El Parador de Cuenca es de eso lugares que evocan la mágica de un valle encantado. Era una antiguo monasterio convertido en un lugar encantador para disfrutar de las vistas a las casas colgadas y de la buena cocina conquense. El morteruelo, el ajo ariero, la caldereta, las migas ruleras, las gachas... elaboradas con un toque innovador pero conservando toda su esencia y regadas con vinos estupendos de la DO de Ribera del Júcar.
El Parador de Cuenca es de eso lugares que evocan la mágica de un valle encantado. Era una antiguo monasterio convertido en un lugar encantador para disfrutar de las vistas a las casas colgadas y de la buena cocina conquense. El morteruelo, el ajo ariero, la caldereta, las migas ruleras, las gachas... elaboradas con un toque innovador pero conservando toda su esencia y regadas con vinos estupendos de la DO de Ribera del Júcar.