Restaurante La Tasquina, Segovia (España)

Por Enogourmet

Restaurante La Tasquina, en Segovia (España)
Situado en el nº 3 de la calle Valdelaguila, a escasos metro de la plaza del Potro podemos encontrar uno de los restaurantes más recomendados por los propios habitantes de Segovia. Alejado del recorrido más turístico, este coqueto restaurante ofrece una exquisita barra de pinchos, una variada carta de vinos, pero sobretodo ofrece la mejor relación calidad de precio de todos los restaurantes de esta ciudad.El Lunes 12 de Octubre, aprovechando nuestra estancia en esta ciudad, decidimos poder comer ese tan afamado "Cochinillo Segoviano", pero claro, una vez callejeando pudimos darnos cuenta que este plato estrella, era ofertado por todos los restaurantes de esta localidad sin excepción.

Bien es sabido, que los recorridos turísticos por sus plazas emblemáticas y calles pintorescas son inevitables,  y a su vez, para no llevarse malas sorpresas, los restaurantes emplazados exclusivamente para el turismo, deben ser siempre evitados, ya que una manera de optimizar un encuentro gastronómico, es procurar siempre buscar aquellos lugares que habitualmente son frecuentados por los propios habitantes... y así fue nuestro objetivo. Después de varias horas callejeando comparando precios, pudimos comprobar que ningún restaurante ofrecía el "Menú Cochinillo" por menos de 21 Euros por persona y seguidamente de hacer un pequeño sondeo a varios empleados de nuestro hotel, a un simpático camarero que nos sirvió un café en la "plaza de la Rubia" y por último a unos empleados municipales de mantenimiento, todos coincidieron abiertamente y sin titubeos en lo mismo, recomendándonos ciegamente La Tasquina, por lo que no hubo ninguna duda de que ese debía ser nuestro lugar.

Nos pusimos manos a la obra y con la intención de no dejar pasar esta oportunidad fuimos en busca de este local. Al ser este un día festivo y no haber previamente reservado, la preocupación de obtener mesa fue creciendo nada más ver que rebosaba de gente la entrada, pero inmediatamente pudimos hablar con Julio, supongo que sería el dueño, y nos dio la posibilidad de disfrutar de un menú completo por solo 17,50€ por persona, pero para ello era necesario esperar unos veinte minutos y comer a las 13:30h , justo al inicio del servicio, ya que después lo tenía todo reservado... y así fue, sin pensárnoslo más, como comenzó nuestra experiencia gastronómica en La Tasquina. 

Nada más pasar por la puerta pudimos contemplar una extensa barra repleta de suculentas tapas. Aprovechando la excusas de que todavía había que esperar un poco para ir a la mesa, que mejor entonces que tomarnos una copa de un buen vino blanco de Verdejo y saborearlo junto a una deliciosa ración de oreja de cerdo en salsa.

Sin apenas tener tiempo de terminarnos la copa de vino, fuimos acomodados teniendo el orgulloso placer de estrenar por ese día y ser los primeros en tomar asiento en su coqueto comedor. Julio nuestro camarero, al principio daba la sensación de ser un poco borde y seco, pero rápidamente cambio nuestra percepción hacia él al tomarnos nota y al servirnos el vino.
Sin duda lo que rompió el hielo, fue el detalle de servirnos como vino de la casa, un buen tinto de marca comercial "Conde San Juan" de origen valenciano elaborado por Bodegas Arraez, y vaya con la sorpresa, ya que no tenemos que olvidar que estábamos inmersos en plena zona de "Riberitis y Riojitis" y si tan difícil pudiera resultar encontrar un vino elaborador en la región de Madrid, imaginaros poder comer con un vino Valenciano

Los entrantes de la carta que más no llamaron la atención fueron los que finalmente optamos por pedir. Opté por tomar una apetitosa ración de Judiones de la Granja, ideal para entrar en calor. Comida calórica donde las haya, elaborada con chorizo, tocino y jamón, todo ello bañado por un suculento caldo de cocido y acompañado por unas mantecosas bajocas de gran tamaño. Este un uno de los platos típicos de esta región y sin duda muy apreciable.

Otro de los entrantes que nos interesó, fue el Arroz con Bogavante. Servido en plato hondo, fue otro plato que nos gustó, ya que contó con una generosa ración y con condimentos para hacer este plato de lo más atractivo. No es destacar este plato por su procedencia, ni por tampoco ser representativo de Segovia, pero al igual que el vino, fue otro guiño a la cultura Valenciana, por lo que por describir en pocas palabras esta experiencia gastronómica, se podría considerar como una "fusión" entre comido Segoviana y Valenciana, aunque un arroz con bogavante se puede comer en muchos lugares, tal vez las regiones próximas al mar sean las mejores indicadas para hacerlo, pero no hay que ponerle ningún pero a este plato, ya que las cosas buenas se deben poder apreciar en cualquier punto de planeta, y bien seguro que esta obra maestra no tiene mucho que envidiarle otros semejantes, servidos de igual manera, en diversas regiones costeras.

El plato principal que nos trajo hasta aquí, fue el afamado Cochinillo Asado al estilo Segoviano. La ración no fue excesivamente copiosa, pero teniendo en cuenta los entrantes previos, el conjunto del menú fue más que suficiente. La presentación dejó un poco que desear, ya que una tristes patatas cocidas y relativamente crudas fue lo único que se atrevió a guarnicionar. Elaborado en horno de leña, su textura exterior resultó muy crujiente, contrastando con la cremosidad y delicadeza de su interior. Aroma embriagador y sabor sin igual, nos dejó bien claro el motivo por el cual le reinada dicha fama a tan aclamado plato. No sé cuanto más hubiese sido capaz de comer, pero tengo que reconocer que el paseo por esa paletilla que me tocó, resultó muy corto.

Para el ponerle el broche a esta comida, de postre me decanté por un hojaldre bañado por chocolate negro. Seguramente muchos de ustedes tampoco hubierais podido aguantar esta dulce tentación, y como es evidente yo tampoco pude ser menos.

Nos levantamos de la mesa una hora y media después y el local ya estaba lleno, suerte la nuestra de haber podido optar finalmente por una mesa en La Tasquina y terminar pronto de comer nos permitió poder rebajar la comida dando un agradable paseo por las calles Segovianas y terminar haciéndole una fotos a su famoso acueducto. Si tenéis la suerte de dejaros caer por aquí, no tengáis duda de pasaros  por este lugar, tanto si es para únicamente tomar unas vinos con tapas o bien para comer, ya que con tantas recomendaciones sobre este lugar, como podéis comprobar no es posible que todo el mundo esté equivocado.