Retención de líquidos con Amlodipino y Verapamilo

Por David355

El uso de antagonistas o bloqueadores de los canales de calcio es una práctica terapéutica que ha conseguido reducir drásticamente el impacto de los accidentes cardiovasculares sobre la población. Generalmente utilizados cuando los IECA o los ARA 2 no han conseguido tratar y controlar el aumento de la presión arterial. El amlodipino o el verapamilo son medicamentos muy usados en consulta en aquellas personas de alto riesgo, sin embargo, muchos de los pacientes muestran cierta preocupación por algunos de los efectos adversos que producen estos fármacos, especialmente la retención de líquidos.

Mecanismo de acción de amlodipino y verapamilo

Dentro de la familia de las dihidropiridinas encontramos al amlodipino, nifedipino, nicardipina... Que actúan bloqueando los canales de calcio de forma selectiva, más activos en los vasos periféricos. Verapamilo y diltiazem, que no pertenecen a la familia de las dihidropiridinas actúan del mismo modo pero más activamente sobre el corazón. La reducción de la resistencia periférica vascular que ofrecen estos medicamentos aumenta el campo de prevención de multitud de patologías cardíacas como la angina de pecho, hipertrofia ventricular, trombo, arritmias o infarto agudo de miocardio.

Al disminuir las concentraciones de calcio a nivel intracelular, se consigue un efecto relajante sobre la musculatura lisa de los vasos sanguíneos. El calcio se comporta como un catión excitatorio capaz de desencadenar una contracción muscular, asimismo facilita la llegada de plaquetas, directamente involucradas en la formación de coágulos.

Si la sangre viaja con mucha fuerza por nuestro sistema circulatorio, ejerciendo intensas presiones sobre la capa íntima de arterias, venas y capilares promocionamos la aparición de microhemorragias vasculares. Este acontecimiento, inmediatamente dispara la cascada de coagulación con la correspondiente llegada de plaquetas, macrófagos, neutrófilos, colesterol, moléculas de fibrina... Es de vital importancia minimizar la formación de estos coágulos y más en personas de alto riesgo.

¿Voy a retener líquidos si tomo Amlodipino o Verapamilo?

La pregunta del millón. Probablemente no.

El uso de estos medicamentos no representan una causalidad directa de edemas, retenciones de líquidos o hinchazón en las extremidades, sin embargo, muchas personas son propensas a padecer este tipo de inconvenientes.

La explicación es la siguiente: Al relajar la musculatura lisa de los vasos sanguíneos contrarrestamos la fuerza con la que la sangre viaja por el aparato circulatorio. Tanto por efecto de la gravedad como por este cambio en la presión arterial, la sangre que viaja hacia las piernas tendrá más dificultades de retornar hasta el corazón y otros órganos. Si la sangre permanece por mucho tiempo en las extremidades inferiores se aumenta la presión hidrostática (También sucede con frecuencia a nivel visceral). Esta vence a la oncótica con la consecuente extravasación de fluidos. La sangre se sale de los capilares sanguíneos y se queda atrapada en el intersticio. Los denominados edemas maleolares.

Esta situación es totalmente reversible. Una vez suspendido el tratamiento desaparecen. Hay que decir que el verapamilo es más problemático, ya que también reduce la motilidad intestinal incentivando el estreñimiento. Aunque su vida media es más corta que la de amlodipino, que abarca las 30-35 horas de acción.

Naturalmente, si a esto le sumamos el sedentarismo, el sobrepeso y una dieta desequilibrada las posibilidades se multiplican. Dicho esto, aunque el uso de antagonistas de los canales de calcio sean parcialmente culpables, quizás con cambios en nuestro estilo de vida podamos minimizar notablemente el nacimiento de edemas o retenciones.

El papel del magnesio

El magnesio es el único mineral capaz de pararle los pies al calcio de forma natural sin necesidad de tomar medicamentos. Los desequilibrios entre calcio y magnesio pueden acentuar el aumento de la presión arterial, las taquicardias, el insomnio o la irritabilidad. Cuando hay poco magnesio, el calcio comienza a meter las narices donde no le han llamado. La resorción ósea aumenta, las arterias se calcifican y las articulaciones se tornan más rígidas. Asimismo la presión intracraneal aumenta por esa sobrestimulación simpática, provocada por el aumento de calcio intracelular.

En muchas ocasiones, estos inconvenientes se pueden subsanar incrementando la ingesta de magnesio. El problema es que nuestra alimentación ya no tiene el magnesio que había hace cientos de años, cada día que pasa este mineral va decreciendo. Un mundo sin magnesio no es viable. Nuestras células y nuestra genética necesitan vivir con grandes cantidades de magnesio.

Presente en frutos secos, hortalizas, pescados y legumbres. Alimentos que no se consumen siquiera en las cantidades recomendadas. Aunque hayan sido empobrecidos siguen suministrando buenas dosis de este mineral. El magnesio sufre un gran decremento con el ritmo de vida actual que lo desgasta continuamente: estrés emocional, mala higiene del sueño, dietas muy altas en glúcidos, baja ingesta de proteínas, daños sobre el epitelio intestinal y excesos de calcio dietario.

Con tanta publicidad que se le ha dado al calcio ahora lo tenemos en todas partes. Agua de grifo llena de cal, multivitamínicos cargados de calcio mal proporcionado además, antiácidos, medicamentos, harinas fortificadas con carbonato de calcio... Todo está lleno de calcio y lo que es peor, algunos todavía se suplementan con calcio. Criminal.

Nuestro cuerpo sufriendo por magnesio y nosotros nada más que hacemos darle calcio a todas horas. Si deseas aliviar tu presión arterial cambio tu estilo de vida o quedarás enganchado/a a una batería de antihipertensivos de por vida.