Resultados y análisis del referéndum del 2 de Octubre

Por Desde Hungría
Ayer, domingo 2 de Octubre de 2016, se celebró en Hungría el referéndum sobre las cuotas migratorias impuestas por la UE. La pregunta lanzada era la siguiente: ¿Quiere que la UE, sin la aprobación de la Asamblea Nacional, imponga el asentamiento obligatorio de ciudadanos no húngaros en Hungría? Estaban llamados a las urnas 8.261.394 ciudadanos para responder a esta pregunta con su papeleta. Para que el resultado fuese válido, la legislación húngara requiere al menos un 50% de participación ciudadana. Desde el comienzo se sabía que iba a ganar el "No", lo que no estaba tan claro era que se llegase a este quórum necesario.
Los resultados han sido los siguientes: la participación fue finalmente del 43,35%, votaron 3.581.267 ciudadanos (es decir, que el referéndum no fue válido de acuerdo con la actual ley húngara). El 98,33% (3.282.723 personas) votó "No" a las cuotas de la UE, y el 1,67% (55.758 votos) fueron un "Sí" a dichas cuotas. 223.258 votos fueron inválidos (el 6,27%). He aquí una forma más gráfica de ver los resultados:
Arriba, porcentaje de votos válidos (40,41%) frente a votos inválidos + abstenciones (59,59%), siendo el 100% el total de población con derecho a voto (8.261.394 ciudadanos). Abajo, del total de los votos válidos, votos al "Sí" (1,67%) y al "No" (98,33%).
Mapa de la participación por provincias. En ninguna se llega al 50%. Llama la atención que las regiones con mayor porcentaje de participación fueron las más afectadas por la crisis migratoria (aquellas fronterizas con Austria o Serbia).imágenes: valasztas.hu 
Es decir, el resultado del referéndum fue un rotundo rechazo al sistema de cuotas obligatorias de la UE, prácticamente de un 100%, una cifra que puede considerarse bastante llamativa. Sin embargo, debido a que la participación no fue superior al 50%, el referéndum no es válido. Lo cual tiene una doble lectura: el gobierno habla de éxito rotundo, la oposición de derrota escandalosa. Y como siempre, ninguno tiene razón. Algo parecido ocurre en los medios de comunicación, especialmente en los españoles (que son los que más sigo).
Es muy triste que apenas encuentre un análisis medianamente serio del referéndum, porque claramente cuando la participación es baja y el resultado tan rotundo, hay dos noticias, y es triste que cada uno se calle una y magnifique la otra hasta niveles insoportables: para unos fue una catástrofe, para otros un gran resultado. Eso obviamente no puede ser verdad, así que yo voy a analizar las dos cosas: por un lado el fracaso del gobierno con la participación, que el gobierno calla y la oposición y los medios han publicado a los cuatro vientos, y, por otro, el claro resultado contra las cuotas, con el que el gobierno saca pecho y oposición y medios callan o no analizan.
El nivel del periodismo en España, lo he dicho muchas veces en el blog, es lamentable, bajo mínimos, de una calidad ínfima. Las noticias están mal redactadas (cuando no tienen directamente fallos ortográficos), y son descaradamente manipuladas y subjetivas, no se molestan en maquillarlo o disimularlo. Al menos medios como la BBC manipulan las noticias de una manera más sutil, hablando de lo que interesa y callando lo que no, pero redactan bien y aparentan objetividad, en España eso no ocurre, claro que la BBC paga mejores salarios y así logra buenos "profesionales", y los medios españoles ofrecen, en su mayoría, trabajo basura que atrae a becarios subcontratados (y así les luce el pelo).
Yo escribo este humilde blog que apenas lee nadie si lo comparo con los grandes periódicos españoles. No gano un solo euro por ello, es un "hobby" de tantos que tengo, y por ello a mí nadie me paga por escribir, y puedo redactar lo que me da la gana, sin que pase por el filtro de ningún jefe que responde a los intereses del oligarca o su marioneta política de turno, o sin tener que encajar mis artículos en la ideología de ningún periódico (que como decía uno de mis profesores, solo dicen dos verdades: la fecha y el precio), y eso es lo que me puede dar algo de credibilidad, junto a mis años vividos en Hungría, pese a no ser húngaro.
