Actúa Guardiola como los buenos padres: reprende, asesora y corrige en privado, sin terceras personas de por medio. Salvo en contadas ocasiones, el técnico azulgrana tampoco se desvía de un discurso público para con sus jugadores, de los se deshace en elogios por haber sido capaces de ser los primeros en ganar seis títulos en un año y “perseverar” para lograr más éste. Un gol les separó de cuartos en la Copa y otro, de la final de la Champions en el Bernabéu. Una decepción que Guardiola supo utilizar como un incentivo para dar un golpe sobre la mesa, pues tres días después de la eliminación ante el Inter los azulgrana respondieron con un 1-4 en El Madrigal, un campo tradicionalmente esquivo a sus intereses. Una cita marcada en rojo por el perseguidor, pues desde Madrid se daba por hecha la derrota azulgrana en el partido más comprometido hasta el final de temporada. Una cita que, sin embargo, acabó reforzando la autoestima del Barça y el compromiso de Xavi con el club. Sobre él giró una vez más el juego del equipo, a pesar de que los médicos no querían dejarle jugar por sus molestias en el sóleo. Cabezón y entusiasta, Xavi marcó un golazo de falta y asistió para que abriese la lata a Messi, que marcaría el último. Antes había anotado Bojan, titular en detrimento de Ibrahimovic, cantera por cartera.
Se ha cansado de decir a lo largo del curso Guardiola que tiene mucho mérito que su equipo lidere el torneo porque “quien debería hacerlo” es el Madrid. A la inversión se remite. Y al número de partidos: antes del partido ante el Villarreal el técnico azulgrana recalcó que el Barça ha jugado hasta once partidos más que su rival directo. Le faltó añadir que es más meritorio si cabe por tener una plantilla corta y recortada por las circunstancias deportivas: Jeffren y Bojan fueron los últimos cambios ante el Inter, con Henry en el banquillo e Ibrahimovic abandonando el campo ante un concierto de silbidos. La máxima aportación del sueco en la serie ante su ex equipo fue gesticularle al árbitro para advertirle que sí, que Lucio le había hecho penalti y que por eso tenía la camiseta rota. Guardiola le dejó en el banquillo en un día clave para el club –“es un jugador impresionante, extraordinario”, dijo en la rueda de prensa posterior– y en su lugar puso a Bojan, mientras Henry, para el que ya se busca comprador, era el descartado de la convocatoria. Bojan cerró la primera parte con un auto pase con el que se deshizo de Gonzalo para poner el 0-3. “Esperaba una reacción importante. Lo veías en la cara de los jugadores”, dijo Laporta en TV3.
Dedicatoria clásica
Pocos peros hubo en el triunfo del Barça en El Madrigal, si acaso sus dos despistes iniciales –“perdimos pelitas muy sencillas”, convino Guardiola– que a punto estuvo de aprovechar Filmar, un delantero que se hizo famoso en el mundo entero por marcar un gol a lo Maradona hace dos años. No falló que Messi, cuestionado por no haber marcado en los últimos cinco partidos y que no desaprovechó una asistencia de Xavi para hacer su 28º gol en el torneo. Frío, el argentino levantó los dedos al cielo, hacia su abuela Celia.
Tocaba y tocaba el Barça ante un Villarreal que le cedía gustosamente la pelota esperando otros errores de peso para machacar a la contra. Pero lo que encontró fue el segundo: Gonzalo derribó a Pedro y Xavi marcó de falta directa. Hasta seis jugadores diferentes han marcado desde lejos en el conjunto azulgrana, que se fue al descanso con otra alegría: el gol de Bojan: “Me he visto con confianza y he tenido la fortuna que ha acabado entrando”.
Gol de Llorente
Garrido hizo entrar a la reanudación a Llorente y Senna por Cani e Ibagaza. O lo que es lo mismo. Buscaba más concreción y pragmatismo y perdía en creación y estética. De poco le sirvió el ajuste de nombre, pues la defensa del Barça continuó atento, con Piqué y Puyol como centrales infranqueables. El capitán le rebaño una pelota a Llorente, que un minuto después marcaría al primer toque después de una asistencia de Nilmar. Una acción que suponía el octavo gol en Liga de uno de los delanteros más infravalorados de la competición y el principal responsable de que el Barça no pudiese celebrar el campeonato pasado en el Camp Nou, cuando parte de la afición ya se hacía un hueco en Canaletas y el club ya tenía organizados los festejos. La dedicatoria de Llorente fue para Beti Mugan, un grupo de música vasco.
Ahí se quedó el peligro de los locales, que pudieron encajar más goles con Pedro y Bojan de protagonistas. Messi sería el único en acertar tras una asistencia milimétrica de Alves y que reportaba el 29º gol en 32 partidos de Liga de Messi, todavía más Pichichi de la competición y que se va acercando también a la Bota de Oro. El 10 azulgrana se llevó una ovación cuando fue sustituido por Jeffren. Antes, en un cambio inesperado antes del partido, Bojan se había ido por Ibrahimovic. “Es una cosa inimaginable. En este momento siento que hemos hecho tantas cosas bien que sólo me queda felicitar a los jugadores”, cerró Guardiola. Un artista en el arte de la comunicación. Como los buenos padres.