Llegamos y el restaurante, con un salón de 2 plantas enorme, estaba completamente vacío salvo por una mesa y nos "acomodaron" en la de al lado. Me siento y noto algo frío en la parte trasera del muslo... ¡el asiento estaba sucio! había un trozo grande de tomate y agüilla (o aceite, no estoy segura), justo en la zona del muslo-culete. Manda narices que con un restaurante tan grande nos sienten en la mesa que tiene el asiento sucio. Nos cambiamos de mesa y le comentamos a la camarera lo ocurrido y casi ni se inmutó, pasó un trapito a desgana y listo.
Ya en nuestra nueva mesa pedimos la comida. Hay un menú a 12.99€ que incluye 2 platos, bebida y postre así que nos decidimos por eso. De entrante yo pedí focaccia y, aunque escasa, estaba bastante bien de sabor. Viene con acompañamiento de rúcula y un tomate cherry, si, uno, nada más uno... mi marido pidió ensalada César y no le convenció porque tenía 4 escasos trozos de pollo chicloso. Eso si, la salsa estaba rica y con gran cantidad de queso. Para pasar la comida lo mejor es una buena bebida, pero la Coca-cola que le trajeron (yo pedí agua) estaba desbravada. Es la primera vez que se deja la Coca-cola sin terminar.
Como segundo plato me pedí rigatonis con salsa carbonara. La pasta estaba cocinada al punto, ni pasada ni dura, como a mi me gusta, pero la salsa no era carbonara sino crema de leche con trozos de bacon y cebolla. En un bar de menú entiendo que no hagan salsa carbonara auténtica, pero en un restaurante italiano es lo que una espera ¿no?
Mi marido optó por una pizza vegetal. En cuanto a los ingredientes bien, pero cortar verduritas tampoco es una ciencia. En cambio la masa era también algo chiclosa y difícil de comer. Además los cuchillos no cortan nada así que la cosa estaba complicada.
Y vamos con los postres, mi gran decepción... dudé entre pizza de Nutella u Oreo con mascarpone y, a buenas horas, opté por la pizza. Esto fue lo que me trajeron:
Y eso mismo, menos un bocadito, se quedó en el plato. La masa era como de 2 días antes. Dura como una piedra en el centro, imposible de cortar si no es con una radial, e incomible. Eso si, la Nutella era auténtica. Menuda decepción, tendría que haber optado por el helado e ir sobre seguro.
Si yo soy la camarera y veo que alguien ha dejado un plato casi intacto le preguntaría si hay algún problema, pero ni pestañeó. Quien sabe, igual aprovechan el trozo que dejé y se lo ponen al siguiente que pida ese postre. En resumen, casi 26€ por una comida que no pasa de ser de un bar de barrio en un restaurante al que no volveremos salvo que venga Gordon Ramsay y les de un toque.
¿Habéis estado alguna vez en Giuliani's? espero vuestras impresiones...