Al salir del coche notamos el intenso frío. Creo que la noche era una de las más frías del año, si no la más. Cuando entramos en el restaurante, eran pasadas las once, el ambiente no era mucho más cálido que en la calle. Supuse que la gente ya había cenado y en lugar de alargar la sobremesa, decidieron ir a otro sitio. Directos a la mesa reservada. Que diferencia con otros, aquí se comprometieron a hacer las cenas de teatro y lo respetan, a pesar de ser el fin de semana de San Valentín. Lo que tiene la #crisis, como tuitearía alguno. El restaurante era amplio, con distintas estancias y las mesas bien separadas unas de otras. Insisto mucho en esto de las mesas, pero creo que más de un restaurador debería ver la pelicula Barry Lyndon de Kubrick para ver como disponer las mesas en pro de la privacidad. Aunque ni tan claro ni tan calvo.
El primer plato seguía siendo fijo, tomates verdes fritos, como la película. Un tomate rebozado con salsa de guacamole que estaba delicioso. "De pelicula". No sin razón es el plato estrella. La receta no parecía muy compleja. Habrá que investigar. El vino que pedimos fue un NdQ, Nacido del Quórum. Un vino de tres meses de barrica de la bodega Quórum.
El plato principal era a elegir entre unos tallarines con gambas y verduras al estilo Thai y en el programa ponía un timbal de carrillera con cebolla caramelizada y patatas a lo pobre. Tenía pocas dudas entre los tallarines y la carrillera. Cuando pedimos las carrilleras, nos dijeron que habían cambiado el menú. O mejor dicho, ese plato del menú. La alternativa era un solomillo hojaldrado. Para mi gusto, la salsa estaba un poco fuerte, por lo demás, delicioso. Habían cambiado el menú. Esto nos puede parecer mal, sobre todo si es la primera vez que vamos. Nos podemos quedar con las ganas de probar la carrillera. Pero la idea de cambiar el menú es acertada si pretenden atraer de nuevo a clientes que ya han probado el menú y quieren algo nuevo. No es un disparate pensar que la gente que va al teatro pueda repetir.
El postre también cambiaba. El tiramisú de Té verde era sustituido por una deliciosa tarta de la abuela. Que manía le estoy cogiendo. Sonaba mejor lo del tiramisú. Para terminar un café de flor de Jamaica y la cuenta que, como pedimos más bebidas, iba a subir un poco. A pesar de esto, una cena así por poco más de doce euros, un sabado noche ni en el burguer. Que buenisima idea esta de las cenas de teatro y que buena noche con entretenimiento de todos los sentidos. Que buena combinación gastronomía con cultura.
Para echar el telón decir que el Restaurante Julián está en la plaza de la Cerámica número 6 de Molina de Segura y el teléfono para reservas es el 968 64 22 83.