Ya he explicado en el blog, lo saben los lectores habituales, que el gobierno de Orbán es de derechas, conservador, económicamente relativamente social y progresista, pero no es de ultraderecha, ni xenófobo, ni fascista (lo dice un extranjero que ha vivido años en Hungría, algo sabré de xenofobia). Eso son cosas inventadas por los medios desde que comenzase con polémicas leyes que atraían cierto poder al Estado procedente de manos privadas extranjeras. Solo desde entonces comienzan a satirizarle desde la UE, porque cuando en los años 80 criticaba al gobierno comunista y pedía la democracia y el liberalismo, era el ojito derecho de occidente. En cualquier caso, la pregunta formulada por el gobierno no es xenófoba, por mucho que se empeñen algunos medios, y si alguien lo duda puede volver a leerla. Tampoco se ha explicado porqué el gobierno estaba en contra de las cuotas, más allá de porque fuese fascista, xenófobo o de ultraderecha.
Dicho esto, entremos en faena. Como decía, del referéndum se extraen claramente dos conclusiones:
1) La baja participación, menor del 50%. Para el pueblo húngaro, el asunto que ayer se debatía tenía una importancia más bien baja, es decir, que no es una de sus principales preocupaciones el que Bruselas imponga unas cuotas obligatorias de acogida de refugiados o inmigrantes. Recordemos una vez más que el referéndum no es xenófobo, porque no se rechaza a los extranjeros, sino a las cuotas impuestas por la UE sin que el tema se debata en el parlamento húngaro.
2) Más del 98% de votos contra la cuotas. Es decir, que el pueblo húngaro esta en su inmensa mayoría contra las cuotas, si extrapolamos este resultado al grueso de la población húngara que no fue a votar, considerando a los votantes una muestra del total de habitantes.
Resumiendo, la conclusión que se extrae es que la gran mayoría de los húngaros están en contra de las cuotas, pero el asunto no les parece tan importante como para molestarse en ir a votar. Esto se explica por tres razones:
1) Que el referéndum no era vinculante, es decir, que aunque ganase el "No" con más de 50% de participación, no significaba que se suspendiesen dichas cuotas, sino que en realidad nada cambiaba.
2) Que para la gran mayoría de los húngaros este problema es de una importancia secundaria o terciaria, vamos, que tienen mayores preocupaciones en su vida cotidiana. Empezando por la economía, en un país donde la vida es difícil para la mayoría de sus habitantes y los salarios mucho menores que en el oeste de la UE.
3) Además, para hacer un correcto análisis de estos resultados al público occidental, hay que explicar que en Hungría, como en casi cualquier país del este de la UE o incluso de Europa, el hecho de que un referéndum o unas elecciones tengan baja participación (sobre todo si hablamos de un 40%, como en este caso) no es ninguna novedad, de hecho es el pan de cada día, y casi puede ser considerado bueno. El porqué está muy claro: sin pelos en la lengua, en estos países la mayoría de la gente tiene muy claro que, políticamente manda Bruselas, económicamente mandan las empresas de USA-Europa occidental, y los políticos correspondientes (en este caso húngaros) no son nada más que meros títeres o marionetas ejecutoras de las decisiones que toman los anteriores. Lo único que varía es que haya políticos aplicados, que hagan ciegamente los deberes de Bruselas o Berlín, como por ejemplo lo fue Gyurcsány (el anterior primer ministro, del Partido Socialista), o que lo hagan políticos más "respondones" o díscolos, como Orbán, que en realidad hace lo mismo, pero protestando y dando contestaciones al jefe. Los países del este de la UE llegaron tarde a la fiesta de la democracia y el capitalismo, cuando estaba todo el pastel servido, y se tuvieron que conformar con las migajas que quedaban, migajas que no suelen bastar para calmar el apetito de su pueblo, por lo que sus gobiernos tienen que montar estos "shows" políticos para seguir teniendo algo de credibilidad.
