Indiscutiblemente, lo bueno que tiene tratar con genios es que de vez en cuando se te pega algo, no de su genialidad sino de sus razonamientos. Javier Traité ha vuelto a aparecer por aquí y su intervención, tan lúcida y brillante como todas las suyas, se había perdido por esos desvanes diabólicos de la informática hasta que yo ayer me topé de pronto con un epígrafe que decía: "comentarios pendientes de aprobación" bajo el cual habían, no sé, por lo menos 30 o 40, entre los cuales estaba el que se inserta a continuación, que pasamos a comentar punto por punto porque vale realmente la pena: “2.estoesundisparate en febrero 19, 2013 en 1:46 pm dijo: Estimado JLPalazón: en primer lugar, decirte que me ha sorprendido un poco ese primer párrafo, parece que estés molesto conmigo. Si es por mis prolongadas ausencias, te pido disculpas. No es que esté “pensando en cuestiones elevadas”, como comentas así en cachondeo, sino buscándome la vida para comer y conseguir formar y tirar adelante una familia. Me paso el día entero delante del ordenador entre unas cosas y otras y muchas veces no me queda ya ánimo (ni ojos ni riñones) para ponerme a discutir, y mira que normalmente lo disfruto. He abandonado la inmensa mayoría de blogs y foros en los que participaba, y mi blog… casi lo actualizo (poco) más por obligación que por ganas. Porque además, estoy bastante desmoralizado con la situación. Una cosa es disfrutar intentando interpretarla, y otra vivirla, como bien sabes. Así que eso, lo primero, disculparme contigo y con futbolín por mis “silencios”, os ruego que no os los toméis a mal ni estos ni los futuros. Dicho esto, déjame que me relea todo lo que comentáis y me subo al carro. Dado que son discusiones que se nos prolongan en el tiempo, quiero mirarme hasta lo que dije tiempo atrás, que seguro hay cosas ya por corregir o directamente equivocadas. Un abrazo para los dos, hasta luego!
“3.estoesundisparate en febrero 19, 2013 en 6:30 pm dijo: Hola de nuevo amigos. Yo, francamente, tengo el corazón dividido. Y toneladas de miedo. Por un lado, el PP en el gobierno con mayoría absoluta se ha comportado como cabía esperar: como unos auténticos mamones. Eso estaba cantado. Pero reconozco que han superado mis expectativas. No esperaba que les engancharan en un renuncio tan gigantesco en temas de corrupción, por ejemplo. ¿Dónde está la revolución? En ninguna parte. Pero, ¿se la espera o no? A primera vista, uno diría que no. Todo lo que está ocurriendo ha superado los niveles más escandalosos que se recuerdan. El escándalo del estraperlo que hizo saltar a Lerroux y compañía fue una niñería comparado con lo que tenemos hoy entre manos: espionaje, corrupción en todas y cada una de las más altas instituciones del estado… pero aquí no pasa nada. No hay tensión. Hay mala hostia y embrutecimiento en general, pero no percibo esa tensión. Es como si hubiéramos gastado tantas energías estos últimos dos años, que ya no nos queda para el momento crítico, que era éste y no el otro. No sé a qué achacarlo. Supongo que a la desorganización. Años de bonanza económica y bombardeo mediático han dejado tocadísimo el concepto de izquierda en este país, por si no era ya lo suficientemente malo. Además, seguimos con la proverbial desorganización. Nadie tiene cojones de asumir un liderazgo para que no le llamen comunistamalo-stalinista-asesino etc, toda esa retórica. El PSOE no termina de morir. Es un hijo de puta muy duro de matar, y mira que Rubalcaba, Pere Navarro y compañía se están esforzando en liquidarlo, pero no hay manera. Y mientras siguen por en medio, joden varios millones de votos que le serían muy útiles a IU”. Corto por aquí porque creo que has tocado el nudo gordiano de la cuestión. Tú, por tu auténtica profesión y por tu vocación sabes mucho más que yo de todo esto, en realidad, tú lo sabes todo y yo no sé nada porque he malgastado toda mi vida trabajando como un negro para que comieran mi mujer y mis hijos, lo poco que he aprendido