Solamente y aunque sea para muchos tema tabú o desagradable, tomamos conciencia de ello cuando hablamos de la muerte; o en nuestro devenir por la vida, no toca de re-filón, o a una persona cercana, amistades, familiares o compañeros de trabajo. O por el simple hecho de tener una enfermedad, o nos cambien nuestro status quo, como la pérdida de nuestro trabajo o haberlo perdido y con el tiempo, nos entra la desesperanza de buscar una oportunidad y no encontrarla. Resulta paradójico qué pensar en una adversidad - por ejemplo en la muerte - nos pueda catapultar para liderar nuestra vida. Esto lo saben quién lo ha experimentado o sufrido.
La pena, es no disponer de este pensamiento con anterioridad, para poder estar preparados para una elección, de casí, SI o SI, para nuestra vida. Nos hace templar los cimientos de nuestra área de confort y seguridad; y no es lo mismo, tener la necesidad de caminar por el camino más oscuro, inhóspito y menos transitado que hacerlo por la senda iluminada de la mediocridad, estando convencidos por nuestro ego, que a nosotros no nos pasará. Todo el mundo tenemos baches y adversidades, y creo, que cuanto mejor estemos preparados física y mentalmente, mejor, para esa toma de decisiones correcta. O nos permita más que correcta, no estemos en un estado de estrés, desánimo, depresión u otros momentos o situaciones emocionales que nos hace mantenernos frustrados; por lo que debemos, sí podemos, reaccionar o cambiar la forma de verlo y tomar medidas sí está en nuestro alcance.
Robin Sharma, en su libro "El líder que no tenía cargo", lo expresa para que el personaje central de su obra, tome conciencia que la vida que lleva, centrada en el victimismo, no le conduce a nada y para darle un toque de atención, revive un caso práctico, que le hace despestar. Sharma comenta "pararse a pensar en que algún día vas a morir es una poderosa herramienta para cambiar nuestra manera de pensar y despertar al líder que todos llevamos dentro, para su disfrute en el terreno personal como el profesional. Por que al darnos cuenta de lo finita que es nuestra existencia, eliminamos toda distracción y nos quedamos con lo importante".
Debemos tomar conciencia de intentar hacer lo que nos resulte importante y vital para nuestra vida. Imaginemos y planteémos preguntas -drásticas- que nos hagan tambalear nuestra forma de ver las cosas, nuestros paradigmas y nos haga pararnos a pensar, sí estamos contentos con nuestra forma de ver la vida, o disfrutarla.¿Qué harías hoy sí fuera tú último día de vida? Tremendo intentar darle respuesta a la pregunta. De igual forma, ¿Y sí te quedara una semana...un mes...un año?. ¿qué harías?. Si dedicamos solamente una pequeña fracción de nuestro tiempo, a pensar en las mismas, nos daremos cuenta, de intentar aprovechar nuestra vida al máximo, con lo que queramos hacer, en busca de nuestros sueños u objetivos.
Tomemos una referencia. Imaginad que supiéramos que la esperanza de vida es de 80 años. Sabéis lo que esto significa. Es que nuestra vida, desde que nacemos tiene para su disfrute 960 meses. Es decir, 29.000 días. No os parece increíble. Y ahora viene lo siguiente. Ahora tenemos X años. Y qué vamos a hacer, planear para disfrutar en lo que nos queda de vida. Pero empecemos hoy mismo a ENTENDERNOS y cambiar si eso es lo que deseamos. Gestionemos nuestro tiempo finito en aquello que nos llene, pensemos, ideemos, creemos, innovemos en nuestra vida; Cerremos y demos carpetazo al pasado, salvo aquello que nos traiga maravillosos recuerdos. Y miremos al presente cada día y VIVAMOS.
Si lo pasamos al terreno profesional, con este sentimientos interior de entendimiento. Y se nos plantea, una reunión, el dueño de la empresa en la que trabajamos y nos comenta, ¿O cambia la situación o en tres meses tendremos que cerrar la empresa? ¿Qué hariamos? Lo fácil empezar a echar CV. O entender el mensaje y con la ayuda de todos, sacar a flote algo que parece abocado a la desaparición?.
Por tanto, el liderazgo y la Gestión del Cambio, de nosotros las personas, está y parte del estado emocional y de entendernos a nosotros mismos y crear conciencia para liderar nuestra vida, con libertad en aquello que queremos hacer, por nuestros objetivos y sueños particulares y colectivos. El resto de cosas, de características que llevan 2000 años escribiendo es superfluo, ya que, el tildar lo que debería tener un líder como puntos de su ser, es totalmente imposible contemplarlos, por el simple hecho de que todos somos diferentes y únicos.
Por ello, creo las adversidades de la vida, las crisis, son fuente de oportunidades, las cuáles hay que saber verlas y querer alcanzarlas. No nos cerremos en banda, y hagamos caso a nuestro voz interior. Ella es la que mejor y más sabia sabrá darnos consejos y apelando a nuestra motivación; aunque resulte difícil y complicado, debemos intentar tomar el rumbo, y hacer un giro hacia aquello que nos lleno. A veces, resulta o parece imposible y complicado, lo que no podemos hacer es rendirnos. Intentémoslo.