Resumen de uno de los mitos centrales del Popol Vuh: el mito de Huanahpú e Ixbalanque

Por Víctor Barrera Alarcón
El Popol Vuh se trata de uno de los libros sobre mitología maya más famoso que ha llegado hasta nuestros días tras las contínuas quemas de la mayor parte de los libros-códice de los antiguos mayas ordenadas por el fraile inquisidor de la orden franciscana fray Diego de Landa Calderón. Se le ha llegado a denominar como "la Biblia de los antiguos mayas" y, en cierto modo, este apodo le viene como anillo al dedo pues en él encontramos los mitos de la creación del mundo y de todos los seres que viven en él. El ejemplar original que disponemos hoy en día fue escrito en las tierras altas de Guatemala en maya-quiché por un noble indígena en el siglo XVI (es decir, casi medio siglo después de la conquista española), no obstante, para una mejor comprensión del texto y pese a estar escrito en quiché, el autor empleó nuestro alfabeto latino y no los símbolos jeroglíficos uoj tan característicos de la escritura maya.
No obstante, hoy voy a compartir un pequeño resumen de uno de sus mitos más famosos y que, posiblemente, muchos de los lectores ya conozcan: los juegos de pelota en el Xib´alb´a por parte de diversos héroes:
Este relato comienza con la historia de dos héroes gemelos convocados por los maléficos "Príncipes de la Muerte", que reinan en lo más profundo y oscuro del Xib´alb´a, para disputar un partido de juego de la pelota. Pese a lo que acostumbramos esperar de dos protagonistas de un mito, los dos héroes perderán el partido y los Príncipes de la Muerte deciden sacrificarlos como precio a pagar por su fracaso. El primero de los dos gemelos será decapitado y su cabeza será colgada en las ramas de un árbol estéril que, florecerá repentinamente según se le cuelgue el macabro trofeo, siendo este el origen del táparo (fruto comestible de planta arecácea con el mismo nombre típica de las junglas tropicales y subtropicales), es decir, vemos como la cabeza del héroe sacrificado devuelve al árbol su fecundidad perdida. Por desgracia, la historia nada nos dice del destino del segundo gemelo.
Este árbol cuya fecundidad le había sido devuelta mediante la intervención cuasi divina de nuestro héroe pasará a ser considerado como un árbol-tabú para todos los habitantes del Xib´alb´a con la correspondiente prohibición de acercarse a él. Pese a la prohibición, una joven hija de uno de los más altos nobles del Xib´alb´a decide sentarse a la sombra del árbol y hablar con este silencioso confesor. Podemos llegar a imaginar la sorpresa de la joven cuando descubre que el árbol es capaz de contestarla y, llegado cierto momento, le hace una peculiar petición: pedirá que acerque su mano a uno de los frutos, petición que la muchacha aceptará de buena gana pues, ¿qué le podría pasar por tocar un fruto?. Entonces, el fruto parlante (que recordemos que no es más que la cabeza de nuestro héroe transformada en táparo) escupirá sobre la mano de la joven, consiguiendo de esta peculiar forma fecundar a la muchacha.
El padre de la joven no tardará en enterarse de que su hija está embarazada y, para mayor humillación, el hijo que espera es de uno de los enemigos de todo el reino del Xib´alb´a. La ira del padre llegará hasta tal punto que ordenará sacrificar a su hija pero, he aquí que ella conseguirá conciliarse con sus verdugos, que la permitirán escapar. Concluirá su epopeya de huida del Xib´alb´a con la llegada a la tierra de origen del héroe que la había fecundado (en este caso se afirma que su lugar de origen es algún punto de las tierras altas de Guatemala, pero no hemos de olvidar que el único Popol Vuh que nos ha llegado fue escrito en esa zona, por lo tanto podemos suponer que el lugar de origen de los héroes podría ser variable dependiendo de dónde se contara la historia).
El relato terminará con la venganza de los descendientes del héroe convertido en árbol, sus hijos Hunahpú (Joven Mago) e Ixbalanque (Pequeño Brujo) que, al igual que su padre y su tío antes que ellos, descendieron nuevamente a Xib´alb´a para (entre otra larga serie de pruebas) disputar un nuevo partido de pelota con los Príncipes de la Muerte consiguiendo esta vez la victoria que sus antecesores consiguieron y, al mismo tiempo, convirtiéndose ellos mismos en el sol y la luna.
Creo que la mejor forma de concluir este resumen de uno de los mitos principales del Popol Vuh es añadiendo un pequeño fragmento del mismo sobre la derrota de los Príncipes de la Muerte del Xib´alb´a:
"[Así fue vencido] el gobierno de Xib´alb´a y ello en merced a los prodigios de los Engendrados. Tiempo atrás, la gloria de las gentes de este país no era tan grande, pero gustaban de hacer la guerra a los hombres; sus espantosos semblantes eran malvados y de ellos se decía que tenían el corazón solapado y que eran envidiosos, blancos y negros, y dominadores. Aquellas gentes de Xib´alb´a, las de los búhos, se frotaban el rostro con colores. (...) Pero su dominación no duró gracias a Huanahpú [Joven Mago]  y a Ixbalanque [Pequeño Brujo]."