lo hice a pesar de todo esto. Voy a intentar explicar cómo veo yo este recoveco de la Historia. Hubo un momento, al principio de lo que hemos dado en llamar la transición, en el que la derecha, toda la derecha, estaba fragmentada en multitud de partidos de tal modo que a F. González le resultó sumamente fácil ganar las elecciones con una insultante mayoría absoluta, que se mantuvo un montón de años. No soy historiador y no tengo ni datos ni archivo. Y Fraga, el muñidor de todo esto que ahora tenemos, se dio cuenta y comenzó a trabajar para la unión de la derecha de manera que ahora sólo hay un único partido con un montón de sensibilidades diferentes. Cómo y de qué manera se logró esto yo no lo sé ni tengo los medios para estudiarlo, lo que sí que sé y con toda la certeza del mundo es que esa unión por encima de las distintas ideologías derechistas que pueden llegar hasta el infinito, es lo que los ha llevado a tener ahora un suelo de 11 millones de votantes. Como también sabía y sé que el gran peligro que amenazaba a este desdichado y calamitoso país es que la izquierda, toda la izquierda incluso esas maravillosas gentes nuevas forjadas en las universidades, no comprendiera que nos hallábamos en uno de esos momentos cruciales de la historia, en el que nos lo jugábamos todo a cara o cruz con un adversario que tenía ni más ni menos que 11 millones de votos y que, si ganaba esta vez, nos mandaría a todas estas gentes que constituimos la izquierda al más profundo de los agujeros negros de la historia, colocándonos en una situación que yo creo, soy un redomado pesimista, que es ya para siempre irreversible. ¿Qué se trataba de hacer? Frente a ese monolítico muro de la derecha sólo se podía hacer una cosa: 1º) abrir brecha en él, atacándolo desde todos los frentes como si los atacantes fuéramos un sólo hombre, lo mismo que hizo toda la derecha contra el Psoe, que se consideraba tan seguro que llevó a su líder a decir aquello de que temía morir de éxito.Y, en este ataque, la punta de lanza tenían que ser todos esos jóvenes airados del 15M y la DRY, que tenían que haber convencido a la sociedad española de que la culpa de todos los males que nos afligen la tenía, la tiene y la tendrá una ideología llamada liberalismo capitalista neocons, cuyas recetas esenciales nos habían llevado a este insuperable desastre que no sabemos si podremos superar alguna vez. Esto no sólo era de cajón sino también lo justo. 2º) por supuesto que el canallesco Psoe había colaborado activamente, tan activamente, en que aquel estado de cosas que él se había encontrado cuando, de carambola y por la tragedia de Atocha, llegó al poder, pero en su ideologia no estaba ese capitalismo liberalista neocons sino todo lo contrario, en el fondo de su ideario latía todavía el trasfondo marxista de una concepción matarialista de la historia. No es lo mismo que te gobierne alguien que considera que en la situación actual no se puede hacer otra cosa pero que crea que los parámetros sociopolíticos son otros muy distintos, que lo haga un partido que cree que los hombres somos desiguales por naturaleza y que dicha desigualdad debe de ser también social y que todo intento de implantar la igualdad no sólo contraría a la naturaleza sino que no es sino el producto emponzoñado de la envidia (Rajoy y sus 2 famosos artículos en El Faro de Vigo). Como tú sabes mucho mejor que yo porque lo has estudiado como fondo de tu profesión como yo estudié los fundamentos de la historia del Derecho, la política es el arte de lo posible que se rige, entre otros principios, por el de elegir siempre el mal menor. De modo, mi querido Javier, que se trataba sólo de elegir, entre 2 gravísimos males, el menos nocivo para la salud de la “res publica”, y éste no era otro que ese canallesco, repugnante, maloliente, Psoe, porque abstenerse, votar en blanco, o a cualquier otro partido marginal e IU, para nuestra desgracia lo es, era regalar al PP la mayor de las victorias electorales de