Sin ir más lejos, Orbán comparaba ayer estos resultados con los de los referéndum de la entrada de Hungría a la UE y a la OTAN. En aquella ocasión (gobernaba el Partido Socialista), dada la tradición abstencionista de los ciudadanos húngaros, se modificó la ley para que no fuese necesario llegar al 50% (posteriormente se volvió a instaurar esta norma, que se ha mantenido en el referéndum de ayer). La participación fue del 46% (en el del ingreso a la UE) y 49% (en el de ingreso a la OTAN), es decir, que con la ley actual no habrían sido válidos. Y de hecho, comparativamente, hay más votos en contra de las cuotas que los que hubo a favor de entrar a la UE (que fueron el 84%, es decir, 3.056.027 votos a favor del ingreso en la UE, por los 3.282.723 contra las cuotas de ayer).
Gobierno presidido por Orbán, ayer a la noche, en la rueda de prensa tras conocerse los resultados del referéndum.fotografía: index.hu
Si bien al gobierno de Orbán no le falta razón cuando compara los referéndum, me parece bastante triste que él y Fidesz, que aceptaron las reglas del juego (requerir un 50% de participación), y que para tratar de incentivar el voto de los ciudadanos hicieron una campaña implacable y muchas veces ridícula o directamente de mal gusto, derrochando dinero público, y que, al no haberlo conseguirlo, ahora le reste importancia y se quede solo con los votos, ignorando la escasa participación, cuando sabía de antemano que el referéndum estaba ganado y que su verdadera lucha era forzar la participación, en lo que ha fracasado. Si vamos a criticarle, hagámoslo con argumentos verdaderos y no con falacias o insultos.
En cualquier caso aquí no se debatía acoger refugiados o no, lo que se debatía era la forma de hacerlo, es decir, que fuese por imposición de la UE, me río cuando algunos medios llaman a las cuotas "solidarias". La solidaridad nace motu propio, no se impone por terceros, si se impone ya no se llama solidaridad, sino obligación. Y lo más importante de todo: las cuotas son absurdas per se, ya escribí sobre ello hace tiempo (aquí el enlace a dicha entrada), y si uno se para a analizarlas seriamente, se da cuenta en pocos minutos de que no tienen ningún sentido. No benefician ni a los ciudadanos ni a los refugiados.
Las cuotas obligatorias, no lo olvidemos, fueron idea de Angela Merkel cuando entró en pánico vista la muchedumbre (compuesta por miles de personas huyendo de la guerra junto a una mayoría de gente que lo hacía de países seguros aunque subdesarrollados), que se dirigía a Europa por su craso error diciendo que Alemania iba a acoger a todos los refugiados (a sabiendas de que no podía hacerlo), y sospechosamente después de que el jefe de la patronal alemana, Ulrich Grillo, saliese en los medios diciendo que Alemania necesitaba mano de obra barata. Por cierto, en su momento se acusó a György Soros de estar detrás de esta oleada migratoria, pues bien, hace poco anunció la creación de varias empresas privadas para ayudar a los gobiernos a gestionar a los inmigrantes, es decir, que ahora la teoría aún cobra más sentido (va a abultar aún más sus cuentas bancarias gracias al dinero público, y qué mejor negocio que el de la "solidaridad").
En su momento, muchos gobiernos se negaron a estas cuotas, entre ellos el español, pero después llegó "la doctrina del shock" (porque hay que reconocer que fue mucha casualidad que fuese justo en ese momento), la famosa imagen del niño ahogado en la playa turca. Solo entonces, tras una intensa y breve campaña mediática, muchos gobiernos las terminaron aceptando (aún así quedaron varios países que seguían negándose).
Veremos a ver qué ocurre ahora, de momento el gobierno húngaro ha dicho que, pese a ser inválido el resultado, se queda con la copla de ese 98% de votos contra las cuotas y que lo introducirá en el parlamento de cara a modificar varias leyes. Dada su amplia mayoría (no absoluta, como algunos medios mencionan erróneamente), no va a tener muchos problemas en hacerlo, así que en realidad la validez del referéndum tampoco era muy importante, salvo de cara a su imagen, que finalmente ha salido más deteriorada. Seguiremos al tanto de todo ello.