A MEDIDA QUE avance la desescalada y las férreas condiciones del estado de alarma para contener el virus vayan perdiendo fuerza, será el momento de que los individuos adquieran todo el protagonismo para evitar un nuevo y fatal rebrote de la pandemia.
Entonces, a partir de la Fase 1, la mano guardiana del Estado ya no podrá controlar o tutelar todos nuestros pasos, como ocurre en los niveles más severos del confinamiento, sino que tendremos que ser cada uno de nosotros los que adquiramos el compromiso de ponerlo todo de nuestra parte con el fin de contener lo que en este incierto momento nos parece incontenible.
Estamos hablando de ejemplaridad, sí, pero también de civismo y conciencia colectiva. Palabras mayores, ya lo creo, en una sociedad tan acostumbrada al individualismo y al 'sálvese quien pueda'. La diferencia ahora es que no hay soluciones individuales y que, sin disciplina social, lejos de avanzar, daremos pasos en falso que, a la postre, se volverán en contra de todos.
Es lo que tiene viajar en un mismo barco azotado por los embates de una pandemia, que no hace distinciones de ningún tipo: ni territoriales ni personales. Los impetuosos zarpazos del virus nos afectan a todos por igual y nadie tiene en su mano la capacidad de esquivar el golpe de la acometida en solitario.
El único hecho cierto es que nos dormimos en un mundo y nos hemos despertado en otro, tenebroso e inimaginable y que, mientras nos recuperamos de la pesadilla, de lo que se trata ahora es de pensar en el bien común, pero no por una cuestión de buenismo, sino de supervivencia.
Cuando salgo a la calle con mi mascarilla, para pasear o comprar, me protejo un poco yo, pero te estoy protegiendo mucho a ti. El trato que cabe aplicar es sencillo y fácil de cumplir, aunque para que funcione tiene que ser recíproco. Entre otras cosas, porque no puede haber un policía detrás de cada uno de nosotros para decirnos lo que debemos hacer en cada momento y situación.
La principal enseñanza de la Covid-19 es que, si a la sociedad en su conjunto no le va bien, a ti tampoco. Distancia, prudencia, responsabilidad, solidaridad y resiliencia colectiva. Ni es tan complicado ni hay alternativa posible frente al bicho.