Una vez allí, hay varios restaurantes para comer (todos tienen más o menos el mismo menú, sobre unos 16€ por persona). También tiendecitas, que en una pude comprar un imán de la isla para mi colección, y un mini pueblo amurallado desde hace más de 250 años.
Y ya que estaba, aproveché para cumplir mi reto 32, haciendo snorkel (buceo para los amigos) en sus aguas cristalinas. Lástima que a eso de las 6 comenzó a nublarse y a llover. Por lo demás, es toda una experiencia.