Restauración de un lienzo de la Divina Pastora del Convento de Capuchinos de Sevilla

Por Cantillana


Recientemente ha sido restaurada en los talleres de Gestionarte una interesante pintura de la Divina Pastora procedente del Convento de Capuchinos de Sevilla. Según sus restauradores, "por varias razones estilísticas, como son la dulzura del rostro, el tratamiento de los árboles o la ausencia de elementos vegetales en un primer plano, sería correcto emplazarla sobre mitad del siglo XIX, en época isabelina".
Como ya sabemos, para dar forma a la devoción pastoreña, el propio Fray Isidoro de Sevilla encargó al pintor Miguel Alonso de Tovar, discípulo de Murillo, la realización de una pintura  mediante las siguientes directrices:
 “En el centro y bajo la sombra de un árbol, la virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto, hasta las rodillas, de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran. En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo – el enemigo- emergente de una cueva con afán de devorarla, pero pronuncia el Ave María, expresado por un rótulo en su boca, demandando auxilio; y aparecerá el Arcángel San Miguel, bajando del cielo con el escudo protector y la flecha, que ha de hundir en la testuz del lobo maldito”. A partir de ese momento, prácticamente todas las composiciones pastoreñas mantendrían los mismos elementos sin modificación alguna.
"En el caso que nos ocupa,  la obra representa una escena al aire libre, en el campo, apareciendo en primer término y como eje central de la composición la imagen de la Virgen María como “pastora”. Se representa sentada, con vestiduras de color rojo y celeste acariciando, con su mano derecha, una oveja y portando en la izquierda un ramillete de rosas. Al fondo, una escena secundaria con el Arcángel San Miguel. Lo complementa un marco en madera dorada de época".
Fuente.: Gestionarte