le quiero por ello. ¿Perfecto? pues no, no lo es pero le adoro así. Su fondo, su corazón es fantástico. Si a alguien no le gusta el envoltorio, como dice mi niño "peor para él". Gracias Ileana por acercarme esta frase de Jim Morrison. Me ha hecho reflexionar un poco. Espero que yo con estas líneas también lo consiga con aquellos que me leáis.Feliz fin de semana.