Reto 360º Solidarios, etapa 8: Ardales-Benaoján

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante

La noche se me hizo larga en el bungalow, ya que tenía algo de frío y no tenía nada para cubrirme, pero al menos los calambres me dieron un respiro esa noche.

Me levanté antes de que mi despertador sonara, y comencé a desayunar con las cosas que nos habían dejado en el barecillo del camping.

Pablo, convencido para recorrer otra etapa con nosotros, estaba ya en pie, al igual que Raúl; Pascal se nos uniría poco después.

No tenía con qué cambiarme o abrigarme, así que fui el primero en estar listo, y pude comprobar como el "invento" sugerido por Pablo de cargar el móvil y el GPS usando los puertos USB del portátil había sido un éxito.

Intenté contactar con mi padre, sin éxito, por lo que vendría ya en camino, y una vez estuvimos listos, salimos hacia Ardales, envueltos aun en el manto de la noche.


El amanecer en el camping revelaba unos paisajes ocultos durante la noche


Cuando llegamos a Ardales vimos varios mensajes de mi padre, que estaba en el camping, pero, como por suerte no estaba lejos, no tardó en llegar y pude cambiarme.

Mientras tanto llegó Paco, con una sorpresa...


El gran Paco Contreras aka "Súper Paco" nos acompañaría en el comienzo de esta etapa

Nada más llegar mi padre me dirigí al bar más cercano para cambiarme, y tras optar por malla y camiseta de manga corta con manguitos (el día amanecía más suave que en jornadas anteriores), nos echamos una foto juntos.

Un honor compartir instantánea con estos cracks, todos ellos

Nos cruzamos con uno de los concejales que nos había recibido la tarde anterior, que nos comunicó que la alcaldesa llegaría en breve, por lo que la esperamos y tomamos la instantánea que encabeza la crónica; instantes después, nos pusimos en marcha.

Lo primero era encontrar el camino, y como no teníamos referencia, Paco sacó su GPS de mano mientra cogíamos la bajada a mano izquierda saliendo desde la plaza del ayuntamiento, camino de la comarcal.

Pensábamos que habría que seguirla y encontrar alguna bajada hacia el Turón, pero por suerte el GPS pilló señal a tiempo y dimos la vuelta en dirección opuesta, hacia Calle Mancerilla.

Ahí nos cruzamos con el coche de apoyo de mi padre, y Pascal tuvo que dejarnos por vez primera desde el comienzo del reto... se había levantado muscularmente muy cargado y la primera bajada ya le había dejado tocados los tibiales, así que lo mejor que podía hacer era recuperar para la siguiente etapa.

Podía sentir su frustración, ya que viví en primera persona su situación al final de la etapa 5 del Reto 360º Solidarios; no se lo deseo a nadie.

Trotábamos en silencio, encontrando el primer hito tras cruzar sorbe el Turón por el Camino del Río, y fuimos avanzando en paralelo al mismo, mientras poco a poco nos íbamos alejando de su cauce.

El trote pronto se tornó marcha, debido a la larga pendiente que afrontábamos, no muy pronunciada, pero lo suficiente para nuestras ya bastante maltrechas piernas, y Pablo, Paco y yo echamos a andar.

Súper Paco venía un poco más rezagado, con un buen trote apoyado con una vara, por lo que en un momento nos alcanzó... y siguió... y siguió... protagonizando el momento más divertido de la jornada.

Visualizadnos en una larga recta en pendiente con campos de cultivo a ambos lados y el Castillo del Turón al fondo; Pablo, Paco y yo en paralelo, andando y Súper Paco a unos 50 metros... 25... 10... y a nuestro lado.

Continúa con su trote y aunque el ritmo que llevamos es de poco más de 9 minuto el kilómetro, nos pasa con energía; ahí, Paco lo llama en una, dos, y cuando ya nos saca 50 metros él a nosotros, por tercera vez.

¡No se había dado cuenta de que íbamos en pendiente! iba tan concentrado en el ritmo que se había evadido por completo y porque le avisamos, que si no nos deja atrás.

Nos pusimos todos en grupo y comenzamos a charlar sobre el Castillo del Turón, que pronto dejaríamos atrás a mano izquierda, y la Sierra de Alcaparaín, de la que Súper Paco es gran conocedor.

Paco le había pedido a su padre que no recorriese más de 4-kilómetros con nosotros, ya que pronto arrancaría el calor y él tendría que volver y continuar con su jornada; no obstante, hacía varios minutos ya que habíamos dejado atrás los 4 kilómetros.

