Hoy todo gira al compás de mi alma. En una pincelada de arena y sal he visto mis días pasados, mis dramas almibarados, mis sueños disfrazados. En la orilla de mis recuerdos la juventud regresa y me devuelve la fuerza, los restos de rebeldía. Una prolongación de mi misma se reconcilia con sus horas más bajas, con esa niña que dejé abandonada. Sin testigos decido girar y atrapo esencias de juventud, pedazos de mi parte más pasional, crítica, demoledora, indomable. Todo lo que fui, todo lo que no pude ser, las cosas que se perdieron por el camino. Es un breve pero imprescindible viaje de vuelta al pretérito más imperfecto de todos, al de la inexperiencia en forma de ingenuidad y descarnada valentía. La prudencia parece habérselo tragado todo en el naufragio pero el mar me devuelve la rabia, la intensidad de lo vivido, la insubordinación en su estado más puro, una pluma disidente que no se conforma con medias tintas. Ahora cuestiono la vida, reafirmo sus imperfecciones, me libero de etiquetas sociales. No quiero vivir enlatada, quiero ser cien por cien natural, escribir lo que siento, sentirme libre para expresar lo que llevo dentro. Retazos de juventud, con las ilusiones siempre brillando... allá, en lo alto.