Ayer tuve la oportunidad de recuperar de las pilas de libros acumulados en mi escritorio dos títulos de Victoria Pineda, a quien hoy he acompañado en su concurso para la obtención de una plaza de catedrática de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Esos libros eran hoy dos evidencias más de los muchos méritos presentados por mi colega: su brillante ensayo Écfrasis, exemplum, enárgeia. Luis Cernuda y la poesía de la evidencia (Madrid, Calambur Editorial, Col. Selecta Philologica, 8, 2018) y su traducción de la colección de nueve cuentos reunidos bajo el título de En la frontera del color (Tegueste, Tenerife, Baile del Sol, 2014), del escritor y activista afroamericano Charles W. Chesnutt (1858-1932), a la que Victoria puso una nota preliminar en la que destacaba al autor como «uno de los primeros escritores negros que gozó del favor del público y de la crítica en un ambiente literario y social predominantemente blanco, cuando las esperanzas suscitadas a raíz de la emancipación de los negros después de la Guerra de Secesión empezaban a difuminarse» (pág. 9). Feliz jornada de celebración académica. Recoloco esos libros sobre los que no llegué a escribir aquí y remuevo notas y apuntes de meses atrás, como vestigios de un tiempo lleno de intensidad y asombro en lo más cotidiano. Por ejemplo, una noche se rieron de mí por llevar este libro en la mano: Curvas de nivel. Artículos 1997-2017 (Sevilla, La isla de Siltolá, 2018), de Jordi Doce. Bueno, nadie sabía de qué libro se trataba; pero era un libro en un lugar extraño, en una situación poco propicia para leer; y me sigue llamando mucho la atención que la gente se preocupe o se fije en si llevas corbata un día sin motivo, en si vas de la mano de un amigo o si has comprado el ABC cuando tú eres de toda la vida de La Vanguardia. De algo habrá que hablar, dirá el otro. Septiembre. Tardé bien poco en reservar dos habitaciones en un hotel de Vigo, otra en uno de Madrid para un sábado de ese mes, un billete de ida y vuelta en el AVE de Madrid a Barcelona y un NH en la calle Valencia 105 de Barcelona para estar con mi hijo. La anotación ponía «Qué tontería publicar esto». La crítica de urgencia. Es tal la rapidez con la que la crítica se hace eco, por razones editoriales, de las novedades, que no da tiempo a veces a leer las obras de las que todas las semanas te hablan suplementos y otras publicaciones. Ocurre que los suplementos o la crítica de urgencia cumple un papel importante en las conversaciones de muchos lectores que hablan sobre lo mal que ha puesto alguien la novela que acaba de aparecer o lo bien que la ha puesto otro, pero ninguno ha leído la novela de la que se habla, porque, evidentemente, estamos a otras cosas y no hay tiempo. Dedicado a Jaime Naranjo, padre. Algo así como Moñino y las bibliotecas particulares. «Para llenar un gran hueco en la bibliografía nacional haría falta que alguien se ocupase en recoger noticias sobre bibliotecas particulares y públicas de antaño» (A. Rodríguez-Moñino, Historia de una infamia bibliográfica. La de San Antonio de 1823. Realidad y leyenda de lo sucedido con los libros y papeles de don Bartolomé José Gallardo. Estudio bibliográfico, Madrid, Editorial Castalia, 1965, pág. 14). Y no tanto de antaño, sino las actuales; la cantidad de bibliotecas que hoy están sin catalogar —o no hechas públicas por sus dueños. He hablado tanto de esto con mi apreciado Manuel Márquez de la Plata… Anagrama. Una persona a la que quiero mucho me ha dicho que está en un parque, que no le pasa nada, que no siente malestar alguno, ni picor en los ojos, ni reprensión de estornudar. Se me ha ocurrido que un anagrama, que es el cambio en el orden de las letras de una palabra que da lugar a otra, me vendría bien para decirle su bien. Vamos, que «Cuando desapareció la alergia, llegó la alegría». Apuntamientos de varias cosas. Ayer anocheció triste el día y esta mañana la secuela tuvo como lema unos versos de César Vallejo y el título de un poema, «Despedirse», de Margarit. Unamuno presente en un poema de Luis Rosales, que cerró así:«que no te falte yo como me faltas». Habitación 214. Una cita: «En la forma consiste el arte» (Amor y pedagogía). Un pasillo de hotel ocupado por los carros de la limpieza diaria. Nueve y media de la mañana. Un verso («Sólo soledad sonando») y unas palabras escuchadas en la radio de una reportera con un recuerdo de infancia, porque alguien le dijo de niña que «Cuando no sepas si lo que vas a hacer está bien o mal, piensa en si podrías contarlo». Así, retales. En este mes de julio que empieza a ser caluroso; qué bien, qué tarde.