Primer y único reto del año: la trilogía de Nueva Zelanda de Sarah Lark.
Llevaba mucho deseando leerla pero siempre lo iba posponiendo por otras lecturas algo más cortas que las más de setecientas páginas de cada libro de la trilogía Nueva Zelanda. Por eso me lo plantee como el reto de 2013, lo que ignoraba era que no podría dejar de leer en cuanto empecé el primer libro.
Con un estilo muy fluido y envolvente la autora me ha llevado a un país hasta entonces prácticamente desconocido para mi: Nueva Zelanda. He sonreído y me he cabreado con Sarah Lark por castigar tanto a algunos de sus personajes. En pocas palabras, en ningún momento me he aburrido.
Sus tres novelas tienen un punto en común, además de desarrollarse en Nueva Zelanda, y es que sus protagonistas son las que llevan todo el peso de la trilogía. Todas sus mujeres son fuertes y aprenden a base de luchar y enfrentarse a los desafíos que se les plantea, a las normas o a los hombres que las rodean.
Árbol genealógico Warden-O'Keefe
Además de haber creado historias verosímiles, también ha trazado un retrato histórico que enmarca las vidas de sus personajes, desde las granjas ovejeras a las minas de oro o carbón, pasando por los burdeles o el lento pero seguro desarrollo de las ciudades, sin olvidar la Primera Guerra Mundial o las relaciones entre los colonos y los nativos.
Sarah Lark ha enamorado a millones de lectores con esta trilogía, y no es de extrañar, por su maestría a la hora de trazar elaboradas tramas bien urdidas, con personajes bien perfilados y un ritmo, aunque algunas veces algo irregular, pero eso depende de lo que cada uno espera encontrar no por errores de la autora, ágil y muy ameno. Mi única pega ha sido despedirme de todos sus personajes. Solo me queda esperar con impaciencia su siguiente trilogía.
Si queréis saber más, os dejo los enlaces de las reseñas que Patri, hace unos meses, y yo hemos ido publicando:
- El país de la nube blanca
- La canción de los maoríes
- El grito de la tierra