Restaurante Delirios, León

Por Missmaridajes

En un sitio emblemático, justo a los pies de la Catedral de León, encontramos Delirios, gobernado por el cocinero Javier Rodríguez, quien ha recorrido varios sitios muy reconocidos de la capital, como Coque, La terraza del Casino y Huertas, entre otros.

Javier ofrece platos de autor, divinamente presentados con un servicio cercano y ameno por parte de María,
El local es pequeño, luminoso, decorado en madera y tonos verdes, vajilla y manteles impecables. Paredes con algunas frases célebres “No existe plato desdeñado en la cocina, cuando se realiza de manera única” Miguel de Cervantes.

Tras 4 años de recorrido, Delirios ofrece una carta y un menú degustación por 38,80 euros sin bebida y con maridaje por 50 euros.
La bodega variada, aunque escasa en  espumosos, no hay posibilidad de pedir vino por copas.
La elección fue menú con maridaje, comenzamos con laPizza de cuchara, dividida en 3; mozarella, salsa de tomate y la sopa con hielo seco, acompañada de un vino blanco de la tierra, Albarín Pardevalles, en nariz presenta aroma a fruta fresca, destacando las notas vegetales y herbáceas de la variedad que aportan complejidad al conjunto, en boca es fresco, ácido, afrutado, con notable cuerpo y paso por boca persistente.

Continuamos con una sopa de calabaza con pipas garapiñadas y aceite de albahaca; realmente espectacular; juego de colores, sabores y texturas, uno de los platos más logrados, acompañado del mismo caldo.
Continuamos con el risotto con boletus y queso de leche de vaca con reducción de PX y crujientes- suave y al punto- acompañado con Enate Rosado, Somontano. De pronto llegó el sapito al horno, bien y eso ¿  qué es?  Eso mismo me pregunté, son los rapes pequeños que parece que tienen una apariencia poco agraciada, acompañada de cous cous de coliflor y tempura de langostinos, para mi el plato más flojo maridada con una cerveza japonesa Kirin Ichiban Premium Press lager, suave, fresca y ligera.
Llegamos al plato carnívoro, rulo de cochinillo segoviano a baja temperatura tostado con salsa de su jugo y naranja, le pongo un 10, el solomillo en su cocción y temperatura, soberbio, acompañado de naranja en texturas; helado, gelatina, membrillo.; tan solo de recordarlo se me hace agua la boca, maridado con un blanco alemán, Keller 2012, Riestring Trocken, perfumes florales, fruta blanca, piña, Boca amplia con cuerpo una acidez presente que hacia un trago limpio y fresco con un retrogusto floral. Gustó su carácter varietal y su frescura.

Llega ya el postre, comedor ya está lleno y los comensales van transformando las caras con el espectáculo, una confitura de capuchino, granizado de manzana, espuma de vainilla y hojaldre caramelizado muy, pero muy dulce.
Por último, el pastel fluido de chocolate, digamos un coulant relleno de frutas de la pasión, sopa de chocolate blanco y helado de Ferrero Rocher, acompañado de un vistoso cóctel iceberg, estilo pócima de un color azul, muy vistoso. 

Sin duda la belleza visual de sus platos con “ese toque atrevido y divertido” crea una experiencia inolvidable.
El precio fue de 54, 15 incluyendo media botella de agua
Un sitio con muchas posibilidades, limando algunos detalles. Para recomendar y para volver!