Dentro de la creativa oferta gastronómica que sale de la cocina de Irene López, nuestros anfitriones optan por un sencillo pero completo menú picoteo. Dejando en la recámara una sorpresa que no por ser esperada, dejaba de ser sorprendente. El menú comienza con una ensalada al humor de la cocinera. Y las veces que hemos visto a ésta, siempre está de muy buen humor. La ensalada lechugas variadas, con queso de cabra a la plancha, tomates cherry, nueces,pasas al moscatel, quenelles de membrillo y vinagreta de vino, jumillano supongo, no es una mala manera de comenzar. Después, la sección croquetas de cuyo aceite saldrá el jabón con el que sorprenden a sus clientes. De las croquetas, sin duda, las de marisco.
Aunque la simpática y muy paciente camarera, he obviado decir que íbamos cargados de niños, nos había propuesto empezar con un joven y pasarnos a un crianza, para el plato principal continuamos con el joven de bodegas Luzón. La carne, un taco de solomillo de cerdo sobre una cama de patatas panaderas y coronada por una ligera crema de queso, deleite de los amantes de este lácteo. Muy interesante la cocción de la carne, dando como resultado un sabor y una textura deliciosas
Y llegaron los postres. Cuatro mini postres individuales para todos los gustos. Un flan, un brownie, unas natillas y una tarta de queso. Estas dos últimas servidas en vaso de chupito y con el fuerte sabor que da el queso de cabra. En los postres no hubo unanimidad, pues mientras algunos se quedaron, sin dudar, con el flan, yo hubiera elegido o las natillas o la crema de queso. A la vez que sirvieron los postres, trajeron una pequeña tarta con dos velas Un dos y un cuatro, o un cuatro y un dos, no lo recuerdo bien. Mientras cantábamos al unísono junto a las voces angelicales de los niños, al homenajeado. Para cerrar la fiesta, los cafés con unos buñuelos de calabaza y aunque supongo que ofrecerían unos chupitos, los rechazamos a cambio de un pequeño tour por la parte superior de la casa y el patio donde hubiéramos tomado de buena gana unos refrigerios, si la chiquillería no pidiera a gritos calle o no hubieramos tenido que coger coches. Para contentarlos y bajar ese maravilloso gazpacho, subimos al convento de Santa Ana del Monte donde terminamos un viaje inolvidable.
El restaurante De Loreto está en Jumilla, en la calle Canalejas número 73 y para reservar se podemos llamar al número de teléfono 968780360 o escribir un mail a info@restaurantedeloreto.com.