Restaurante Mica Elvetie, en Bucarest (Rumanía)
Emblemático lugar de cocina típica Suiza, situado en la planta baja del céntrico hotel Europa Royale Bucarest, en el numero 28 del bulevar Mircea Voda, en el que estuvimos alojados durante durante los varios días que duró nuestra estancia en esta ciudad. A su vez este restaurante también dispone de su entrada principal, por el número 60 de la calle Franceza. Aprovechando su proximidad y que quedamos muy contentos la primera vez que pudimos cenar el Martes 27 de Septiembre 2016, decidimos el último día repetir antes de marcharnos, y probar durante la comida del Jueves 29 de Septiembre, con otros platos. Por este motivo voy a a provechar este post para detallar ambas experiencias.
Los entrantes que su carta ofrece son variados pero siguiendo recomendación del chef Jakob Hausmann, quien vino varias veces a consultar opiniones con los diversos comensales de la sala, optamos por tomar de manera individual unos entremeses compuestos por lomo embuchado, jamón ahumado con una curiosa apariencia muy semejante al jamón que tenemos costumbre de tomar en España, pero que luego no se parece ni en textura, ni en sabor; cintas de bacon crudo también ahumado, y unas cortadas de queso emmental, además de incluir unos pepinillos y tomate cherry para refrescar.
El plato principal fue una muy interesante carne de ternera troceada y acompañada con una deliciosa salsa de setas flambeadas al coñac, junto a una delicada salsa de crema fresca. Un plato delicado, fino, sabroso y muy apreciado. Acompañado de Rösti, una de las especialidades que mas me ha sorprendido, se trata de una receta tradicional suiza y sirve para acompañar tanto carnes como pescados.
También se puede hacer con queso, patata, bacon y cebolla. Este plato, aunque no lo parezca es muy ligero, está hechos sólo con patata y cebolla rallada, un pellizco de sal, eneldo, y una cucharada de aceite para que no se peguen a la sartén. Podemos hacerlos con las hierbas aromáticas que más nos gusten, y del tamaño que queramos. Casi que podemos presentarlos como una tortilla de patatas sin huevo, el sabor os va a sorprender.
El único plato que tomé el segundo día fueron unas Chuletas de Cordero de Nueva Zelanda, acompañado de una muy aromática rama de romero, sobre una intensa salsa de vino tinto, con un sabroso fondo como de vainilla o nuez moscada, junto a un toque de mantequilla a las finas hierbas y ajo. Una presentación interesante, conjunto servido en su sartén, destacar su textura tierna, carne rosada poco hecha pero de buena textura.
Destacar tambien este lugar, por tener una decoración propia de estilo Alpino, con representaciones en las paredes de la cultura Suiza, usando tanto mapas, como estandartes y escudos medievales, todo ello sobre paredes que emulan una estructura antigua de piedra.
Las cenas suelen ser amenizadas por música en directo, aunque este detalle no sorprende tanto aquí en Bucarest, ya que es muy frecuente encontrar en los diversos restaurante y rincones de la ciudad, violines y demás instrumentos interpretando canciones folclóricas propias de su cultura, y también a su vez otras canciones más conocidas.
No es muy común encontrar restaurantes que elaboren cocina puramente tradicional originaria de Suiza, en parte es bueno saber que estos platos son genuinos y para nada, esta gastronomía no se puede comparar ni con la Alemana, ni con la Austriaca, ni con la de ninguna otra que marque frontera con este país. Su estilo propio me ha gustado y prestaré mucha atención, para muy pronto poder volver a frecuentar otro restaurante que me pueda aportar estos platos y estos sabores.