Pollo Tikka Masala.
Una camarera, no muy hindú, a la postre nos enteraríamos que era de Madrid, nos tomó nota de las bebidas. En nuestro rápido viaje a oriente hicimos un guiño a lo autóctono y nos pedimos unas Cobra. Cervezas típicas indias “made in UK”. Con las bebidas en la mesa y la carta, a la que no parábamos de dar vueltas buscando platos que nos sonaran de entre las más de doscientas referencias que había. Decidimos dejarnos aconsejar por el camarero, quien a diferencia de la primera camarera que nos atendió, sí que tenía rasgos asiáticos. Asesorados por él, pedimos unos entrantes y varios principales, todo al centro. Las opciones, a pesar de la cantidad de platos, no parecían tantas. Tipo de carne y tipo de salsa. Lo más importante es acertar el tipo de salsa y el grado de picante. Según nos vino a decir, no hay límite en el picante. Al gusto del cliente. - ¡Hasta el infinito o más allá!
Gambas Dhansak.
Empezamos con un variado de entrantes para poder probar más cosas. Para cada dos comensales trajeron un Onion Banjee, unas especiadas cebollas frescas rebozadas con harina de garbanzos, una Samosa vegetal, un Vegetal Pakora, un rebozado parecido al de cebollas, pero con más variedad vegetal y distintas especias y un Four Papadoms, unas mini tortas de lentejas ligeramente picantes. Este plato venía acompañado de tres salsas de la casa, una de menta bastante suave, una de mango y la que más gustó, cebolla con tamarindo.
Los platos principales también los pedimos al centro. No tenemos la oportunidad de ir muy a menudo a un restaurante indio y cuando lo hacemos, queremos probar el mayor número de platos posibles. El primero que pedimos, como no podía ser de otra manera, fue un pollo Tikka Masala, bastante suave y quizás un poco escaso. Para no repetir carne, pedimos también cordero. Asesorados por el maître, nos fuimos a lo más convencional, el cordero Bhuna, también con curry, jengibre, pimiento y otras especias. De todos los que pedimos, este era el que quizás estaba un poco más fuerte. Pero como habíamos decidido ser conservadores, el picor se podía soportar con tragas de la fresca Cobra. El último de los entrantes, para el que también cambiamos de tercio, fue el Prawn Dhansak. Un plato de origen persa en el que guisan unas lentejas nada parecidas a las nuestras, con piña y unas gambas, que también parecían orientales. Todos los platos nos gustaron, aunque quizás las cantidades son escasas, a no ser que, como hace todo el mundo, se pida arroz para mezclar con las salsas. Esta mezcla, sin duda alguna, es lo mejor de la comida. El arroz elegido fue el Pilau, que permitía disfrutar al máximo de las salsas.
Arroz Pilau.
Otra de las agradables sorpresas de la velada fueron los panes. Unos panes indios, ácimos, llamados Nan, que servían o bien solos, o bien aromatizados por ajo, por queso o mantequilla o acompañados de coco, almendras o incluso carne. En nuestro afán catador, pedimos tres variantes distintas. El primero de ellos fue el Nan con ajo y queso fresco, que recordaba al pan de ajo de las pizzerías. El segundo fue el suave Parathacon mantequilla que combinaba muy bien con el arroz y las salsas. Y el último, un dulce y delicioso Peshwari Nan de coco, pasas que bien podría pasar por un postre.Uno de los comenasales, rompió la disciplina de grupo y pidió una copa de vino. Se la sirvieron a una temperatura demasiado elevada y la copa casi a rebosar. Una asignatura pendiente, al igual que los postres. Pedimos una crema de mango por recomendación de la camarera, y a ciencia cierta que el postre nos gustó menos que el Peshwari Nan.
El restaurante Paras está en el número 38 de la calle mayor de Los Belones (Cartagena) y el teléfono para reservar es el 968137450 o al móvil 639946996.