Para llegar a conclusiones válidas sobre la responsabilidad en el uso de las redes sociales, permítaseme empezar por el orden siguiente: Los seres humanos somos gregarios por naturaleza, vivimos en sociedad para satisfacer más fácilmente nuestras necesidades materiales y espirituales, y por este motivo, el intercambio de pensamientos es vital. El principal vínculo que relaciona a la gente entre sí es el lenguaje. La sociedad se funda en la comunicación, esencial para sobrevivir; lo contrario, que es el aislamiento, se considera anormal. La forma de comunicar las ideas ha variado con el tiempo: primero fue el lenguaje oral en las sociedades primitivas. Más tarde, con el alfabeto, surgió el lenguaje escrito, mediante el cual se ampliaron considerablemente las posibilidades de comunicación social, sobre todo al inventarse la imprenta. Con la revolución tecnológica alcanzamos la cultura de masas, y al aparecer la comunicación electrónica, que trasciende la vida privada y los nacionalismos, se ha modificado el esquema tradicional de transmisor-receptor de la comunicación, para llegar a la retroalimentación inmediata en que el transmisor se convierte a la vez en receptor y viciversa.La era del soliloquio ha terminado En otras palabras, entramos a la era del diálogo, que es lo contrario al soliloquio. Los tiempos en que alguien monopolizaba la transmisión y otro se resignaba sólo a recibirla, han terminado. La interacción social, el intercambio dinámico entre personas, llegó para quedarse. Hoy cualquiera puede convertirse en emisor y producir sus propios contenidos. En este contexto surgen las redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin y otras. Compartir ideas, gustos y preferencias en una red social ya no es simple diversión, sino una necesidad de mantenerse actualizado y presente socialmente. Todavía no hay mucho escrito sobre el sentido de responsabilidad social en las redes; de hecho, todos estamos aprendiendo a usarlas. Sin embargo, en vista del mal uso que se ha venido dando a las mismas, en perjuicio no sólo de la sociedad y de los receptores, sino de los propios emisores, que exponen con ello su imagen personal, su libertad y seguridad, conviene recordar los principios fundamentales de una buena comunicación:Respeto, correspondencia y pruebas No porque cambien las formas de comunicar, hemos de cambiar los principios éticos de la información; la técnica se modifica, la ética permanece. Y para hacer un buen uso de las redes sociales en beneficio del emisor, del receptor y de la sociedad, sólo es cuestión de comunicarnos con los demás como siempre lo hicimos cuando no había enlaces cibernéticos, es decir, con sentido común. En este contexto, lo primero que hemos de mostrar en las redes y en cualquier otra relación humana es respeto. El respeto es y ha sido la esencia de la comunicación entre personas, y éste nunca debe perderse, por más que se desarrolle la tecnología. En segundo lugar, correspondencia. Corresponder con un like, un comentario o compartiendo el contenido del mensaje que nos interesa o de la persona que también comparte lo nuestro, es la esencia de las redes, sin la cual dejan éstas de tener sentido. Y un tercer punto, tan importante como los anteriores, probaro fundamentar lo que se afirma. Hoy, en las redes, con la mayor facilidad se acusa sin pruebas y se condena sin juicios. Esto desvirtúa la comunicación, pero además puede resultar peligroso, porque las leyes contra la difamación y la calumnia siguen vigentes. Respetar, corresponder, probar o fundamentar no es tan difícil como parece, y en cambio, sí mejoraría en mucho el prestigio de las redes sociales y el beneficio para quienes las utilizan, independientemente de que muestren o no otras virtudes o conocimientos, como los ortográficos, que desde luego constituyen también un signo de respeto al lector.
Para llegar a conclusiones válidas sobre la responsabilidad en el uso de las redes sociales, permítaseme empezar por el orden siguiente: Los seres humanos somos gregarios por naturaleza, vivimos en sociedad para satisfacer más fácilmente nuestras necesidades materiales y espirituales, y por este motivo, el intercambio de pensamientos es vital. El principal vínculo que relaciona a la gente entre sí es el lenguaje. La sociedad se funda en la comunicación, esencial para sobrevivir; lo contrario, que es el aislamiento, se considera anormal. La forma de comunicar las ideas ha variado con el tiempo: primero fue el lenguaje oral en las sociedades primitivas. Más tarde, con el alfabeto, surgió el lenguaje escrito, mediante el cual se ampliaron considerablemente las posibilidades de comunicación social, sobre todo al inventarse la imprenta. Con la revolución tecnológica alcanzamos la cultura de masas, y al aparecer la comunicación electrónica, que trasciende la vida privada y los nacionalismos, se ha modificado el esquema tradicional de transmisor-receptor de la comunicación, para llegar a la retroalimentación inmediata en que el transmisor se convierte a la vez en receptor y viciversa.La era del soliloquio ha terminado En otras palabras, entramos a la era del diálogo, que es lo contrario al soliloquio. Los tiempos en que alguien monopolizaba la transmisión y otro se resignaba sólo a recibirla, han terminado. La interacción social, el intercambio dinámico entre personas, llegó para quedarse. Hoy cualquiera puede convertirse en emisor y producir sus propios contenidos. En este contexto surgen las redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin y otras. Compartir ideas, gustos y preferencias en una red social ya no es simple diversión, sino una necesidad de mantenerse actualizado y presente socialmente. Todavía no hay mucho escrito sobre el sentido de responsabilidad social en las redes; de hecho, todos estamos aprendiendo a usarlas. Sin embargo, en vista del mal uso que se ha venido dando a las mismas, en perjuicio no sólo de la sociedad y de los receptores, sino de los propios emisores, que exponen con ello su imagen personal, su libertad y seguridad, conviene recordar los principios fundamentales de una buena comunicación:Respeto, correspondencia y pruebas No porque cambien las formas de comunicar, hemos de cambiar los principios éticos de la información; la técnica se modifica, la ética permanece. Y para hacer un buen uso de las redes sociales en beneficio del emisor, del receptor y de la sociedad, sólo es cuestión de comunicarnos con los demás como siempre lo hicimos cuando no había enlaces cibernéticos, es decir, con sentido común. En este contexto, lo primero que hemos de mostrar en las redes y en cualquier otra relación humana es respeto. El respeto es y ha sido la esencia de la comunicación entre personas, y éste nunca debe perderse, por más que se desarrolle la tecnología. En segundo lugar, correspondencia. Corresponder con un like, un comentario o compartiendo el contenido del mensaje que nos interesa o de la persona que también comparte lo nuestro, es la esencia de las redes, sin la cual dejan éstas de tener sentido. Y un tercer punto, tan importante como los anteriores, probaro fundamentar lo que se afirma. Hoy, en las redes, con la mayor facilidad se acusa sin pruebas y se condena sin juicios. Esto desvirtúa la comunicación, pero además puede resultar peligroso, porque las leyes contra la difamación y la calumnia siguen vigentes. Respetar, corresponder, probar o fundamentar no es tan difícil como parece, y en cambio, sí mejoraría en mucho el prestigio de las redes sociales y el beneficio para quienes las utilizan, independientemente de que muestren o no otras virtudes o conocimientos, como los ortográficos, que desde luego constituyen también un signo de respeto al lector.