Finalmente pasados por pocos metros los 5 kilómetros, Paco convenció a su padre para volver, aunque vista la energía que llevaba, era capaz de llegar con nosotros a Benaoján sin problema.


Selfie con un grande, ejemplo de superación, humildad y grandeza en todos los sentidos

Tras despedirnos de Súper Paco el ritmo fue tranquilo durante lo dos-tres kilómetros siguientes, en los que fuimos ascendiendo y acercándonos al pinar.

Fuimos poniendo al día a Pablo del transcurso de las diferentes etapas del Reto 360º Solidarios, y Pablo nos presentó un proyecto suyo que lleva tiempo rondándole, una circular al "Sendero del Sol", el Sulayr, algo más de 300 kilómetros de senderos a gran altitud bordeando toda Sierra Nevada.

El propio Iván Ortiz se ha enfrentado en dos ocasiones al mismo, de momento, sin éxito.

Pablo plantea dos vertientes, hacerlo por relevos junto a otros corredores de gran nivel, para completarlo en un tiempo récord difícil de ser batido, o realizarlo de forma conjunta en modalidad non-stop y en autosuficiencia, si puede ser; de todas formas, el avituallamiento es precisamente una de las mayores "pegas" junto a la elevada altitud media y oscilación térmica para realizar una circular realmente exigente, quizás, de las más exigentes de la península.

Planteando alternativas, problemas y soluciones para ese reto y sin darnos cuenta, echamos a correr, y cuando le hice caso al GPS estábamos rondando un ritmo de 6 minutos el kilómetro; increíble para lo que llevábamos encima, sobre todo Paco y yo.

Mientras charlábamos un ciclista nos adelantó, nos deseó fuerzas y nos echó una foto antes de continuar; increíble el seguimiento y apoyo de la gente al reto, hasta en una loma a 600 metros en mitad de un pinar había alguien dispuesto a darnos ánimos.

Como pronto volvieron los repechos, alternábamos carrera con trote, e incluso marcha en las pendientes más pronunciadas, y poco a poco me fui quedando un poco atrás, aunque lo suficientemente cerca como para ir atento a la conversación.

Paco y Pablo iban comentando temas de lo más diverso, desde vías ferratas y lugares para practicar escalada o espeleología hasta la marcha de Gordillo o el Restaurante Casa Pepe de despeñaperros, y así, charlando, corriendo y trotando y tras cruzarnos con numerosos coches de la Junta de Andalucía, comenzamos el descenso.

Los pinos, enebros y sabinos dieron paso a los olivos y algún que otro almendro, y ya con El Burgo al fondo tuvimos otra de las anécdotas de la jornada...

Bajábamos a cerca de 5:30, impulsados por el terreno, cuando de pronto, de mitad de la nada, alguien comenzó a animarnos... inicialmente.

"¡Vamos co*o, eso es correr! ¡Venga venga, buen ritmo! ¡Si queréis hacer deporte de verdad subid aquí al cerro a coger aceitunas!"

Un grupo de agricultores, a los que agradecimos el ofrecimiento, nos observaba desde la ladera izquierda de la montaña.

La señalización en este primer tramo no había estado mal, había varios tramos sin marcar pero era de cajón que había que seguir la ancha pista principal, sin embargo, al llegar a la zona de los cortijos si que echamos en falta algo más de señalización.

Accedimos a El Burgo por el Callejón Laderas tras 24 kilómetros y cerca de 4 horas, y nos encontramos el ayuntamiento casi sin querer, tras cruzarnos con varias personas que, curiosamente, llevaban el girasol de la Fundación Cudeca...

Allí estaban Raúl, mi padre y Pascal, con una hucha prácticamente a rebosar, y avisaron a las autoridades de nuestra llegada; ¡si hasta se les habían acabado los girasoles, con razón!


Enorme la generosidad de El Burgo; en la foto, las autoridades locales con nosotros

Tenían un buen avituallamiento montado, pero como teníamos también algo de hambre, nos dirigimos al Bar El Porra, donde terminamos de avituallarnos y pudimos descansar las piernas un rato.

Mientras nos acabábamos un bocata y el arroz con leche de los padres de Pablo, éste llamó a su madre para decirle que seguramente mañana también vendría con nosotros, pero ya se encargó mi padre de interceptar la llamada y comunicar a esa buena señora el "secuestro" de su hijo.

Nos pusimos en marcha una vez preparados y tras despedirnos, por la A-366 en dirección al mercadillo, nos dimos cuenta de que no había hitos del GR...

