Lo primero es dar las gracias por la invitación que nos han hecho estos grandes amigos. Ni esperábamos este momento. Surgió sin más y a veces es lo mejor, cuando algo no está planeado, disfrutar de ello.
Sé que no ando mucho por el blog, pero no os tengo olvidados, la verdad puede ser que porque no esté en sitios que os merezca la pena contar.
Este blog creo que no es un blog al uso, no es para contar que hemos comido en un sitio sin dar realmente la opinión, y tampoco nos gusta hablar mal de un local, a veces no queda más remedio, pero es que esta crisis de mierda se está cargando la sala. Vamos a comer y parece que lo único que importa es llenarse la panza sin más, cuanto más comamos y menos paguemos mejor, y el camarero, qué mas da. Mientras el cocinero sea famoso, o esté dentro de esa mierda de postureo que tanto se lleva mejor. Qué mas da quien y cómo te sirvan, parece que el camarero se ha convertido en un fantasma. Va a ser muy difícil recuperar a la gente de sala.
Pero bueno, no es el caso de hoy. Me llevan a Ramales, lugar que nos encanta, a comer al Ronquillo, en la Calle Menéndez Pelayo 2, del citado pueblo.
Bar antiguo, con encanto, la típica barra a la derecha y unas mesas que por la tarde los paisanos del pueblo usan para jugar al mus. En este bar sirven el tan famoso blanco que a nosotros no nos gusta nada pero bueno, hoy lo probé y me reafirmo que tardaré otros 10 años en volverlo a probar.
Entramos al comedor que tiene unas 7 mesas y nos disponemos a disfrutar.
Somos 6 en la mesa y pedimos todo para picar dejándonos aconsejar por Ceci Pérez, la responsable de sala. Su hermano David Pérez es el que lleva los fogones, ayudado de vez en cuando por su madre. Su padre ya está jubilado y por fin le convencieron que dejara paso a esta nueva generación que sabe lo que tiene entre manos.
Vamos allá:
La mesa presentada con cubiertos trinchero, servilleta, sin plato base (me gusta eso, para qué ponerlo, eso de poner el tan manido plato de respeto no da a lugar si no se va a usar). Y plato del pan, sí hay plato del pan, algo tan normal y que parece que muchos locales se han olvidado de él.
Detallazo de la casa, todo el picoteo servido individual, nos gustó.
Nos traen el pan, un cesto generoso con varios tipos de pan, no pre-cocidos, ole y ole, estamos hasta las narices de ese pan precocido congelado, hay que usar al panadero del pueblo, hay que hacer que la economía se mueva usando a los vecinos sino no saldremos de esta. Comprando a los grandes congelados, que a saber de donde traen las harinas y demás ingredientes, no vamos a ningún lado. Los panes de Huevo, maíz, Aceite, aceituna, pipas. Todos geniales, pero el bollo (así le llamo yo) blanco, está de vicio. Detallazo.
Aperitivo que se compone de Crema de puerros, croquetas de la casa y morcilla sobre crema de foie.
La crema de puerros muy sabrosa, la croqueta me supo a poco, no le saqué el sabor, y la morcilla en un punto inmejorable de fritura con el foie, fue todo un acierto.
Luego nos sirven mi debilidad en la carne el Steak Tartare, pero esta vez es de pato, con una espuma de huevo campero. Realmente sabroso y en su punto, comería 20 platos más de estos, pero creo que tendría un problema estomacal. Me gustó ese punto de usar el pato para una receta tan excelsa. Otro detallazo.
Merluza asada sobre pisto con mayonesa de anchoas y helado de tomate sobre galleta de tomate. ¿Os digo la verdad? Hacía la ostia no tomaba una merluza tan buena, espectacular de sabor, de textura, de todo. La guarnición muy rica, pero me sobraba, esa merluza por si sola se sale, sin más. Pero me gustó porque no estaba enmascarada con la salsas y la guarnición, si querías la podías juntar o no. Venga otro detallazo. Ah por cierto, mi emoción fue tal que se me fue la pinza y se me olvidó sacar la foto, qué le vamos a hacer.
Jabalí asado a la antigua con rebozuelo. La salsa espectacular, las setas supersabrosas, las patatas en su punto, se me olvidó preguntarles dónde las compran, no es fácil conseguir unas patatas de esa calidad, la carne... algo seca la verdad. Pero en conjunto un buen plato, que seguro otro día estará mucho mejor.
De postre cereales caramelizados con crujiente de arroz con leche, rico sabroso, un buen final la verdad, un postre de buen nivel para un comida apetitosa.
Tomamos cafés como no, pero bueno, sin mucho misterio la verdad.
El servicio genial, en tiempo, en sonrisa, en alegría, una sala de la que echamos de menos en mucho locales, gracias por hacernos pasar un rato agradable. David en la cocina sabe lo que se hace, pero si no fuera por Ceci, y su ayudante Cecilia, la situación no sería igual, porque sabían reírse en el momento oportuno, consiguieron pasar desapercibidas, y marcar sus tiempos muy bien. Poner el gueridón en el sitio exacto, sacar las bandejas con la comida emplatada, ni se las notó en el momento de quitar de las migas. Buena sala, de nuevo gracias.
Y vamos al tema de los vinos, que no se me ha olvidado.
Empezamos con un cava: Reverte Brut Nature, con una nariz sabrosa, miel, frutos secos, pero en copa la burbuja desaparece totalmente, por mucho que lo agites no está, pero si se encuentra en boca y en el estómago. Buena nariz pero poco mas.
Luego tomamos un tinto de Toro: Sango de Rejadora Reserva 2009, un pelín elevado de temperatura, un toro complejo, con torrefacto, balsámicos. En boca es rotundo, la verdad que para con el jabalí la armonía funcionó, deberíamos haberle decantado pero bueno, estaba bueno la verdad.
Resumimos, un local que va a ir a más, que deberéis visitar, puede que le falte algún detalle, como el tema de los vinos, les falta algo ahí, se puede mejorar, al igual que el café, y en la cocina, no hay que extresar a David, creo que tiene mucho que contarnos, mucho que decirnos y con el tiempo crecerá, sólo esperamos que no le absorba ese postureo de Cantabria que a tantos endiosa, les pone allá arriba y no se puede ni hablar con ellos.
Restaurante el Ronquillo, debéis daros una vuelta por allí.