la reciente historia. Y eso fue lo que los intelectuales del 15M y la DRY aconsejaron con una ceguera tal que, para mí, como sucede con la increible traición de Anguita, los inhabilita para siempre. Si estos 2 movimientos airados hubieran gritado por todas las calles y plazas de España “ojo, que el PP y sus ideas son las directamente culpables de que ahora estemos así, el que los vote, se abstenga o lo haga en blanco, el que deje de votar a ese mal menor que representa el Psoe es un canalla hijo de la gran puta", otro gallo nos estaría cantando ahora, seguro, con toda la seguridad del mundo y el que no le vea así es porque no quiere verlo o porque creía en ese maldito eslogan de que cuanto peor, mejor. Tremendo. Y, si me lo permites, doy un salto en tu escrito y voy casi al final: “O peor aún: imagina que la economía se empieza a recuperar. Como el último año de Rajoy los números sean positivos, son capaces de salir reelegidos con un par de medidas populistas. Entonces será el fin, nos habrán colado un supositorio del tamaño de un misil: significará que ya han rebajado lo suficiente nuestras condiciones de vida como para que les sea rentable dejarnos respirar un poco. Dada la nula credibilidad del gobierno ahora mismo, está la otra opción que me aterroriza, que es el regreso de Aznar, o de Esperanza, o de ambos, vete a saber, en la ofensiva definitiva por la psique del país. Si ganan ellos, todo estará perdido y tendremos que emigrar a américa latina. Que en eso estoy totalmente de acuerdo con Palazón, yo también creo que ellos son el futuro. Pero yo no descartaría todavía un estallido social. En realidad, todo se está poniendo peor. La “criminalización” que hizo Ada Colau fue importantísima, un punto de inflexión. Estamos en una guerra donde las palabras utilizadas en los medios son la mejor arma: no hay rescate sino “línea de crédito”, no hay despidos sino “regularizaciones”, no hay recortes sino “racionalizaciones”… y ellos eran “expertos”, pero Ada Colau los llamó “criminales” y lo oyó toda España. Y eso se ha extendido a los que se compinchan con ellos, los políticos. Dale unos cuantos meses más de maceración y lo mismo nos sorprende la anarquía, al ritmo de escándalos que llevamos. Otro aspecto que puede precipitarlo todo es el referéndum catalán. A mí al principio me pareció tremendamente inoportuno, porque cortó y desarticuló el movimiento desobediente y dejó coja Madrid. Sin embargo, el 2014 será una fecha límite, y aquí puede pasar de todo. Vamos, que quizá era el mejor momento para que ocurriera. “Historicamente hablando”, ya me entendéis. Personalmente, estoy intranquilo ante cualquier posibilidad, pero no tanto por las perfidias del adversario, como por nuestras muchísimas sombras y debilidades. Me entristeció mucho el trato que se le dio a Beatriz Talegón el otro día en la manifestación, por ejemplo. La expulsaron por ser una muchacha del PSOE. Simplemente. Hay un sector en la izquierda que ha dado por supuesto que es una infiltrada de Rubalcaba, sin mayor prueba que un par de artículos de blog, y no la consideran lo suficientemente buena como para colaborar en la lucha. A mí esto me parece una estupidez del tamaño de un planeta, y peligroso e inquietante. Primero, porque es evidente que somos tan manipulables como cualquiera, pero es que además nos creemos muy listos (PELIGRO!). Segundo, porque seguimos con la mentalidad dispersa tradicional en la izquierda española (PELIGRO!). Y tercero: porque si esta es la revolución que hemos de traer, entonces no la quiero. Yo no quiero echar a nadie del gobierno para ponerme yo a mandar. Yo quiero construir un país nuevo que no esté basado en la estupidez. Ya sé que eso nunca se ha conseguido. Pero solo hemos avanzado intentándolo. Si de toda esta pesadilla que estamos viviendo no conseguimos salvar ni un solo sueño, no tiene el menor sentido luchar. En fin, más vale que estemos al quite porque aquí la situación está cambiando por días. Un abrazo!”.