Pobre Dios, que siendo la inspiración activa de este libro, lo hizo de manera tan penosa...
Aquí van esas diferencias:
-Mateo: las mujeres (las dos Marías) van a ver el sepulcro; se produce un terremoto; baja un ángel del cielo; remueve la piedra de la entrada de la tumba y se sienta en ella; y deja a los guardias "como muertos".
-Marcos: las mujeres (las dos Marías, y Salomé) van a ungir el cuerpo de Jesús; no hay terremoto; la piedra de la entrada ya está quitada; un joven está dentro del monumento sentado a la derecha; y los guardias se han esfumado.
-Lucas: las mujeres, que siguen llevando ungüentos, son las dos Marías, Juana -que sustituye a Salomé-, y "las demás que estaban con ellas" (es decir: que aquí van, como mínimo, cinco); tampoco hay terremoto ni guardias; se les presentan dos hombres, aparentemente procedentes del exterior del sepulcro; se les anuncia que Jesús se les aparecerá en Emaús y no en Galilea, tal como se dice en los dos textos anteriores; y Pedro da fe del hecho prodigioso.
-Juan: Sólo va María (la Magdalena), que no va a ungir el cadáver; no ve a nadie en el sepulcro y corre a avisar no a uno sino a dos apóstoles, que certifican el suceso; después de esto, mientras María llora fuera del sepulcro, se aparecen dos ángeles, sentados en la cabecera y los pies de donde estuvo el cuerpo de Jesús; y este se le aparece a la mujer en ese mismo momento.
En lo único que coinciden todos es en la desaparición del cuerpo de Jesús y en la vestimenta blanco/luminosa que llevaba el transformista ángel/joven/dos hombres/dos ángeles. (Fuente: "Mentiras Fundamentales de la Iglesia Católica", Pepe Rodríguez)
Esto no hay Dios que se lo trague.
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