Bajamos a los Huertos de Naveles, y mientras debatíamos si cruzar o no los cortijillos para trochar hacia el río, una lugareña nos indicó el camino a seguir, exactamente en dirección opuesta a por donde veníamos.

Dimos la vuelta y otro rodeo, ya que la pasarela por la que se cruza en la Animal Trail había sido desplazada, y tras cruzar el puente dimos con el buen camino.

Fuimos ascendiendo suavemente por la rivera del río, contemplando la evolución de la montaña a nuestra izquierda y los diques en el río a nuestra derecha, resguardados del sol y refrescados por la humedad.

Fue un tramo precioso que se me pasó realmente rápido, distraido tanto por el paisaje y las vistas como por las decenas y decenas de trabajadores forestales que nos fuimos cruzando, cortando, podando y limpiando el monte.

Tras vadear el Turón el panorama cambió totalmente, cruzamos al otro lado del valle y dejamos atrás la densa arboleda para penetrar en un terreno de arbustos y matojos.

Ahí nos dimos cuenta de lo espectacular que hubiese sido haber ido grabando en diversos puntos durante las diferentes etapas, ya que el vídeo resultante mostraría contrastes increíbles y parajes sin igual sin necesidad de abandonar la provincia; para la próxima aventura, Paco se ofreció a grabar, nos falta un editor y alguien que vaya publicando al final de cada etapa, si alguien con conocimiento y voluntad se anima, que nos escriba.

Fuimos ascendiendo poco a poco hacia la Torre de Lifa, en un tramo donde me descolgué de todo al atravesar una senda pedregosa por la que me costaba mucho avanzar con los huaraches, pero como mis compañeros me fueron esperando, llegamos juntos al Cortijo de Lifa.


Parte del camino recorrido en una etapa, de nuevo, bastante montañosa


Selfie cercana al Cortijo de Lifa


Buena foto, lástima no tener una cámara de mano de calidad cuando se necesita


La Torre de Lifa

Cuando el pedregoso camino se tornó terráceo, llegando ya al Cortijo de Lifa, alcancé a mis compañeros, y fuimos ascendiendo juntos camino del Puerto de Lifa.

Tuvimos que atravesar rebaños de ganado especialmente numeroso, pero sin ningún problema con las cabras ni con los perros pastores, y tras un par de trochas especialmente "buenas" (salvamos algún kilómetro metiendo bastante desnivel positivo), en un momento nos plantamos arriba del todo.

Poco antes de comenzar la bajada nos encontramos con el "piercing" de una oveja, y aprovechamos para hacer un breve alto y beber un poco.

Hacía mucho calor, pero ya quedaba poco para Ronda.

Pablo nos fue preguntando sobre el recorrido de los 101 y nuestras experiencias en la prueba, y charlando sobre esta mítica prueba fueron pasando los kilómetros, hasta que poco a poco, me fui quedando atrás.

Estaba ya muy cansado, con mis momentos de "subidón" y mis valles anímicos, pero entre las piedras, que me dificultaban el descenso, y mis propios demonios, que me asolaban en un momento de debilidad, se me hizo duro el trayecto.

Ya en los llanos de Aguaya empecé a encontrarme mejor, y llegando a la Venta Ramirón, me reencontré con mis compañeros, y con dos nuevos acompañantes, Francisco Arrocha, a pie, y el presidente en persona del Club de Bádminton de Ronda, que nos acompañó con su fixie.


Paco, Servidor, Pablo y Fran

La compañía me vino fenomenal, y le verme tan cerca de Ronda me revitalizó; ahora solo quedaba llegar hasta el polideportivo San Francisco para poder descansar las piernas en el avituallamiento y afrontar el último trecho hasta Benaoján.

Instantánea de Fran, poco después de alcanzarnos

Accedimos a Ronda por el Recinto Ferial, atravesamos el puente sobre la circunvalación y nos dirigimos hacia el campo de fútbol; no pude evitar que se me erizasen los vellos de la nuca al verlo,  y creo que todo aquel que haya participado alguna vez en los 101 deja de verlo como un simple campo de fútbol.

Cogimos asfalto en la Avenida Juan Pablo II, hicimos un pequeño alto en la fuente de la muralla y continuamos del tirón hasta el polideportivo, ya cercano.


