La otra noche, en La Sexta, asistí atónito a cómo el tipo ése de Maruenda se comía por los pies a la representante de IU, que no recuerdo ahora cómo se llama. En sustancia, el tal Maruenda le decía a la chica lo que tantísimas veces me han dicho a mí mis adversarios dialécticos en este tipo de polémicas: -Pero ¿cómo puede v. defender el comunismo, que no ha hecho más que provocar la miseria, la cárcel, el destierro y la muerte, allí donde se ha impuesto? Y el ejemplo más patente de la URSS y el fementido Stalin. Sin la una y el otro nadie puede saber cómo sería hoy la vieja Europa, porque fueron ellos, en Stalingrado, y no en las playas de Normandía, los que acabaron con ese ejemplo total de fascismo que fue la Alemania de Hitler que, ahora, hace como que no sabe nada de todos aquellos horrores y nos dirige, a latigazo limpio, hasta el III Reich. Yo soy un tipo raro que cree firmemente en el espíritu de los pueblos, contrariando, con ello, a genios tales como Levi-Strauss. ¿Cómo no voy a creer en ello, si todos los días me veo en medio de esta muchedumbre de borregos madridistas, a los que se les cae la baba con el tal Florentino por la misma boca con la que ya no aciertan a comer porque se les está olvidando hacerlo por tanto desuso, mientras otros pueblos de esta misma jodida Europa, cuyos equipos de fútbol no se comen un rosco, inventan y trabajan solidariamente, asombrándonos a todos con sus increíbles éxitos como Estados? Pero, volviendo al tema, el Maruenda le decía a la anonada comunista que ni siquiera sé cómo se llama que el comunismo sólo nos ha traído miseria, horror y muerte, en donde quiera que se ha implantado y este argumento es absoluto y común en todas las polémicas de este género. En realidad es el mismo argumento, menos elegante y elusivo que el que nos endilgaba el canallesco González con aquello de que prefería morir de una puñalada en el metro de Nueva York que de hambre en Moscú. Hoy, aquellos mismos rusos de Stalingrado, ahora San Peterbusgo, han comenzado a llegar a este reino tan cristiano para comprarnos las mejores fincas urbanas e instalarse en nuestras mejores playas como gangs mafiosos. Algo muy parecido, si no igual, a lo que sucede con los chinitos. Mientras nuestros emigrantes salen como pueden de este país, tan cristiano, buscando desesperadamente un minijob en cualquier parte de este mundo tan ancho y ajeno para morirse de menos hambre y en más tiempo, los chinos llegan ya no sólo para turistear sino para quedarse con todo eso con lo que ya no podemos tirar nosotros y el ejemplo del Valencia Club de Fútbol no es uno de los mejores ejemplos, como tampoco lo es nuestro único rascacielos (¿) de la Plaza de España, en Madrid. Si no me equivoco, que muy bien puedo hacerlo, Rusia y China, según sus jodidas constituciones, son países comunistas, mientras que España no es ni más ni menos que un reino, el más cristiano probablemente de todos los reinos. Entonces, ¿qué es lo que está ocurriendo aquí? Por supuesto que los rusos para venir ahora, a aquí, a enseñarnos sus recientes fortunas, basadas en las riquezas naturales de sus tierras, han tenido que soportar su terrible travesía del desierto, como también lo han hecho los chinitos, pero lo que hay que ver, debajo de esta engañosa apariencia, no es que el ruso Abramovich es tan rico que no sólo se ha quedado a vivir en el más lujoso de los barrios londinenses sino que incluso se permite el lujo asiático de comprar al club de fútbol que lleva su nombre, mientras los millonarios chinos compran el Valencia y el hotel de la Plaza de España, y obligan al mismísimo Rajoy a promulgar a toda prisa una ley que impida a nuestros honrados jueces perseguir a ex presidente chino por los crímenes cometidos en el Tibet, por ahora, porque ya no saben los jodidos qué hacer con su asqueroso dinero que mana como el agua ¿de dónde?. De unas jodidas economías rigurosamente marxistas que han cogido a los asquerosos mercados y los han domesticado de tal forma que lo que no soñaron siquiera Stalin ni Mao lo hacen sus jodidos presidentes ahora como el que lava. ¿Por qué? Porque, va a costar años, quizá siglos que los soberbios y ensimismados economistas occidentales lo admitan, porque ha cambiado el jodido paradigma, o sea, porque el capitalismo neoliberal no es la madre de todas las riquezas y bienestares sino precisamente todo lo contrario, el más sólido de los fundamentos para el hambre y la desigualdad del género humano que contempla, asombrado, milagros tales como que casi toda la Deuda pública de España y de los EE.UU. por poner dos significativos ejemplos, se halla en manos de China, lo que significa que si a los amarillos les interesa, que todavía parece que no, puede mandar a los usanianos y a los españoles a tomar por el mismísimo culo. Y entonces al Maruenda de los cojones, con su ordenador portátil encima de las rodillas, en la tertulia sabatina de La Sexta, no se le ocurre otra cosa que decir, con toda la rabia contenida del mundo, que eso es así porque los chinos y los rusos, esos jodido tipos que han comenzado a invadirnos como tierra conquistada sin pegar, como hicimos nosotros, los jodidos occidentales, en sus países, cuando los invadimos, un sólo tiro, explotan hasta el límite a sus trabajadores con salarios de auténtica miseria y matándoles de hambre y de sueño. Coño. Hay que estar en posesión del más brutal de todos los cinismos del mundo. Porque hace dos años ni más ni menos que 15 millones de chinitos compraron automóviles nuevos en el jodido mercado libre, han leído ustedes muy bien, ni más ni menos que 15 millones de jodidos chinitos, casi la mitad de nuestro cristianísimo país, y, por supuesto más que los jodidos usanianos hicieron en el mismo período, y no se sabe cuántos millones más de estos cabrones de chinos han comprado ya tantos pisos que el principal problema que tiene hoy su Estado es combatir la contaminación ciudadana que ha crecido exponencialmente mientras mientras que los métodos para combatirla no lo han hecho con la misma agilidad. Y mientras por todo el mundo, los chinos, están llevando la inteligencia, los medios industriales y el talento, para que los pueblos crezcan en paz y armonía, los cochambrosos países capitalistas sólo aportan la guerra y la subsiguiente explotación, porque no saben ni quieren hacer otra cosa. Y, como ya llevo 4 folios de rollo, paro y lo dejo. Todo esto es lo que la miembro de IU no supo decirle al tipejo ese de Maruenda, que, además, dice el tío que es catalán.