Gracias Encarni, por tus palabras tan hermosas que transcribo a continuación, aunque algunas me sonrojen, pero sirva como homenaje a aquel hogar y a nuestra amistad, que en parte, se fraguó allí.
En el balcón de la casa vacía.
"Pues a mí me has traído el pasado de vuelta... Cuántos recuerdos de aquellas épocas en las que compartíamos el aroma de una esencia de bergamota mientras dejábamos desgranar las horas en torno a una conversación de esas que a mí me gustan, profundas y edificantes.
Recuerdo especialmente la sensación de hogar que desprendían esas paredes y la convicción de que allí nada era superfluo. Que todos y cada uno de los detalles que decoraban la casa estaban puestos ahí porque ése, y no otro, era su sitio. Que allí nada sobraba ni nada se echaba en falta. Todo en equilibrio perfecto.
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