Improvisado avituallamiento


Acompañantes de lujo


Inicialmente el avituallamiento estaría colocado en el ayuntamiento, pero durante esa misma mañana me habían comunicado que al final se realizaría en el polideportivo, y contaría con presencia de los medios locales y con corredores que realizarían algunos kilómetros con nosotros camino a Benaoján; no obstante al llegar al polideportivo tan solo nos encontramos con los equipos de apoyo de Mundorutas.com y mi padre, lo que me extrañó bastante.

Foto de grupo en los exteriores del polideportivo, tras el avituallamiento

El Club de Bádminton de Ronda me regaló una camiseta, y tras despedirnos de los empleados del polideportivo que tan amablemente nos habían atendido, llamé a Bartolo, concejal de deportes de Benaoján, ya que había quedado en acompañarnos y no aparecía.

Lo llamé y me comunicó que estaba en la puerta del ayuntamiento, con los de Charry TV, y allá que nos dirigimos, pero cuando llegamos solo quedaba Bartolo; por lo visto nadie les había avisado del cambio de ubicación del avituallamiento...

Nos saludamos y emprendimos la bajada por la Cuesta del Cachondeo, llegando en pocos minutos al Guadalevín.

Comenzaba ya a atardecer, y mientras Bartolo nos contaba su experiencia en el Camino de Santiago (iniciado desde Ronda, y completado hasta Finisterra a pie, a razón de cerca de 100 kilómetros diarios), pusimos rumbo al Puerto de la Muela, donde nos cogió el ocaso.

En una de las bifurcaciones Bartolo nos comentó que podíamos acortar por asfalto, así que cogimos una comarcal, y avanzando poco más adelante en paralelo a la vía del tren, nos topamos con un coche que tenía las largas puestas.

Estaba más lejos de lo que pensabámos inicialmente, y Pablo iba ya cabreado con el conductor por no apagar las luces... ¡pero resulta que nos estaba esperando!

Era Chito "speaker", nos cogió cerca de la Indiana, y aprovechó para preguntarnos como iba la aventura, saludarnos y entrevistarme brevemente.


¡Pillados in fraganti!

Continuamos el camino retomando el GR-249, que transcurría por el antiguo GR-7, paralelo al Guadiaro, y tras un prolongado descenso, ya con los frontales puestos, abandonando el GR-7 comenzamos la última subida.

Fuimos encontrándonos balizas durante bastante rato, algo que nos chocó a todos, Bartolo el primero, y llegando al desvío del PR que conectaba con la Cueva del Gato, nos pidió que dejásemos de quitarlas; eran del I Ultra Líbar Adventure, la prueba más "desorganizada" en la que he participado hasta la fecha...

Indignados con la falta de respeto al medioambiente de algunos organizadores, como es el caso (no es que se hubiesen dejado alguna, es que directamente no habían limpiado), completamos el ascenso al Puerto de Ronda, y emprendimos la bajada final en zetas por asfalto de la Marcha Cueva del Gato

Tan solo la Avenida de la Constitución y la Calle Padre José Moreno nos separaban del consistorio, donde nos plantamos tras algo menos de 10 minutos.



Últimos metros, llegando a la salida de la Marcha Cueva del Gato


Metros finales...


¡Llegamos!


Foto de familia con la alcaldesa y las autoridades locales

Tras los saludos y fotos pertinentes, aproveché que el Centro Guadalinfo estaba justo tras la mesa de avituallamiento para pasar los datos del GPS al portátil y actualizar fugazmente mis redes sociales.

La recepción fue fenomenal, e incluso nos permitieron quedarnos en el Centro Guadalinfo todo el tiempo que requiriésemos, pero no quisimos abusar de su confianza y tratamos de finalizar lo antes posible.

La pernocta estaba acordada en el polideportivo municipal, pero tras nuestra llegada nos comunicaron que habían conseguido nada menos que una casa rural... ¡ni punto de comparación!

Además, el pueblo de Benaoján se solidarizó muchísimo con la causa, terminando de llenar la hucha que había traído Natividad, de la Fundación Cudeca, la tarde anterior.

Tuvimos el honor de cenar con la alcaldesa y parte del equipo de gobierno en un bar del centro, pasando una velada estupenda, tras la cual nos dirigimos a la preciosa Casa Rural La Mina.

Tras organizar nuestras cosas, ducharnos y echar una partida al billar, decidimos poner punto y final a una jornada larga y exigente pero en la que disfrutamos de unas vistas, una compañía y unas experiencias increíbles; al día siguiente habría más, pero sería difícil que mejor...

Así finalizó la octava etapa del Reto 360º Solidarios...