Haciendo repaso de todo lo que he vivido en 2016, me siento muy feliz. Ha sido, sin duda, el mejor año que recuerdo, tanto en lo personal como en lo profesional. He vivido nuevas aventuras, probando nuevos sabores, visitado nuevos países, en algunos hasta he vivido unos meses. He conocido culturas muy distintas, viajado muchísimo y haciendo nuevos amigos allí por donde he pasado, a los que no voy a poder olvidar nunca. He hecho cosas que nunca antes había hecho y tenía muchas ganas, como montar en globo.
Me siento muy agradecida de las oportunidades europeas que he tenido, gracias a las cuales he podido mejorar mi inglés y aprender una nueva técnica de edición de fotos con la que montar mi propia exposición fotográfica en Turquía.
Ha sido el año que más viva me he sentido. Con mucha energía, capaz casi de cualquier cosa y me gusta esa sensación. A los que están a mi alrededor parece que también les gusta. Se la recomiendo a todo el mundo. De hecho, cuando no me siento así, me cuestiono qué tengo que cambiar en mi estilo de vida porque algo está fallando e intento modificarlo. Por ello, me siento orgullosa de lo vivido en 2016, porque creo que conseguí alcanzar ese objetivo.
Ha sido el año que más en contacto con la naturaleza he estado y más deportes de aventura he hecho. Submarinismo, surf, paddle surf o surf de remo,… Y mucho senderismo por paisajes paradisiacos. He estado en ciudades grandes, muy grandes y otras pequeñas, muy pequeñas. Me lancé por la tirolina más larga del mundo que está en Puerto Rico.
Confieso que cuando comencé el año, no tenía muy claro qué iba a ser de mi y todo ha ido, poco a poco, viento en popa. Creo que lo comencé de una buena manera, distinta a como lo había hecho hasta ahora. Empecé 2016 en el desierto del Sahara marroquí, con un viaje solidario durante el cual, además de disfrutar del paisaje y todo el entorno, donábamos medicamentos, ropa y material escolar a colegios, asociaciones y distintas familias de la zona. Eso me hizo sentirme segura de que 2016 sería un buen año y la verdad que no puedo quejarme.
En este 2016 he tenido tiempo para disfrutar del trabajo, de los amigos y de la familia, más que nunca. No tengo un trabajo estable pero la verdad, lo he tenido y tampoco me apetece ahora, aunque a mi madre esto no le haga mucha gracia y no termine de entenderme, pero cuando le enseño este vídeo, me comprende un poco más.
Especial mención a mis amigas de Madrid y Barcelona, donde sé que siempre que lo necesite, tengo casa. Igual que ellas saben que tienen una en el sur del Mediterráneo español.