Restaurante Hydrogen Hotel Barceló Sants.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Hacía tiempo que no íbamos a ningún hotel a comer, gustándonos como nos gustan. Seguramente, en la época veraniega, los visitamos más para aprovechar sus terrazas y disfrutar de sus vistas o para relajarnos en sus jardines. Pero lo hemos retomado, y ahora, cara el invierno, visitaremos algún que otro restaurante de la hotelería barcelonesa que consideramos una de las mejores opciones para comer en Barcelona y de la que abiertamente nos declaramos admiradores y probaremos seguro algún que otro menú de temporada que suelen ofrecer, pensando ya en la Navidad.

De momento, empezamos con una visita al Hotel Barceló Sants. Seguramente hablamos del hotel mejor comunicado de la ciudad teniendo en cuenta que está justo encima de la estación central de trenes, y que desde allí, según como lo mires, conectas con cualquier parte del mundo. Un hotel de 4 estrellas que ha sido reformado hace poco para darle un ambiente entre futurista y espacial, con tonos blancos y que ha incluído también la reforma de su oferta gastronómica.

Por un lado, con el Orbital pensado para momentos más informales. Coctelería en la que se encuentran los combinados más clásicos y el coctel del día que realizan para la jornada en concreto. Se puede tomar algo de picar para acompañar la bebida y relajarse a última hora del día con un buen afterwork. Empezamos allí la noche probando lo que había dado de si la imaginación del bartender ese día con un combinado de ginebra, licor de galleta y un toque de jengibre que era muy fácil de beber y dulzón y que acompañamos con algún aperitivo sólido: chips de manzana con canela, cacahuetes con wasabi, chips de patatas clásicas o nueces con cacao son algunas de las alternativas para acompañar la bebida. 

Oxygen, con formato de bufet en el que eliges si tu comida será más ligera o más contundente para aguantar el resto del día. Nitrogen pensado como cafetería e Hydrogen, su restaurante a la carta.

El Chef ejecutivo del Hotel Barceló Sants es Ramon Ribas. Con un gran currículum para su edad (42 años) nutrido de experiencia en varios Hoteles de Gran Lujo de Méjico y Barcelona, restaurantes con Estrella Michelin, premios de Gastronomía y colaboraciones con eventos gastronómicos de renombre. Disfrutaremos de una degustación de uno de sus menús que una vez más, confirma la gran relación calidad precio base de la oferta hotelera.

El menú bautizado como Sants-tronómico forma parte junto con otros platos de su carta estrenada el 19 de octubre en la que mezclan buen producto, imaginación y buena cocina. Mientras esperamos que empiece el servicio, entretenemos el estómago con una degustación de dos aceites con focaccia hecha por ellos. Los aceites eran Arbequina y Picual.

Enseguida llega el primer plato: una ensalada. Con queso mató, piñones, vinagreta de miel-frambuesa y  micromezclum.

Una ensalada equilibrada, tanto en nutrientes como en sabor que sirve como entrante y de las que siempre pienso que quedan algo deslucidas cuando se toma un menú, posiblemente por ocupar habitualmente el primer puesto. Algo injusto. Por eso, y porque me gustan mucho, empezamos haciendo una especial mención a ella. El siguiente plato es un claro ejemplo de lo que antes comentábamos, de sus recetas tradicionales, ya que se trata de un canelón.

Pero un canelón poco habitual, ya que era de faisán con crema de trufa negra. Si está bien, hecho, y suele ser así, es un plato del agrado de casi todo el mundo. Si le añadimos los ingredientes algo más gourmets como es el caso, hay que decir que fue uno de los mejores platos de la noche.

Continuamos con uno de los mejores pescados que puede tomarse: Rodaballo.

Rodaballo grillé con la glasé de sus espinas, cebollitas, microvegetales y aceite de cenizas. Un nombre largo con demasiados apellidos que por suerte no escondían el producto principal. Terso, duro, de buena carne y con solo un pequeño toque de los ingredientes para equilibrarlo. Aunque para mi estaba demasiado hecho (cuestión de gustos) , era realmente delicioso. El plato de carne lo protagoniza el cordero.

Espaldita de cordero lechal confitada, asada y deshuesada, con jugo de ajos tiernos y patatas al romero es como se presenta en su carta aunque en nuestro caso las patatas se habían sustituido por setas. Sabor a campo, muy  melosa y con su piel crujiente. Muy bien hecho. También un plato bien conseguido. El postre no fue ningún clásico como coulant, tiramisú o cheesecake.

Fue un postre ligero hecho además con un producto de temporada, una mousse de castañas con su terciopelo de chocolate. Suave, y no excesivamente dulce con una atractiva presentación.

Acompañamos la comida con un par de copas: vino blanco al inicio de la cena que cambiamos por tinto al final. No puedo deciros cual fue el vino blanco, no lo recuerdo. El tinto fue un Celeste Ribera de Duero con un etiquetaje que parecía hecho para la ocasión. Su carta de vinos, por lo que nos explicaron, no es muy amplia ya que su idea es que sea dinámica e ir cambiándola.

La cena fue buena, muy buena y muy completa. Armoniosa, con un buen orden a la hora de servir que por sabor iba in crescendo. Un hotel que os recomiendo y que se une como ejemplo a la lista de aquellos sitios imprescindibles para visitar, comer tranquilo, bien y a un precio muy razonable: 45 Euros IVA incluido (bebida aparte). Tienen otro menú más ligero tanto en platos como en precio, el Menú Gourmet Saludable: Crema de zanahorias al curry con espuma de coco y nueces de pecán, Lubina al vapor con verduras y vinagreta de carabineros y bizcocho de aceite de oliva con aroma de naranja y sorbete de mandarina por 28 Euros. Platos muy diferentes pero seguro que igual de buenos. Cualquiera de los dos menús o su carta se sirve mediodía y noche.

Sabemos que cuesta entrar a cualquier hotel con la naturalidad necesaria como si fuera un restaurante. La barrera psicológica de pasar por una recepción o un vestíbulo pesa de forma absurda, pero cada vez más se contempla la opción de comer en ellos. Una barrera que para mi ha dejado de existir y que os sugiero que no dejéis que os impida visitar algunos de los mejores restaurantes de la ciudad en los que disfrutar de una gastronomía muy cuidada, de un servicio de 4 estrellas mínimo y de pagar un precio más que justo por ello.