"Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera." L.Tolstoi.
Huevo con crema de trigueros y trufa.
Es viernes noche y salimos. Esto se está convirtiendo en una rutina, vicio o una necesidad, aunque nada preocupante. Mi propuesta inicial es volver a Ginkgo Biloba para poder rectificar mi mala entrada de hace un tiempo, aunque como en este blog se impone la democracia o más bien el matriarcado, terminamos yendo a morir al nuevo Restaurante Guerra y Paz que un tolstoniano ha abierto en la calle San Lorenzo. En el local de donde estuviera el restaurante El Reloj de Cuco, de quien parece que han heredado algo más que el local. Otra tercera opción era ir a Foodie, otro de los nuevos gastrobares que ha dado un nuevo giro a su cocina. Aunque la decisión está tomada, estos los dejaremos para otra ocasión. Llegamos a una calle San Lorenzo llena de gente por la celebración de la apertura de una galería de arte contemporáneo, Espacio Pático. Y es que no solamente se abren restaurantes. Cuando entramos en Guerra y Paz, la primera impresión nos gusta. Es un local moderno decorado con gusto. Cuando reservamos nos dijeron que el salón estaba lleno, que tendríamos que cenar arriba, aunque al llegar y decir que teníamos reserva, nos mandaron directamente al sótano, en un salón infinitamente más agradable e íntimo que la parte superior , con restos de la antigua muralla árabe de la ciudad. Al bajar las escaleras, a la izquierda hay un cristal a través del cual podemos ver que se está cociendo en la cocina.Ravioli de Toro y Setas.
Como esto va de rutinas, nada más sentarnos, tomaron nota de las bebidas y enseguida, aunque no en el mismo viaje, trajeron las cartas. Es curioso que en la época de sofisticación de los refrescos no tengan ni cola zero, ni gaseosa. -¡Pues si no hay Casera, nos vamos! La carta hace un guiño al nombre de la novela, nombrando los entrantes como infantería, a las ensaladas, aliados y artillería a los platos para compartir. Como sugerencia y siguiendo con la temática les diría que pusieran en la carta platos como “Soldaditos de Pavía”, “Caballitos”, “Reclutas”, “Bombas” o incluso “Matrimonios”, que no hay cosa más bélica que estos. Me gusta la carta. De un solo vistazo podemos ver cualquiera de los platos que podemos pedir. Puede que los que sean cortos de vista no piensen lo mismo. Además de estas opciones de cocina, ofertan una serie de delicatessen como quesos de autor, conservas o salazones que no llegamos a probar.Natillas de Turrón.
Llegados a este punto, pedimos el armisticio sin esperar el ataque de la artillería. Firmamos la paz con un flan de frutos rojos y helado de albahaca, y unas natillas de galleta y turrón. A mí me gustaron más las natillas. Café de Salzillo Tea & Coffee para terminar la sobremesa y la cuenta. Cuando llegó esta, fue con diferencia lo que menos nos gustó de la noche. Un precio más acorde con el ambiente en el que estábamos, de mesas de mantel de algodón y agradable ambiente, que con lo comido. O al menos con parte de lo consumido. La próxima vez habrá que mirar mejor lo que pedimos. El servicio de trato amable, aunque un poco lento cuidaba los detalles con esmero. Digo la próxima vez pues nos dejamos sin probar platos como canelón de cordero, calabaza, miel y menta, su tataki de atún o las milhoja de foie entre otros.Guerra y Paz acaba de abrir sus puertas en la Calle San Lorenzo número 7 de Murcia y el teléfono para reservar es el 968902004. Es un restaurante que para llevar abierto solamente unas semanas, en ningún momento nos lo pareció y eso ya es mucho. Por cierto, aunque anunciaban que tenían ediciones de bolsillo de la novela de Tolstoi, yo no vi ninguna.